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lunes, 30 de mayo de 2016

Los empleos basura, pero sociales, de Pedro Sánchez



La última propuesta estrella de Pedro Sánchez ha sido la de gastar 1.300 millones de euros en crear 200.000 empleos “de transición”, siendo éstos empleos aquellos “dirigidos a proyectos concretos propuestos por las propias personas paradas, por las Administraciones locales o por entidades sin ánimo de lucro cuyo coste salarial se asume durante seis meses”. El plan, además, irá especialmente orientado a personas de más de 45 años sin formación alguna, considerados por el PSOE como “inempleables”.

En España hay ahora mismo 2,1 millones de personas entre 45 y 64 años con un nivel de estudios inferior a Secundaria (analfabetos, estudios de Primaria no completados o estudio de Primaria completados). De esos 2,1 millones, 840.000 cuentan con un empleo, 260.000 están paradas y un millón están inactivas. Previsiblemente, pues, esos 260.000 parados son el objetivo del plan de ocupación de Pedro Sánchez: esos a los que califica de “inempleables”.

Sin embargo, no es del todo preciso calificar a este grupo como “inempleable”. En los últimos dos años, la población entre 45 y 64 años con un nivel de estudios inferior a Secundaria se ha reducido en 525.000 personas: hay 250.000 inactivos menos, 130.000 parados menos y 145.000 ocupados menos. Parte de la reducción de ese tramo de la población se debe a las jubilaciones y otra parte a que ha mejorado su nivel formativo, volviéndose “más empleable”. Tomando como base aquellos ciudadanos que siguen formando parte de este grupo, la tasa de empleo (porcentaje de la población en edad de trabajar que tiene un empleo) de las personas entre 45 y 64 años con un nivel de estudio inferior a Secundaria se ha incrementado desde el 37,6% al 40,2%. A su vez, la tasa de paro (porcentaje de personas paradas de entre las que querrían estar empleadas) ha pasado del 28,3% al 23,6%.

En otros países europeos, la tasa de desempleo en ese tramo de la población es muy inferior al de España, mostrando que todavía queda un enorme margen para seguir minorando su paro: en Alemania es del 11,4%, en Austria del 10,6%, en Holanda del 9,3%, en Rumania del 7,7%, en Dinamarca es del 8,5%, en Malta del 7,3% y en Reino Unido es del 7,3%. Por consiguiente, no parece haber una imposibilidad radical para emplear a esos ciudadanos: desde luego, no podrán ser empleados a altos salarios salvo que mejoren su formación (dado que la prima salarial por nivel formativo sigue siendo positiva), pero ello no equivale a concluir que sean inocupables y que el Estado deba ser el que los mantenga.

De hecho, fijémonos en las condiciones que Pedro Sánchez está dispuesto a ofrecerles a estos 200.000 trabajadores: propone destinar 1.300 millones para ocuparlos durante medio año. Tal cifra equivale a gastar 6.500 euros por parado y semestre, esto es, 1.083 euros por parado y mes. Descontando las cotizaciones sociales a cargo del empleador (30%), el “salario social” que el candidato socialista está prometiendo a cada parado mayor de 45 años y sin formación es de 833 euros mensuales. A saber, los “empleos de transición” son contratos laborales de seis meses con un salario exiguamente superior al mínimo interprofesional, y orientados a tareas improductivas y no recurrentes. Si este tipo de empleos los creara el sector privado, hablaríamos de “contratos basura”: como los crea el sector público, hablamos de política social. La diferencia, claro, es que el avaricioso capitalista crea estos empleos arriesgando su propio ahorro mientras que el generoso socialista los crea dilapidando el ahorro de los demás.

Sea como fuere, debería resultar evidente que pagar a las personas para que hagan cualquier cosa y cobren por ello no constituye política social alguna: más bien, constituye una política dirigida a institucionalizar la dependencia del Estado entre una parte de la sociedad. Por el contrario, la verdadera política social debería ir orientada a, por un lado, rebajar el coste de la contratación de las personas menos productivas y, por otro, facilitar el aumento de su productividad: es decir, eliminar costosas regulaciones laborales, recortar los impuestos sobre el trabajo, fomentar la acumulación de capital que complemente al trabajo y favorecer la aparición de centros de enseñanza que proporcionen un reciclaje formativo verdaderamente útil y capacitador. Sólo así lograremos crear ocupaciones sostenibles y progresivamente mejor remuneradas: el aguinaldo socialista de los “empleos de transición” sólo constituye una transición desde el desempleo hasta el paro.

No lo pagarán los ricos





El candidato socialista a la presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez, ha propuesto crear un nuevo impuesto sobre las grandes fortunas para cuadrar las cuentas de la Seguridad Social. Acierta Sánchez a la hora de apuntar al sistema público de pensiones como uno de los grandes retos a los que va a tener que enfrentarse la sociedad española no ya durante la próxima legislatura, sino a lo largo de las próximas décadas; yerra completamente a la hora de proponer como solución un populista “impuesto a los ricos”. Su mensaje electoral únicamente está contribuyendo a falsear la auténtica magnitud del problema al que nos enfrentemos: en su mejor año de recaudación (2007), el Impuesto sobre el Patrimonio arrojó unos ingresos fiscales de 1.700 millones de euros, mientras que el déficit de la Seguridad Social en 2015 ascendió a 13.500 millones de euros. Es decir, aunque triplicáramos los ingresos derivados de someter a tributación el patrimonio de “los más ricos” (algo de por sí inviable, pues España ya es uno de los países que más grava la riqueza en todo el mundo), ni siquiera llegaríamos a cubrir la mitad el agujero actual del sistema de pensiones.

Y, en este sentido, lo peor todavía está por llegar: actualmente, España cuenta con dos trabajadores por pensionista; en poco más de 25 años, apenas habrá un trabajador por pensionista incluso aun cuando logremos acabar con el paro. ¿Cómo pretender que un absolutamente secundario y marginal impuesto sobre las grandes fortunas vaya a solucionarnos este gigantesco desequilibrio de origen demográfico? No lo hará. El verdadero plan oculto del PSOE para cuadrar las cuentas de la Seguridad Social es copiar el modelo de financiación existente en Francia (la llamada Contribución Social Generalizada): imponer un tributo adicional sobre todos los trabajadores, parados y pensionistas equivalente al 7,5% de sus salarios y rentas anuales. Una brutal exacción que, para más inri, carece de naturaleza contributiva: es decir, cada trabajador pagará mucho más por su jubilación sin ver incrementada la pensión a la que tendrá derecho en el futuro. Un robo a mano armada que sí sería capaz de movilizar una importantísima suma de ingresos fiscales adicionales (entre 20.000 y 30.000 millones de euros al año) pero que lo haría a costa de arruinar y descapitalizar a las clases medias españolas. Todo sea por no reconocer la cruda realidad: que el sistema público de pensiones es una insostenible estafa transgeneracional.

La economía resiste… de momento





La economía española ha resistido de momento los presuntos achaques de la incertidumbre política. Ésa es al menos la principal conclusión que se desprende del último informe trimestral elaborado por el observatorio de coyuntura UFM Market Trends y por el Instituto Juan de Mariana.

