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martes, 21 de abril de 2015

La balanza comercial empeora a pesar de la fuerte caída de las importaciones energéticas

Preocupante. No estamos reconduciendo el saldo comercial ni cuando las importaciones energéticas caen un 34,2% interanual gracias a las caídas de precios. Es más, en febrero el déficit comercial empeoró un 25,6% en comparación con el mismo mes del año anterior.
 
Antonio Maqueda
 
Preocupante. No estamos reconduciendo el saldo comercial ni cuando las importaciones energéticas caen un 34,2% interanual gracias a las caídas de precios. Es más, en febrero el déficit comercial empeoró un 25,6% en comparación con el mismo mes del año anterior, lastrado por una demanda nacional muy robusta pero que impide la corrección de los desequilibrios con el extranjero.
 
Incluso habiendo alcanzado un febrero récord de exportaciones, las importaciones aumentan todavía más. En cifras interanuales, las ventas fuera suben un 2,8% y tocan los 19.859 millones en el mes frente a un incremento de las compras del 4,5% que las deja en los 21.897 millones. Si en febrero de 2014 el déficit comercial rondó los 1.622 millones, en el mismo mes de 2015 se deterioró aún más y se situó en los 2.037 millones de euros.
 
Aunque no todo es tan negativo: las importaciones de bienes de equipo se disparan un 12% y eso indica una mejora de la inversión doméstica y por tanto del empleo. No obstante, también se antoja igualmente verdad que la demanda de manufacturas foráneas escala un 11,4% y la de bienes de consumo duradero un 17,8%. O lo que es lo mismo, semejantes alzas de dos dígitos ponen de manifiesto que en cuanto se recupera la demanda nacional precisamos de la industria de fuera.
 
España presenta un billón de euros de deuda neta con el exterior cuya financiación hay que renovar periódicamente en los mercados. Habría que bajarla sí o sí para no depender de unos inversores foráneos siempre volubles. Y para ello simplemente hay que vender al exterior más de lo que se compra. Pero ni con el euro cayendo y el petróleo a la baja se está avanzando significativamente en este apartado. El reverso del desplome de las materias primas se traduce en una desaceleración de los emergentes como Latinoamérica, cuyas compras de nuestros productos descienden un 10,3%. Un fenómeno que en definitiva está pasando factura a los esfuerzos de internacionalización.
 
Menos mal que la recuperación europea se nota. Nuestras exportaciones a la zona euro alcanzan el 51,8% del total, por encima del 49,7% registrado doce meses antes. No obstante, pese a la devaluación salarial sufrida en España, nuestros socios de Alemania, Francia e Italia están aprovechando mejor la actual coyuntura con mayores incrementos de sus exportaciones, a saber, un 3,9%, un 3,6% y un 3,7% respectivamente frente al 2,8% que aumentan las españolas.
 
En el acumulado de 2015, las cifras tampoco son muy alentadoras. Entre enero y febrero las exportaciones se estancan en el 0% mientras que las importaciones suben un 0,4%, lo cual se plasma a su vez en un crecimiento del déficit comercial del 4,3%. Aunque el despegue de la demanda nacional tenga un efecto balsámico sobre el empleo, su efecto sobre el termómetro del sector exterior indica que los esfuerzos de contención salarial lamentablemente deberían continuar para seguir ganando cuota exportadora y corregir nuestros enormes desequilibrios.
 

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