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sábado, 11 de abril de 2015

El segundo renacimiento austriaco

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Cuando se realizó la primera Austrian Scholars Conference en 1992, estábamos al inicio de la economía de la gran burbuja que nos trajeron Alan Greenspan y  Ben Bernanke y sus asociados de la Fed. Esta brillante y burbujeante “nueva economía” ha seguido finalmente el camino de todas las burbujas de la economía en la historia, desinflándose en agua sucia y girando lenta pero firmemente hacia el desagüe recesionista. Pero ha dejado en su aparición algo verdaderamente asombroso, algo que nunca podíamos haber previsto: un segundo renacimiento austriaco.
El primer renacimiento austriaco floreció en 1974 como consecuencia de la coincidencia de dos acontecimientos únicos. En junio, un grupo de 30 economistas y estudiantes de grado austriacos se reunieron en la aldea de South Royalton, Vermont. (Algunos participantes todavía juran que el lugar estaba embrujado, pero esa es otra historia). En octubre, Friedrich Hayek, un discípulo de Ludwig von Mises y eminente economista, ganó el Premio Nobel de Economía por su precursor trabajo teórico sobre el dinero, el capital y los ciclos económicos. Pero a pesar de estos acontecimientos, la teoría económica austriaca no dejó mucha impresión en la economía de la corriente principal. Tampoco registró avances en el periodismo económico ni en los comentarios financieros diarios.
Hayek y Murray N. Rothbard, el principal seguidor de Mises en Estados Unidos, fueron relegados a las áreas “blandas” de la economía, como metodología, economía política y filosofía social. Es verdad que algunos economistas de la corriente principal admitieron que los austriacos hacían críticas agudas a la metodología positivista y realizaban una defensa provocativa, aunque extrema, contra el socialismo y a favor de la economía de mercado. Pero la propia teoría económica austriaca fue, o bien completamente ignorada o rechazada como atrasada y anticuada. Así que muchos jóvenes austriacos abandonaron pronto completamente la investigación de la teoría económica técnica y derivaron hacia la metodología y la comparativa de sistemas económicos, donde al menos podían escucharse sus opiniones. Desgraciadamente, los altaneros teóricos de la corriente principal consideraban estas áreas las aguas muertas intelectuales de la economía, cuyos habitantes eran meros ensayistas.
“Reconociendo la incapacidad de sus sofisticados modelos de predecir o incluso explicar el colapso financiero y la consecuente Gran Recesión, los principales teóricos macroeconómicos del momento han vuelto al simple keynesianismo en bruto.”
Ahora todo eso ha cambiado con la repentina implosión de la falsa prosperidad que se había construido sobre más de una década de bajos tipos de interés e inflación de dinero fiduciario. Sin una conferencia importante o la fanfarria de otro ganador del Premio Nobel, ha aparecido espontáneamente un segundo renacimiento austriaco a partir del fracaso de los macroeconomistas de la corriente principal en explicar adecuadamente la inflación y la explosión de las burbujas tecnológica e inmobiliaria. El consecuente colapso y el rescate de la Fed, así como la virtual nacionalización de todo el sector financiero también pillaron a los macroeconomistas completamente por sorpresa, invalidando su teoría de la banca central y la política de estabilización monetaria que había sido desarrollada tan cuidadosamente en incontables artículos en periódicos desde la década de 1980.
Podemos situar casi exactamente el segundo renacimiento austriaco en el otoño de 2008. Desde entonces, el uso de recursos en línea en Mises.org se ha doblado de golpe respecto del año anterior, pues inversores, comentaristas de medios de comunicación o el público en general buscaban frenéticamente respuestas en todas partes mientras veían cómo una institución financiera emblemática tras otra caían en la bancarrota. Además, los austriacos se han beneficiado por libros superventas, figuras públicas que defienden su causa, importantes expertos financieros que defienden el punto de vista austriaco, nuevas herramientas de investigación disponibles por medios digitales y una explosión de nuevo interés en las nuevas generaciones.
Afortunadamente al contrario que el primero, el segundo renacimiento de la economía austriaca se ha centrado en la teoría económica de Mises, Hayek y Rothbard. Paul Krugman y Brad DeLong, dos eminentes ultra-keynesianos, se sienten ahora obligados a aprender y tratar de refutar la teoría austriaca del ciclo económico. Otros macroeconomistas, como Lee Ohanian de UCLA, reexaminaron los datos históricos y descubrieron que Rothbard tenía razón acerca de las causas de la severidad de la Gran Depresión. En un artículo publicado en una de las principales revistas teóricas de la corriente principal, el Journal of Economic Theory, Ohanian concluía:
“Mi análisis también ofrece un teoría de por qué un gasto nominal bajo (una demanda agregada deficiente) generó una depresión tan grande en la década de 1930, pero no a principios de la de 1920, que fue un periodo de una deflación comparable, pero en el que las empresas industriales recortaron considerablemente los salarios nominales. En ausencia del programa de Hoover, mi análisis indica que la Depresión habría sido mucho menos severa. La década de 1930 habría sido sustancialmente mejor económicamente si el gobierno no hubiera adoptado programas que aumentaron artificialmente los salarios reales en los mercados industriales de mano de obra y vetaron que dichos mercados se liquidaran”.[1]
Reconociendo la incapacidad de sus sofisticados modelos de predecir o incluso explicar el colapso financiero y la consecuente Gran Recesión, los principales teóricos macroeconómicos del momento han vuelto al simple keynesianismo en bruto. Piden cada vez más estímulos fiscales y monetarios a través de déficits masivos y tipos de interés cero. Estas políticas tradicionales de estímulo han fracasado en encender una recuperación fuerte, aún cuando se han implantado a una escala masiva.
Pero el fracaso manifiesto de dichas políticas no ha dado pausa a sus defensores, sólo les ha incitado a proponer planes cada vez más extravagantes. Una propuesta de este tipo se inspiraba en el excéntrico monetario Silvio Gesell, a quien Keynes calificó una vez como un “extraño y excesivamente olvidado profeta”. La versión moderna del plan de Gesell reclama un impuesto sobre los depósitos del banco público y las existencias de divisas como medio para llevar a los tipos de interés nominal por debajo de cero y así estimular el gasto total.[2]
La única alternativa coherente a esta extravagancia keynesiana y monetaria es la teoría austriaca monetaria y del ciclo económico. Es la repetición de la década de 1930. El polvo se ha posado y se ha aclarado el desastre de la macroeconomía moderna y de nuevo los hayekianos se enfrentan a los keynesianos en el campo de batalla intelectual. Realmente este mensaje ha llegado hasta el ciudadano medio en la sensación que supone el video en línea del rap de Keynes y Heyek, “Fear the Boom and Bust”,  producido por John Papola y Russ Roberts.
Es importante señalar que la renovación del interés por la teoría austriaca podría no haberse producido o haberse esfumado rápidamente si no hubiera habido recursos para apoyarla. Estos recursos intelectuales los ha aportado el Instituto Mises, que ha mantenido viva casi en solitario la tradición austriaca de los análisis monetarios y el ciclo económico.
Abundan los ejemplos. America’s Great Depresión, de Rothbard, se ha mantenido impresa y se lanzó una segunda edición de su Mystery of Banking en 2008. Prices and Production and Other Works, una recopilación de los escritos teóricos más importantes de Hayek, mucho tiempo agotada, se publicó en 2008. A ella le siguió en 2009 A Tiger by the Tail, una edición resumida de extractos de la obra de Hayek, ajustada a la audiencia popular. El Instituto Mises también publicó nuevas perspectivas en macroeconomía austriaca, siendo la más notable el tratado de Jesús Huerta de Soto, Money, Bank Credit, and Economic Cycles, publicado en 2006 y, en una segunda edición, en 2009. Además, el Instituto Mises ha puesto disponibles en línea casi todos los trabajos importantes en teoría económica austriaca que se han publicado desde la fundación de la escuela por Carl Menger en 1871.
El resultado de toda esta preparación material e intelectual es que la batalla entre austriacos y keynesianos probablemente se resuelva de forma muy diferente esta vez. Los austriacos están bien armados con armas teóricas sólidas y verdaderas que han sido renovadas y mejoradas desde las disputas de la década de 1930. El keynesianismo en todas sus variantes ha sido intentado repetidamente y ha resultado inútil. Ha perdido su ventaja táctica: ya no es nuevo y nunca fue verdad. Sus líderes intelectuales están en desorden y confusión. El largo plazo está llegando para el keynesianismo y está listo para ser enterrado.
Así que este año la Austrian Scholars Conference significa algo especial. Nos hemos reunido, no para enseñar y aprender unos de otros, sino establecer la agenda para la futura ciencia económica.
[Este artículo es una adaptación de las observaciones preliminares realizadas por el primer coautor en la Austrian Scholars Conference, celebrada del 11 al 13 de marzo en Auburn, Alabama. Tanto las intervenciones orales como el artículo escrito son el producto conjunto de ambos coautores.]
Pies de página
[1] Lee Edward Ohanian, “What — or Who — Started the Great Depression?” Journal of Economic Theory, vol. 144, número 6 (2009) pp. 2310–2335. Una versión prepublicada del artículo disponible aquí. La cita del texto aparece en la página 26 de esta versión.
[2] Ver N. Greg Mankiw, “Reloading the Weapons of Monetary Policy”, Blog de Greg Mankiw: Random Observations for Students of Economics (19 de marzo de 2009); Willem H. Buiter, “Overcoming the zero bound on nominal interest rates: Gesell’s currency carry tax vs. Eisler’s parallel virtual currency: Discussion of Mitsuhiro Fukao’s ‘The effects of “Gesell” (currency) taxes in promoting Japan’s economic recovery’”, International Economics and Economic Policy, Volumen 2, Números 2–3 (Noviembre de 2005): pp. 189–200; y Marvin Goodfriend, “Overcoming the Zero Bound on Interest Rate Policy”, The Federal Reserve Bank of Richmond Working Paper Series (Agosto de 2000).
Publicado el 18 de marzo de 2009.

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