Ciertamente, la evolución macroeconómica de España parece acreditar esta tendencia: el PIB se expandió durante el primer trimestre un 0,8%, una de las mayores tasas de la última década; la evolución del empleo durante estos primeros tres meses ha sido la mejor de toda la crisis (pese a que la ocupación siempre se contrae durante el primer trimestre del año, en 2016 lo hizo prácticamente la mitad que en 2015 o un tercio de lo que lo hizo en 2014); la actividad manufacturera y de servicios durante el comienzo de este segundo trimestre se mantiene en niveles muy elevados; y los ahorradores extranjeros continúan invirtiendo en nuestro país a un ritmo superior a 3.000 millones de euros mensuales. La superación de la profunda depresión en la que se sumergió España como consecuencia, primero, de la burbuja inmobiliaria y, después, de la burbuja estatal parece avanzar a buen ritmo a pesar de los interrogantes institucionales a los que nos ha abocado el auge del populismo político.

Sin embargo, tal como también recuerda el informe del UFM Market Trends y del Instituto Juan de Mariana, semejante recuperación continúa mostrando signos de fragilidad: España es uno de los países del mundo con mayor endeudamiento exterior, lo que significa que somos críticamente dependientes de nuestra credibilidad frente al extranjero. Si en cualquier momento brota la desconfianza hacia nuestro país y los inversores foráneos dejan de querer refinanciarnos, nada evitaría que nos enfrentáramos a un colapso financiero similar al de 2012.

De momento, este negro escenario está lejos de materializarse: el Banco Central Europeo brinda un apoyo explícito a la deuda española; nuestros pasivos con el exterior han empezado a reducirse; y, como decíamos, los inversores extranjeros continúan apostando por nuestro país. No obstante, España no es inmune ante cualquier política que pueda implementarse internamente: nuevas subidas de impuestos, del gasto público y del déficit o fuertes rearmes regulatorios de los distintos sectores productivos sembrarían dudas sobre la solvencia a largo plazo del Estado y ahuyentarían la inversión que seguimos requiriendo para completar el cambio de modelo económico.

Por eso, y a pesar de que hasta la fecha la incertidumbre no parece haber ejercido una enorme influencia negativa sobre España, el propio informe del UFM Market Trends destaca que la mayoría de analistas sí temen que durante los próximos meses la incertidumbre acabe dejando su impronta en forma de menor crecimiento y de menor creación de empleo. Al cabo, las dudas sobre nuestra futura política económica sí han comenzado a ralentizar la entrada de inversiones extranjeras durante los primeros meses de este año con respecto al mismo período del año anterior: los capitales siguen llegando, pero a menor ritmo. Y una menor inversión presente equivale a un menor crecimiento futuro.

En definitiva, el arranque económico del año ha sido mucho mejor de lo que se temía, pero la irresponsabilidad política de unos partidos que están inmersos en una carrera electoralista por ver quién promete mayores locuras populistas puede terminar pasándonos factura. Si las nuevas mayorías políticas que emerjan tras los comicios del 26-J se dedican a perseguir al inversor en lugar de a no obstaculizarle la vida, la recuperación actual mutará en estancamiento.

La pobreza se reduce

La tasa de riesgo de pobreza y exclusión social de los españoles se redujo durante el año 2015, según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística. En concreto, esta tasa pasó de afectar al 29,2% en 2014 al 28,6% en 2015: una reducción ciertamente pequeña, pero que al menos revierte la imparable tendencia ascendente que estábamos experimentando año tras año desde 2007. Además, es pertinente aclarar que este indicador no implica que casi un tercio de los españoles sean pobres, sino que se hallan en una situación que, de perpetuarse en el tiempo, podría terminar degenerando en pobreza. La auténtica tasa de pobreza, la que mide la población que padece una sustancial carencia material de aquellos bienes que socialmente consideramos relevantes para mantener un nivel de vida digno, se ubicó en el 6,4% en 2015: un nivel apreciablemente menor al 7,1% que mostró un año antes. La mejor fórmula para continuar arrinconando la pobreza pasa por crear empleo: y la creación de empleo pasa por seguir liberalizando los mercados y por bajar impuestos.

Los empleos precarios de Pedro Sánchez

El candidato socialista a la presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció esta pasada semana una de las patas de su plan de choque contra la pobreza: aprobar un nuevo Plan E dotado con 1.300 millones de euros para crear 200.000 nuevos empleos entre las personas mayores de 45 años y sin formación. La filosofía de fondo de la medida es de sobras conocida: subir los impuestos al sector privado productivo para que el sector público lo dilapide en dar alguna ocupación improductiva a los desempleados. Basta descender a los detalles del plan de Sánchez para comprobar la magnitud del despropósito: el PSOE gastará menos de 1.100 euros mensuales por parado para crear empleo de medio año de duración en cualquier tarea que se les pase por la cabeza a las Administraciones Públicas. Lo que necesitan los parados no son envenenadas dádivas estatales, sino oportunidades para prosperar: y esas oportunidades no las otorga el Estado, sino que florecen en el sector privado cuando el Estado no se lo impide. Lejos de despilfarrar el dinero de los españoles, el PSOE debería estar pensando en devolvérselo para que éstos puedan destinarlo a la generación de riqueza.

¿Nuevos ajustes?

El déficit público español sigue siendo uno de los más altos de la Unión Europea a pesar de que la economía española continúa creciendo a un elevado ritmo. El desfase presupuestario tiene tan poca justificación que la propia Comisión Europea está barajando seriamente la posibilidad de sancionarnos por nuestro enésimo incumplimiento en esta materia. Precisamente para alejar este riesgo, el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, remitió hace unos días una misiva al presidente de la Comisión, Jean Claude Juncker, prometiéndole más ajustes durante la segunda mitad de este año en caso de que resultaran necesarios para cuadrar las cuentas. Sin embargo, al día siguiente de la publicación de esta carta, numerosos dirigentes del Partido Popular se apresuraron a negar que fueran a aprobarse nuevos recortes del gasto, en cuyo caso la promesa de Rajoy a Juncker quedaría del todo vacía. Ése sería un tremendo error que pagaría el contribuyente español: nuestro país sigue necesitando de enérgicas reducciones del gasto público y la cercanía de las elecciones no pueden ser una excusa para continuar retrasándolos.

domingo, 29 de mayo de 2016

¿Qué haría Ludwig von Mises en Venezuela?







La crisis en Venezuela es el ejemplo más moderno de las terribles consecuencias del socialismo y la devastadora realidad de la hiperinflación. Los que hace más exasperante a este desastre es que podría haberse evitado con una comprensión básica de la historia. Hemos visto el desastre del socialismo y el intervencionismo en distintas formas desarrollarse por todo el mundo una y otra vez con resultados similares y aún así nuevas generaciones de planificadores centrales (respaldados por intelectualmente alineados ideológicamente) son constantemente capaces de engañar a la gente para que crea que “esta vez es distinto”.



El propio Ludwig von Mises vivió uno de estos episodios históricos.


Tras la derrota en la Primera Guerra Mundial, el Imperio Austrohúngaro estaba en un estado de crisis. La monarquía de los Habsburgo acabó en 1918 y con ella llegó la disolución del imperio. La población de habla alemana formó lo que hoy conocemos como Austria y la nación pronto afrontó una grave crisis económica. El gobierno, liderado por una coalición de socialdemócratas, socialistas cristianos y un partido nacionalista, implantó un ambicioso programa económico de controles de precios, subvenciones a los alimentos, nacionalización de industrias, proteccionismo y bienestar y lo financió con una imprenta.


El resultado fue una catástrofe, tal y como predijo Mises.


