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domingo, 19 de abril de 2015

Grecia, cinco años después



MARÍA VEGA
http://www.elmundo.es/economia

Un lustro y cerca de 350.000 millones de euros después (sumando las ayudas de los dos rescates y la condonación de 106.000 millones de deuda privada),Grecia sigue sin futuro económico. El próximo jueves, 23 de abril, se cumplirán cinco años desde que Atenas pidió formalmente ayuda a sus socios del euro y la suspensión de pagos sigue atenazando a un país que parece abocado a pedir un tercer rescate con el que no logrará acallar a las voces de quienes piensan que nunca podrá devolver su deuda.
Como si el tiempo no hubiera pasado, estos días vuelve a hablarse en Europa de una posible quiebra de Grecia e incluso de su salida del euro, un desenlace que el mercado bautizó en 2012 como Grexit. Tras el periplo de Alexis Tsipras, por Rusia -un país cuya situación financiera plasman las agencias de calificación con una nota debono basura-, el único y disparatado plan que parece tener el Gobierno griego bajo la mesa para evitar un humillante tercer rescate es reclamar a su principal acreedor, Alemania, el pago de 278.000 millones de euros por las reparaciones de la ocupación nazi durante la II Guerra Mundial. Sin entrar a valorar la grotesca idea, es curioso detenerse en la cifra que solicita, pues sería suficiente para saldar la deuda de unos 260.000 millones de euros que Grecia ha contraído en estos años con Europa y el FMI.
Desde que Syriza llegó al poder, la fuga de capitales ha alcanzado los 50.000 millones
La provocación como arma diplomática y el populismo de Syrizahan borrado de un plumazo en tan sólo tres meses los primeros datos económicos que empezaban a dibujar un futuro esperanzador para la economía griega. Tras registrar su primer superávit (sin contar con el pago de intereses) en 2013, la economía helena logró volver al crecimiento en 2014 y su tasa de paro bajó unas décimas el pasado año. Pero desde la llegada al poder de la izquierda radical, Grecia ha sufrido una fuga de capitales de 50.000 millones de euros (que equivalen al 30% de su PIB) y la inversión doméstica se ha paralizado, como resumía la firma financiera Berenberg en una reciente nota a sus clientes recogida por Bloomberg.
En el último trimestre, el BCE se ha visto obligado a elevar hasta los 73.000 millones de euros la línea de liquidez de emergencia para Grecia y su mercado de deuda se ha descontrolado para empezar a anticipar una quiebra o default, algo que ocurre cuando los intereses que los inversores exigen por comprar la deuda a corto o medio plazo son muy superiores a los que piden para sus bonos a largo plazo.
Con una deuda próxima a 320.000 millones de euros, que representan un 178% de su PIB, y con el grifo de la banca cerrado a cal y canto, Tsipras está condenado a entenderse con sus acreedores si quiere evitar el colapso financiero de Grecia, un desastre que arrasaría incluso su discurso populista.
Sin embargo, las encuestas muestran que Syriza no está solo en su desafío a la UE y el FMI, pues Tsipras cuenta con un reforzado respaldo en intención de voto. La crudeza de la crisis ha hecho perder el miedo de buena parte del pueblo griego a los experimentos. Y es que detrás de la tragedia económica, late el drama social.
En un lustro, la tasa de paro ha subido del 11 al 25,7% y los salarios han caído un 17%
Desde que Yorgos Papandreu se vio abocado a someterse al mandato de la Troika en abril de 2010 a cambio de un primer rescate de 130.000 millones de euros, la tasa de paro ha subido del 11,1 al 25,7%, un 34% de los hogares ha pasado a vivir con menos de 10.000 euros al año y el salario medio de los que aún siguen trabajando ha caído un 17%.
La sociedad griega ya no mira el futuro como lo hacía antes. La tasa de natalidad ha caído más de dos puntos y la mortalidad ha subido casi medio punto en este tiempo. Mientras, el número de suicidios se disparó tras el rescate con un incremento del 37% entre 2009 y 2011, según los datos del Ministerio heleno de Orden Público.
Grecia necesita una catarsis, pero podría equivocarse si centra su purga sólo en la austeridad o en cambiar el nombre a la Troika. Cinco años después del rescate, no está de más recordar cuál fue el origen del drama: en 2009, se desveló que el Gobierno griego no sólo maquilló sus cifras para entrar en el euro, sino que llegó a contratar a Goldman Sachs para cerrar transacciones millonarias cuyo único fin era ocultar la deuda real del país a Bruselas .Una mentira que aún no se sabe cómo va a pagar.

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