Ante esta insoportable realidad, Mises usó su puesto como economista jefe de la Cámara de Comercio de Austria para impulsar una serie de reformas económicas. Dadas algunas similitudes entre la situación actual en Venezuela y la crisis que golpeó Austria, ver las recetas de Mises en el pasado puede mostrar una vía a la prosperidad para el futuro de Venezuela.

1.     Abandonar y condenar el socialismo

Esto es obvio, pero es un primer paso esencial. Venezuela es una nación abundante en recursos, incluyen la mayor reserva mundial de petróleo y una belleza tropical impresionante. La crisis en la que se encuentra Venezuela es puramente ideológica y no hay esperanza para el país hasta que no se entienda eso. Fue el mismo problema que vio Mises en Austria. Escribiendo en 1923, Mises lamentaba que:
Austria está sufriendo por un problema fundamental: el predominio de las ideas socialistas en el país. (…) Los socialdemócratas gobiernan porque tienen tras ellos a fuerzas armadas y porque en cualquier momento pueden imponer su voluntad sobre la población cerrando los servicios de transporte y las plantas de energía. Mientras continúe su predominio sin quiebra, todo intento de volver a poner en pie al país debe fracasar.
Hasta que no se quiebre el poder del Partido Socialista Unido de Venezuela de Nicolás Maduro. Venezuela no tiene ninguna esperanza.

2.     Debe abandonar el bolívar

Aunque las cifras oficiales ponen la inflación anual de Venezuela por encima del 180%, hay muchos que dicen que la cifra real de inflación es incluso superior. Sea cual sea la tasa “real”, hemos visto al bolívar literalmente reducido a papel higiénico al evaporarse su valor hasta el punto de que los ladrones ni siquiera se preocupan de robarlo.


En una situación similar, Mises priorizaba la reforma monetaria como primer paso para invertir la situación de Austria. Como escribía en 1922:
La continua depreciación de la corona austriaca destruye todas las perspectivas de restablecer el presupuesto estatal hasta que se funde un nuevo banco emisor. No es una suposición improbable que el estado se vea obligado a suspender todos los pagos una vez se haya hecho imposible aumentar la circulación de billetes, una posibilidad conlleva consecuencias sociales  casi impensables.
La solución ideal de Mises era que Austria adoptara el patrón oro, siendo la razón principal que si era “un medio estable de intercambio que es independiente de la corona”. Aunque estoy a favor de que cualquier país vuelva al patrón oro, merece la pena señalar que hay otras divisas que podrían usarse en un paquete venezolano de reformas.


Daniel Fernández Méndez ha escrito acerca de la posibilidad de que Venezuela adopte el dólar de EEUU y ciertamente hay bastante lógica en esta aproximación. Aunque hay muchas razones para tener dudas sobre la estabilidad a largo plazo del billete de la Reserva Federal, sigue siendo la divisa de reserva del mundo y representaría una gran fuente de estabilidad después de bolívar. Zimbabue adoptó el dólar tras su acceso de hiperinflación en 2008-2009.


Aunque adoptar el dólar tiene sentido sobre el papel, es justo preguntarse si esa acción sería aceptada por la población venezolana a la que se advertido durante años sobre el peligroso alcance del imperialismo estadounidense. Las reformas necesarias económicas serían bastante dolorosas, por lo que añadir la adopción del dólar podría ser demasiado para que el pueblo venezolano la acepte.


Una opción alternativa podría ser adoptar el yuan chino. China ya ha invertido mucho en Venezuela, con bancos chinos inyectando miles de millones en el país, incluso cuando se estaban desplomando los precios del petróleo. China ha hecho de la estabilidad del yuan una parte clave de la línea del Partido Comunista, consiguiendo que se incluyera el año pasado en la cesta de divisas del FMI.
Merce la pena señalarse que el ministro de finanzas de Zimbabue planteó la sugerencia de que Zimbabue pudiera adoptar el yuan a cambio de una condonación de deuda de miles de millones de dólares. Aunque esa sugerencia acabó siendo rechazada por el Banco de la Reserva de Zimbabue, es una idea que podría funcionar en Venezuela.

3.     Privatización masiva de la economía venezolana

En 1921, Mises escribía un memorando titulado Un programa de política económica para Austria. Después de destacar la importancia de la reforma monetaria, Mises dirigía su atención a los déficits públicos, escribiendo:
Los déficits presupuestarios federales, provinciales y municipales derivan principalmente de las mismas dos fuentes: la gestión ineficiente de las empresas públicas y del plan de subsidio a los alimentos. El objetivo debería ser transferir las empresas públicas a manos de empresarios privados y desmantelar los subsidios a los alimentos.
Mises dedicó la mayoría de su carrera a escribir sobre las ineficiencias de los burócratas públicos tratando de replicar la función social vital de los verdaderos emprendedores. Quizá no haya mejor ejemplo de que esto que Venezuela hoy, que  (a pesar de tener más petróleo que Arabia Saudita) tiene que racionar la energía e importar petróleo. Vendiendo las empresas petroleras de propiedad pública de Venezuela (y devolviendo los pozos de petróleo entes privados que fueron expropiados por el gobierno venezolano), Venezuela vería aumentar la producción de petróleo y restaurado un sector clave.


Igualmente, privatizar las telecomunicaciones de Venezuela resolvería los problemas que afronta actualmente ese sector. Las empresas internacionales de telecomunicaciones que trabajan con empresas de propiedad pública de Venezuela hn empezado a suspender los servicios al no poder pagar las facturas. Una de las mayores rémoras para estas empresas venezolanas es que los controles de precios han impedido que la empresa aumente las tarifas para compensar la inflación, obligando a los proveedores a asumir grandes pérdidas a lo largo del tiempo.

Otras recomendaciones de Mises

Por supuesto, las reformas necesarias que deben tener lugar en Venezuela no acaban con estas tres acciones generales. De hecho, varios puntos en el Programa de política económica de Mises también son aquí de aplicación. Sustituyendo por Venezuela donde Mises escribe Austria, incluyen:
  • Hay que desregular el cambio de divisas. (Acabando con su actual sistema de tipos extravagantes de cambio).
  • Hay que derogar todas las prohibiciones a la importación.
  • Hay que eliminar todos los impedimentos a la exportación y el tránsito.
  • Venezuela puede cubrir sus necesidades de materias primas y alimentos solo importándolos. Para pagar las importaciones debe exportar productos acabados, a partir de la base de que los negocios deben obtener beneficios. Venezuela necesita libre comercio.
  • Hay que acabar con la supervisión pública de la producción industrial de bienes manufacturados y del uso de materias primas.
  • Hay que abolir la gestión pública de los suministros de alimentos.
Adoptar estas soluciones, combinadas con un sistema legal dedicado a la protección de los derechos de propiedad, convertiría a Venezuela en una potencia económica en el mundo. Con la creación del Instituto Mises de Venezuela y la presencia de intelectuales austriacos en el país, hay esperanza de que las obras de Ludwig von Mises puedan obtener el mismo seguimiento que han obtenido en Brasil.


Menos Marx, más Mises.[1]

Publicado originalmente el 26 de mayo de 2016. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.


[1] En español en el original (N. del t.).

El alegato contra las leyes de curso legal





Ley de Gresham

El gobierno impone controles de precios en buena medida para desviar la atención pública de la inflación gubernamental y dirigirla contra los supuestos males del libre mercado. Como hemos visto, la “Ley de Gresham” (que una moneda artificialmente sobrevalorada tiende a dejar fuera de la circulación a otra artificialmente infravalorada) es un ejemplo de las consecuencias generales del control de precios. En efecto, el gobierno fija un precio máximo en un tipo de dinero en relación con el otro. El precio máximo causa una escasez (desaparición por acaparamiento o exportación) de la divisa que los sufre (artificialmente infravalorada), lo que le lleva a ser reemplazada en la circulación por la moneda sobrevalorada.

Hemos visto cómo funciona en el caso de monedas nuevas frente a monedas gastadas, uno de los primeros ejemplos de la Ley de Gresham. Al cambiar el significado del dinero del peso al mero valor facial y estandarizarse las denominaciones para favorecer su comodidad y no la de la gente, los gobiernos calificaron a las monedas nuevas y las gastadas con el mismo nombre, aunque tuvieran diferentes pesos. En consecuencia, la gente acaparaba o exportaba las monedas nuevas de peso íntegro y ponían en circulación las gastadas, con los gobiernos lanzando maldiciones contra “especuladores”, extranjeros o el libre mercado en general, por una situación que había generado el propio gobierno.

Un caso particular importante de la Ley de Gresham es el permanente problema del “patrón”. Hemos visto que el libre mercado establecía “patrones paralelos” de oro y plata, cada uno fluctuando libremente en relación con el otro, de acuerdo con la oferta y demanda del mercado. Pero los gobiernos decidieron que debían ayudar al mercado interviniendo para “simplificar” cosas. ¡Creían que las cosas serían mucho más sencillas si el oro y la plata tuvieran una relación fija, digamos veinte onzas de plata por una de oro! Así, ambas monedas podrían circular con un cambio fijo y, mucho más importante aún, el gobierno podría librarse por fin de la carga de tratar el dinero en términos de peso en lugar del valor facial. Imaginemos una unidad, el “rur”, definida por los ruritanos como 1/20 de una onza de oro. Hemos visto lo importante que es para el gobierno inducir a la gente a considerar el “rur” una unidad abstracta por sí misma, sólo vagamente relacionada con el oro. ¿Qué mejor manera de hacerlo que fijando el cambio oro/plata? Así, el ·rur” no sólo sería 1/20 de onza de oro, sino también una onza de plata. El significado concreto de la palabra “rur” (un nombre para un peso en oro) se ha perdido así y la gente empieza a pensar en el “rur” como algo tangible por sí mismo, establecido de alguna forma por el gobierno, para fines buenos y eficaces, igual que ciertos pesos de oro y plata.

Ahora vemos la importancia de abstenerse de nombres patrióticos o nacionales para onzas o gramos de oro. Una vez que una etiqueta reemplaza a las unidades de peso reconocidas mundialmente, a los gobiernos les resulta mucho más fácil manipular la unidad monetaria y darle por sí misma una vida aparente. La relación fija oro/plata, conocida como bimetalismo, lleva perfectamente a cabo esta labor. Sin embargo, no realiza su otra labor de simplificar la divisa nacional. Pues de nuevo hace su aparición la Ley de Gresham. El gobierno normalmente fija originalmente la relación bimetálica (digamos 20/1) al tipo del libre mercado. Pero el tipo de mercado, como todos los precios de mercado, cambia inevitablemente con el tiempo, igual que las condiciones de oferta y demanda. A medida que se producen cambios, la relación bimetálica fija se hace obsoleta. Los cambios hacen que el oro y la plata se sobrevaloren. El oro entonces desaparece en el efectivo, el mercado negro o la exportación, mientras que la plata fluye desde el exterior y sale de las cajas para convertirse en la única divisa circulante en Ruritania. Durante siglos, todos los países han luchado contra los calamitosos efectos de alternar repentinamente entre divisas metálicas. A veces fluirá la plata y desaparecerá el oro; más tarde, cuando cambien los tipos del mercado, el oro se extenderá y la plata desaparecerá.[1]

Finalmente, después de varios siglos de complicaciones con el bimetalismo, los gobiernos escogieron un metal como patrón, normalmente el oro. La plata se relegó a la categoría de “moneda simbólica” para importes pequeños, pero no por todo su peso. (La acuñación de moneda simbólica también fue monopolizada por el gobierno y, al no estar soportada al 100% por oro, resultó un medio de expansión de la oferta monetaria). La erradicación de la plata como moneda sin duda dañó a mucha gente que prefería usarla en sus transacciones. Era cierto el grito de guerra de los bimetalistas de que se había cometido un “crimen contra la plata”, pero el verdadero crimen  fue la imposición original del bimetalismo en vez de los patrones paralelos. El bimetalismo creó una situación imposible, que el gobierno podía afrontar o volviendo a una completa libertad monetaria (patrones paralelos) o eligiendo uno de los dos metales como moneda (patrón oro o plata). Después de tanto tiempo, la completa libertad monetaria se consideraba absurda y quijotesca, así que se adoptó generalizadamente el patrón oro.

Moneda de curso legal.

¿Cómo fue capaz el gobierno de poner en práctica sus controles de precios en los tipos de cambio monetario? Mediante un medio conocido como leyes de moneda de curso legal. El dinero se emplea para el pago de deudas pasadas, así como para transacciones en metálico. Al predominar ahora en las cuentas el nombre de la divisa del país, en lugar de su peso real, los contratos empiezan a requerir que le pago se haga en ciertas cantidades de “dinero”, Las leyes de moneda de curso legal dictaban cuál podía ser esa “moneda” Cuando sólo el oro o la plata originales se consideraban “monedas de curso legal”, la gente lo consideró inofensivo, pero deberían haber se dado cuenta de que se había establecido un peligroso precedente para el control gubernamental del dinero. Si el gobierno se atiene a la moneda original, su ley de moneda de curso legal resulta superflua e innecesaria.[2] Por otro lado, el gobierno puede declarar como de curso legal una divisa de peor calidad en igualdad con la original. Así, el gobierno puede decretar que las monedas gastadas son tan buenas como las nuevas para pagar las deudas o que el oro y la plata son equivalentes de acuerdo con un tipo fijo. Las leyes de moneda de curso legal hacen actuar de nuevo a la Ley de Gresham.

Cuando las leyes de moneda de curso legal consagran una moneda sobrevalorada, tienen otro efecto: favorecen a los deudores a costa de los acreedores. Pues permiten que los deudores paguen sus deudas en una moneda mucho peor que la que recibieron y los acreedores se ven privados de su dinero, al que tienen todo el derecho. Esta confiscación de la propiedad de los acreedores, sin embargo, sólo beneficia a los deudores presentes: a los deudores futuros se verán gravados por la escasez del crédito generada por el recuerdo del expolio de los acreedores por parte del gobierno.

Publicado originalmente el 23 de mayo de 2016. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.


[1] De hecho, muchos envilecimientos pasan inadvertidos, al afirmar los gobiernos que se están limitando a ajustar al mercado el tipo de cambio oro/plata.
[2] “La ley normal del contrato hace todo lo necesario sin necesidad de que haya una ley dando funciones especiales a formas de divisa particulares. Hemos adoptado un soberano de oro como nuestra unidad. (…) Si prometo pagar 100 soberanos, no se necesita una ley especial sobre divisas referida al curso legal para decir que estoy obligado a pagar 100 soberanos y que, si se me requiere el pago de los 100 soberanos, no puedo cumplir con mi obligación pagando con cualquier otra cosa.” Lord Farrer, Studies in Currency 1898 (Londres: Macmillan and Co, 1898), página 43. Sobre las leyes de moneda de curso legal, ver también Mises, La acción humana: Tratado de economía (Madrid: Unión Editorial, 2001).

El estado para dar, primero tiene que tomar robar




Empecemos por el principio, no existe tal cosa como un estado-país-nación-república, tan solo existen burócratas y ejecutores que le hacen creer a la gente que ellos tienen el derecho a gobernarlas porque pertenecen a un mismo grupo de gente que vive en un área determinada.

El estado es una idea que se basa en que usted no es dueño de nada, y el estado es dueño de todo, y mediante concesiones usted puede enajenar objetos hasta que la venia estatal decida.

La traducción de lo anterior es que el político-gobernante de turno es el dueño de todo y su suerte esta dada por la voluntad de este.

El político no trabaja, el político delinque; trabajar significa usar los recursos disponibles, bien habidos, para que, al ser implementados en una función, generen aun mas valor que el que había previo al inicio de la jornada. Quien trabaja no genera nunca una sustracción de activos (dinero, propiedades, riqueza) en terceras personas, por el contrario, ayuda a incrementar la riqueza de quienes intervienen en el proceso del trabajo.

El político o el estado obtiene sus recursos mediante el robo que hace a terceros, no trabajan, delinquen, sustraen recursos de las personas, le disminuyen su riqueza, y luego para limpiarle la cara a ese robo, lo disfrazan de alguna obra “social”, como si algo por ser social fuese sinónimo de bueno. En realidad lo que busca el político con lo anterior es distribuir el botín entre el mayor numero de personas posibles con la finalidad de tener el respaldo suficiente para no ser llevado ante la justicia.

Cuando alguna persona le pide a un político educación, salud, agua, seguridad, tribunales, parques, carreteras, casa, comida o cualquier cosa, lo que le esta pidiendo es que robe a alguien para que luego le transfiera a ella parte del botín.

El diablo esta en los detalles, y los políticos son expertos en los detalles.

Propiedad Privada y Libertad, no mas socialismo-estatismo-colectivismo

jueves, 26 de mayo de 2016

Bajar impuestos para crecer y bajar el déficit


“You can dream about vacation in the sun but you can’t never have you one ‘cause by the time good old Uncle Sam gets done, after tax you’ve got just enough for gas” Johnny Cash

El jueves, un amigo me comentaba que lo que más le preocupaba de España es la percepción de algunos políticos de que la inversión y el empleo son favores que conceden ellos por el honor de arriesgar y emprender en nuestro país.
Los datos de la semana en economía:
DEUDA AL 100%
La indignación política en España porque la deuda haya alcanzado el 100% del PIB es simple y llanamente postureo. A ninguno de los que se están rasgando las vestiduras le importa que llevemos 685.000 millones de euros de expansión fiscal desde 2009. De hecho, es cuando menos una broma de mal gusto mostrar “indignación” por el ratio de deuda sobre PIB cuando exigen aumentar y retrasar el objetivo de déficit, programas de más gasto y cuando se tiene un historial atroz de ejecución presupuestaria.
Es todavía más aberrante leer que el problema del déficit es por las bajadas de impuestos. Se han reducido los impuestos y la recaudación ha aumentado un 4%, más que el PIB real. Porque bajar impuestos no es electoralista, es devolver parte del esfuerzo que han sufrido los ciudadanos españoles para cubrir el agujero que dejaron. Recordemos cuando aplicaban las recomendaciones de Stiglitz (no se pierdan las declaraciones aquí) . “Hay margen”, “el déficit no importa”… Y se duplicó la deuda del 36% al 70% entre 2007 y 2011.
Se duplicó a través de gasto inútil, y en 2011 dejaron 30.000 millones de euros de déficit oculto, 45.000 millones de facturas impagadas, un coste de rescatar a las cajas públicas –que decían que tenían mejores ratios de solvencia que los bancos ingleses- de 63.000 millones y 40.000 millones de rescate a las Comunidades Autónomas que, gastando “para crecer”, se fueron a la quiebra.
Y el riesgo es que se duplicará con la monserga de que subiendo gastos e impuestos se reduce el déficit. Porque si el gobierno hubiera hecho lo que reclamaban esos economistas que hablaban de “austericidio”, cuando se ha mantenido el gasto social, el déficit no habría bajado 4 puntos, se habría mantenido en el 8-9%, no creceríamos al 3% ni co-lideraríamos la creación de empleo de la UE. ¿Por qué lo sabemos? Porque con sus “recetas” -gastar más y subir impuestos- Portugal, Grecia, Francia e Italia siguen estancados. Y con ellas, hoy tendríamos una deuda pública al menos 80.000 millones más.
Pero mayor es el riesgo de los incentivos perversos que nos llevaron a esa brutal destrucción de la solvencia de las cuentas públicas. La idea de que los gastos son inamovibles, que el déficit crea empleo o que perpetuar los desequilibrios va a evitar recortes, cuando es al revés. Esos desequilibrios se traducen en menor crecimiento potencial, mayores recortes a futuro –porque no se hacen los deberes con tipos bajos y creciendo- y los empleos creados por exceso de deuda desaparecen por el abuso de la misma, pero se sale de la crisis endeudado y se entra más endeudado aún.
Con un gasto duplicado que las estimaciones más conservadoras, incluyendo las del gobierno, sitúa en 30.000 millones anuales, es una vergüenza que se tilde de electoralista devolver el esfuerzo a los españoles y no a seguir despilfarrando en observatorios, subvenciones y gasto político –que no tiene nada de social-.
IMPUESTO PARA PAGAR LAS PENSIONES “COMO EN FRANCIA”
La última entelequia de los aristócratas del gasto público es subir impuestos para “pagar las pensiones” “como el que hay en Francia”. Curioso, porque con ese impuesto, en Francia llevan recortando las pensiones en varias ocasiones desde 1996. La última en 2015. No solo eso, sino que los propios pensionistas franceses pagan ese impuesto complementario para sostener la Seguridad Social. Delirante.
El sistema de pensiones no se hace sostenible con más impuestos, que cercenan el crecimiento potencial, el consumo y la creación de empleo. Y no se garantiza ignorando los efectos demográficos y la productividad (lean). Se hace sostenible creando empleo, permitiendo que las empresas crezcan, que aumente la productividad y con ella los salarios, generando mayores ingresos a la Seguridad Social a futuro.
Desde la represión fiscal, no. El PSOE sabe perfectamente cómo hacer un sistema de pensiones insostenible porque han gobernado 21 años España y 35 en Andalucía, región campeona de paro de Europa. Destruyendo empleo y entorpeciendo el crecimiento. Durante los 21 años de gobiernos del PSOE el número de desempleados creció en 4,47 millones. Un aumento de 217.000 personas de media al año. La propuesta esconde simplemente el afán recaudatorio de unas políticas que no solo no cuestionan los desequilibrios y gastos inútiles, sino que buscan perpetuarlos.
BAJAR IMPUESTOS PARA CRECER Y REDUCIR DÉFICIT
Acusar a la bajada de impuestos del incumplimiento del déficit es un insulto a los ciudadanos y empresas que han sufrido el impacto de la subida que se hizo para cubrir el desastre dejado en 2011. Y es una afrenta a todos los que trabajan duro cada día y gestionan sus gastos desde la prudencia, y ahorrando. Es el insulto a todos los ciudadanos de una burocracia política y los que pretenden vivir de ella que se niega a ajustar gastos como lo han hecho el resto de españoles.
Una de las cosas que más les molesta a los intervencionistas es que nadie en la Unión Europea ha criticado las bajadas de impuestos, porque han funcionado. Se ha recaudado más y crecemos. De hecho, los países que han mantenido impuestos bajos o los han reducido han salido antes y mejor de las crisis. Reino Unido bajó impuestos a empresas y familias y recaudó 24.000 millones de libras más, y la política de bajos impuestos y contención de gasto ha funcionado en países como Irlanda, la propia Alemania, México, Indonesia, Corea del Sur…
Irlanda, país rescatado y de la UE y que sufrió desequilibrios muy similares a los españoles, ha bajado el déficit, crece más y crea empleo con impuestos bajos y política de apertura. Que no vengan con sandeces de lo que “exige” la Troika. No solo eso, sino que los ingresos fiscales irlandeses se dispararon en más de 3.000 millones de euros por encima de lo presupuestado, un aumento del 7,8%, llevando al gobierno a revisar tres veces a la baja sus expectativas de déficit. Irlanda ha bajado el déficit a la mitad a pesar del coste del rescate de sus bancos y tiene como objetivo el déficit cero en 2017. La deuda pública, a pesar de la losa que supuso el rescate, se ha reducido del 107% del PIB al 93,8%.
Lo que no tienen en Irlanda son partidos que sumen dos y dos salgan veintidós. Ni políticos que justifiquen el despilfarro y la enorme burocracia con el cuento del “gasto social”. Ni economistas que llamen a las duplicidades, excesos, subvenciones y despilfarros “el chocolate del loro”.
El ejemplo contrario, el fracaso absoluto, han sido las “comunidades del cambio”. Con la economía creciendo, han subido impuestos y aumentado gastos políticos con la promesa de recaudar más y cubrir ese dispendio con más ingresos y ¿qué ha ocurrido? Lo que ocurre siempre con las estimaciones de ciencia ficción. Han incumplido el objetivo de déficit, más del triple del objetivo algunas. España, desde 1980, ha sido deficitaria todos los años menos en los tres de la burbuja inmobiliaria. ¿Por qué? Porque cuando bajan los ingresos, se gasta más, y si suben los ingresos, se gasta mucho más. Paga usted.
Es por ello que el gobierno no solo debe defender las bajadas de impuestos, sino convertir las bonificaciones temporales en permanentes para dejar de ser uno de los países con impuestos al trabajo más altos de la OCDE. Para adecuar nuestro sistema de cuotas de autónomos a los de los países líderes y para recuperar los puestos perdidos en facilidad para crear empresas.
Mientras, los que se indignan con la deuda, pero quieren más déficit, que es como indignarse por la obesidad exigiendo más donuts, esos que critican las subidas de impuestos de 2012 pero los quieren subir más, que sigan recomendando las políticas que nos llevaron al borde de la quiebra.
Lo que tiene que hacer el futuro gobierno es leer sus programas, libros y propuestas y hacer lo contrario. El éxito estará asegurado.

¿Quién pone en peligro las pensiones?


“Always thinking 'bout that pension plan, the day of retirement, the promised land” Seasick Steve

El debate de las pensiones siempre se intensifica cerca de las elecciones. Muchos autores han reflejado en los últimos días distintos problemas, fundamentalmente el envejecimiento de la población, desde ópticas razonables. Pero, es curioso, en la solución es donde en muchas ocasiones los políticos se entregan al partidismo, a acusarse unos a otros, y, en algunos casos, a defender soluciones mágicas que solo llevan a empeorar.
Conviene recordar los dos retos esenciales, el demográfico y el económico.
DEMOGRÁFICO:
España es uno de los países donde la población envejece más rápidamente. Lo han explicado autores de distintas escuelas como Javier Díaz Giménez, Juan Manuel López-Zafra o Ignacio Conde-Ruiz. Hay elementos muy positivos. Vivimos mucho más. Pero también tenemos cada vez menos hijos. Y el riesgo de una pérdida de población “japonesa” es relevante. El país nipón sufre caída de la población total con menos ciudadanos en edad de trabajar y más jubilados.
En España, el crecimiento vegetativo de la población, es decir, nacimientos menos muertes por cada mil habitantes, ha pasado de 10,5 a 0,7 entre 1975 y 2014, y se estima que será negativo en 2016-2017. Según el INE, si se mantuvieran las tendencias demográficas actuales, España perdería un millón de habitantes en los próximos 15 años. El porcentaje de población mayor de 65 años ya es del 18,2%. Adicionalmente, la unidad familiar ha perdido un 44% de miembros de media desde los años 70. El número de nacimientos anuales ha caído desde 669.000 en 1975 a cerca de 426.600 en 2015.
ECONÓMICO:
Hay 9,3 millones de pensiones con un poco más de 17 millones de afiliados a la seguridad social. España jamás ha tenido más de 20 millones de cotizantes y se considera que un sistema de reparto de pensiones es difícil de sostener si ese ratio es menor de dos contribuyentes por pensionista. Las pensiones ya suponen más del 11% del PIB.
Los jubilados cobran ahora de media cerca de 1.040 euros al mes, un crecimiento en términos reales de más de un 45% comparado con el periodo 2003-2004.
El Fondo de Reserva, que se creó en 2000 durante el mandato de Aznar para acometer los retos demográficos y garantizar las pensiones en periodos de crisis aprovechando los ingresos extraordinarios en épocas de bonanza, ha sido un éxito que ha permitido que se incrementasen dichas pensiones en los años difíciles. Lejos de ver la reducción de su cuantía como un problema, debemos analizarlo como lo que es, un éxito que ha evitado que se hagan brutales recortes de las pensiones como en Grecia y otros países. No es que se haya reducido a la mitad, es que ha cumplido su función. Y, con la economía ya lejos de la recesión, mantiene 32.500 millones de euros de colchón.
Pero el sistema de pensiones español es de reparto, no de capitalización. ¿Qué significa eso? Que usted no cotiza para asegurar su pensión, sino que contribuye a las que se pagan hoy con la esperanza de que en el futuro otros continúen haciendo lo mismo, aumentado por la inflación. Capitalización es lo que contribuye usted para su propia pensión, personal e intransferible.
Por ello debemos analizar el reto demográfico y el económico de una manera integral.
Si en esa ecuación (envejecimiento de población, aumento de afiliados, ingresos y gastos) no ponemos como pilar fundamental el crecimiento y el empleo, el resultado será el recorte de las pensiones, como ha ocurrido en todos los sistemas intervencionistas que prometían garantizarlas.
SOLUCIONES:
Primero, conviene resaltar que la solución en nuestro país no es acabar con el sistema de reparto, sino hacerlo sostenible y compatible con uno de capitalización. Es decir, la solución a las pensiones es recuperar el crecimiento económico y número de afiliados -20 millones- y mejorar la productividad y, con ella, los salarios y los ingresos de la Seguridad Social. No solo nos permitiría recuperar las cantidades del Fondo de Reserva, sino mantener el poder adquisitivo de las pensiones.
Si creamos muchas más empresas y atraemos más capital, con ello más empleo y más productividad, conseguimos mitigar el efecto demográfico y, a medio plazo, aumenta la población. Al fin y al cabo, eso nos diferencia de Japón, la capacidad de atraer inmigración por afinidad cultural, idioma y localización.
Nada de eso se consigue con el método “Podemos”: entorpeciendo inversiones, aumentando la burocracia y subiendo impuestos.
Porque la tendencia demográfica no se revierte desde una fiscalidad confiscatoria. En Francia se han recortado las pensiones desde 1996 con el famoso impuesto “solidario”. ¿Por qué?, porque se reduce la capacidad de consumir, ahorrar y tener descendencia si acometemos las reformas aumentando la fiscalidad y nos lanzamos al estancamiento.
SOMOS MUY POCO NÓRDICOS
En Suecia el Estado da una pensión mínima garantizada. A ese mínimo, equivalente a las pensiones no contributivas -y que solo se percibe si no se tienen otros ingresos-, se suma un sistema de capitalización personal en el que la empresa pone un 10% y el trabajador un 7% de su salario bruto en un plan individual de gestión estatal, y dicho plan se complementa con un 2,5% que se invierte en fondos, privados o públicos. Los que tildan el sistema de capitalización de “privatización” de las pensiones, mienten.
Para implementar este sistema se estableció en 2001 un periodo de transición por el cual los trabajadores nacidos antes de una fecha permanecían en el sistema antiguo y el resto pasaban al nuevo sistema. Dadas las diferencias demográficas y de desempleo, en España se podría utilizar parte del Fondo de Reserva y reducir los impuestos al trabajo para aumentar el empleo y reducir los desequilibrios. Un sistema sostenible, justo y a la vez que garantiza una pensión a todos.
Nuestro sistema de pensiones lleva criticándose desde que yo estaba en la universidad, diciendo que es insostenible. Sin embargo, se ha mantenido siempre que se ha fortalecido la creación de empleo y el crecimiento económico. Incluso si los jubilados pasaran a ser el 24% de la fuerza laboral y las pensiones el 15% del presupuesto como estima la OCDE a largo plazo, se puede mantener un sistema de reparto.
Lo que pone en peligro las pensiones públicas son las llamadas a cubrirlas desde las políticas que solo han creado salida de empresas y destrucción de empleo.
Merece la pena proponer un sistema en el que, como en Suecia, el ciudadano sepa exactamente cuánto tiene para su jubilación, sin depender de lo que diga un comité.
Porque los mismos que se rasgan las vestiduras con el poder adquisitivo de las pensiones son luego los que las hunden, sea recortándolas, devaluando constantemente la moneda y creando inflación excesiva.


Keiser Report: Un futuro sin jubilación


Un futuro sin jubilaciónEn este nuevo episodio emitido hoy, Max y Stacy discuten el tema de la jubilación, la palabra más fea en el idioma inglés con la que muchos estadounidenses ya no se encontrarán. En la segunda parte, Max entrevista a Кonstantín Gurdzhíev, profesor de finanzas en el Instituto de Estudios Internacionales Middlebury, con el que conversará sobre la situación de la deuda en Europa y el fiasco del agua en Irlanda.
Recordemos que Max Keiser lleva involucrado con los mercados y las finanzas desde hace 25 años. Comenzó su carrera como corredor de bolsa en Wall Street después de graduarse de la Universidad de Nueva York .
Keiser también es el CEO fundador de la HSX (Hollywood Stock Exchange)
¡Disfrutadlo!

Sobre economía y socialismo

FERNANDO GONZÁLEZ SAN FRANCISCO

Reconozco que siempre me apasionó la Revolución Rusa: no ideológicamente (nunca me he dejado fascinar por el socialismo), sino histórica y sociológicamente. ¡Qué desastre! Y qué barbaridad…
Por edad, soy de ésos que estudió EGB, BUP y COU en España: aunque en algunos casos sólo fui consciente años después, muchos de mis profesores eran comunistas. Los recuerdo bien: barbudos y sesudos ellos, estiradas y muy leídas ellas, profesando su activismo sotto voce, incitando a sus alumnos a secundar las ridículas huelgas estudiantiles de los 80 o presumiendo del “Yankee Go Home” después de alguna manifa anti-OTAN.
Es decir, como los líderes actuales de Podemos, pero aseados física e intelectualmente. Personas profundamente equivocadas, sin el menor atisbo de autocrítica, pero respetables: los de hoy, no me merecen ningún respeto, ni físico ni intelectual. Aquéllos no podían no saber: éstos no tienen intención de ocultarlo.
De hecho, su intención es más bien la contraria: no se esconden, no necesitan justificarse. Sólo así alguien puede considerarse un “leninista amable”. Por eso dominan los medios de comunicación, por esookupan las redes sociales: para dejarnos su mensaje. Quieren que vivamos como en Cuba o en Venezuela, extender sus paraísos socialistas del Caribe al Mediterráneo. Y lo van a conseguir.
En cierta medida, ya lo han hecho: victoria por incomparecencia del contrario. Lo que hay enfrente de estos nuevos-viejos comunistas es simplemente socialdemocracia, de derechas o de izquierdas, pero intervencionismo al fin y al cabo. Y ya se sabe que cuando la gente puede elegir entre el original y una mala copia, la mayoría suele preferir el primero a la segunda.
Y es que, sin pretender equiparar nuestros actuales sistemas democráticos al Archipiélago Gulag que nos contó Solzhenitsyn, sí se pueden identificar algunas similitudes que, en ausencia de la calidad institucional adecuada, podrían facilitar experimentos sociológicos como el que pretende imponer el partido político Podemos en España: experimentos que ya se demostraron imposibles, tanto desde un punto de vista teórico como práctico, en el pasado.
A desarrollar esta idea, la identificación de una serie de elementos comunes a sistemas socialistas y no socialistas para explicar el intervencionismo que padecen las actuales democracias, dediqué algo de tiempo en forma de trabajo para la asignatura Análisis Económico del Socialismo en el Máster en Economía UFM-OMMA, impartida por el profesor Juan Ramón Rallo.
En su magnífico libro The Socialist System, el economista húngaro János Kornai identifica la relación causal que une los distintos componentes del sistema socialista clásico, de manera que cada elemento de esta cadena es consecuencia del anterior, formando lo que podríamos llamar la cadena de valor intelectual del socialismo.
Así, como consecuencia del poder absoluto del partido marxista-leninista y de la inseparabilidad de su ideología oficial, el Estado se atribuye una posición dominante y la práctica totalidad de la propiedad existente, lo que hace que el mecanismo de coordinación sea mayoritariamente burocrático, con unas características (planificación central, restricción presupuestaria suave, irrelevancia de los precios, etc.) que hacen prevalecer la producción por encima del consumo, generando desabastecimientos y excedentes de manera simultánea: es lo que Kornai denomina “economía de la escasez”.
Lejos de mi intención comparar sistemas socialistas y sistemas no socialistas: simplemente me parece que muchos de los errores que cometen nuestros gobiernos, elegidos democráticamente, están en el ideario socialista y ofrecen una coartada perfecta para que siga habiendo gente que crea que la utopía es posible. No es difícil encontrar algunos ejemplos sin salir de España.
Pensemos en la influencia que tienen hoy en día los partidos políticos sobre el poder judicial: a raíz de la Ley Orgánica 6/1985, los vocales judiciales no son elegidos por los jueces, sino por el parlamento. Esta perversión democrática no ha cambiado cuando los dos principales partidos políticos han alternado gobierno y oposición: no puede ser una sorpresa que la justicia sea una de las instituciones peor valoradas por los españoles.
Si hablamos de burocracia, además de estatal, autonómica y municipal, tenemos el enorme aparato burocrático de la Unión Europea. Pensemos en los medicamentos: si a pesar del plazo de la inversión, del capital necesario y del cálculo de probabilidades de éxito, una empresa farmacéutica finalmente produce de manera exitosa un nuevo medicamento en Estados Unidos y consigue la aprobación del burócrata de turno (la FDA, Food and Drug Administration, por sus siglas en inglés), ¿por qué no se puede comercializar en España? Porque depende de una decisión de otro burócrata, en este caso, europeo.
En cuanto a planificación económica, sabemos que las economías socialistas buscan el crecimiento económico para legitimar lo antes posible el socialismo entre la sociedad, habitualmente pobre, a través de agregados tangibles: ese crecimiento se traduce mayoritariamente en inversión. Es cierto que en España no hay una oficina de planificación central elaborando planes anuales o quinquenales de obligado cumplimiento para los órganos subordinados, pero todos los gobiernos también tienen objetivos y plazos que ejecutan a través de sus ministerios, secretarías, agencias, observatorios, etc. Todos los gobiernos elegidos democráticamente e independientemente de su ideología política, han planificado programas de inversión faraónicos con el fin de presentar los logros alcanzados durante su legislatura, especialmente en infraestructuras públicas: líneas de alta velocidad, aeropuertos, autopistas, tranvías urbanos…
Llegados a este punto, alguien podría pensar que a pesar del poder de sus partidos políticos, sus asfixiantes instituciones burocráticas y el peso cada vez más importante de su economía planificada, España supera la prueba del intervencionismo: no vemos desabastecimientos (exceso de demanda) y excedentes (exceso de oferta), propios del caos económico socialista.
En el caso de bienes y servicios públicos, no está tan claro: en realidad, todas las democracias actuales promueven su consumo hasta el infinito, generando en el ciudadano desinformado la falsa impresión de que son gratis. Pero no lo son, por lo que el racionamiento vertical típico de un sistema socialista, también es aplicado en este caso: recuerdo muy bien, por ejemplo, las restricciones de agua en los hoteles o las prohibiciones para regar campos de golf en la España de los 90. Desgraciadamente, la gestión del agua era, y sigue siendo, mayoritariamente pública.
No voy a decir que el liberalismo ha estado presente alguna vez en política: posiblemente, no lo estará nunca, por definición. Pero cuando el espectro ideológico en España se ha desplazado tanto hacia la izquierda que la única alternativa al socialismo real de Podemos es la socialdemocracia de los demás, no puede sorprendernos leer que “el comunismo se ha puesto de moda”. No el que predijeron Marx y Engels, por supuesto, sino el que utiliza igual de bien que entonces la propaganda: planes educativos, medios de comunicación, redes sociales, tertulias políticas, series, películas, etc. Como si fueran diferentes…

Camino hacia el abismo

Por Roberto Centeno

Camino hacia el abismo: la deuda (I)



Con la clase política más irresponsable, inmadura y ayuna de la Patria de Occidente, que no ha vacilado en mantener seis meses a España sin Gobierno mientras la economía se desacelera, los ingresos fiscales se hunden y el déficit de enero y febrero es ya la mitad del de todo el año, y solo para defender las miserables ambiciones personales –primero las poltronas y luego Dios dirá-, resulta penoso el contemplar cómo la mayoría del desinformado pueblo español no parece consciente de la profunda degradación económica y social en la que están sumiendo el país y las devastadoras consecuencias que se avecinan para la clase media, la clase trabajadora, los pensionistas y las generaciones futuras. 
Y no es consciente porque, aun sufriendo en su propia casa el empobrecimiento y la falta de expectativas -un 46% de jóvenes está en paro-, donde por primera vez en siglos los hijos vivirán peor que los padres, creen ingenuamente las patrañas del Gobierno y de la clase política, prometiendo soluciones mágicas o estrafalarias, porque nadie está dispuesto a tomar las medidas que nos permitirían salir de la crisis. El problema es que ya no hay margen, vivimos en tiempo de descuento gracias al río de dinero a interés cero y sin control alguno del BCE y al blindaje de la prima de riesgo, pero el deterioro es ya tal que solo un cambio radical del disparatado modelo de Estado, que elimine el despilfarro anual de los 100.000 millones de euros que supone, podría arreglar la situación. 
Los problemas a los que se enfrenta el país pueden resumirse en tres principales: una burbuja de deuda, que es la que mas crece de la UE; un déficit de las AAPP fuera de control, y un sistema de pensiones que ha sido y es el sostén de millones de familias, pero que está quebrado y exigirá fuertes recortes, que se iniciarán el año que viene cuando se agote la caja de las mismas y culminarán en 2019 con un recorte de mas dej 40% a los jubilados futuros, que solo se repartirán lo que haya. Y para arreglarlo, todos proponen lo mismo: más impuestos, más enchufados públicos y más gasto. Aunque Podemos, cuya inmadurez y demagogia supera a la de todos, añade la reestructuración de la deuda: “Préstennos el dinero que haga falta que no se lo vamos a devolver”.
Rajoy y Merkel. (EFE)
Y en todo ello, la crónica tendencia a ocultar la realidad y a sobrevalorar las cifras clave de la contabilidad nacional asume ya proporciones grotescas. El INE acaba de estimar un crecimiento del 0,8 en el 1T, cuando todos los indicadores de actividad, los ingresos fiscales y la creación de empleo muestran lo contrario. ¿Pero cómo osan? No tienen vergüenza. Hoy analizaré la burbuja de deuda. El lunes próximo, la situación del déficit de las AAPP, su carácter estructural y la brutal subida de impuestos que nos espera después de verano. Y finalmente, la quiebra del sistema de pensiones acelerado por la deflación salarial y los trabajos basura.      

Los distintos conceptos de endeudamiento

La deuda pública -Estado, CCAA, corporaciones locales y Seguridad Social- representa la suma de los préstamos pedidos a terceros. La deuda es la suma de los déficits de los presupuestos públicos de años anteriores. La cifra total de activos sobre el sector público en circulación constituye la deuda pública. Dentro de esta definición general de deuda, se inscriben distintos conceptos, dependiendo del contexto a que estén referidos. Los dos más importantes a nuestros efectos son los pasivos en circulación o pasivos totales y la deuda elaborada según el protocolo de déficit excesivo (deuda PDF), que no es toda la deuda pero que es la que maneja el Gobierno, porque es menor que la deuda total, y también los medios, una forma mas de ocultar la realidad a los españoles.
Los pasivos totales (en circulación) constituyen el concepto de endeudamiento más amplio posible, y es el reflejado en las ‘Cuentas financieras de la economía española’, publicación trimestral del Banco de España con un elevado grado de detalle. Es el concepto de endeudamiento  más amplio posible, porque comprende la totalidad de los pasivos contraídos por las AAPP, independientemente de su naturaleza. La deuda PDF no es un concepto de endeudamiento tan amplio como el anterior, se diferencia principalmente del concepto de ‘pasivos totales’ en que no incluye los pasivos de las AAPP en poder de otras AAPP ni los créditos comerciales y otras cuentas pendientes de pago. En 2015, la deuda PDF fue el 71,2% de los pasivos totales, 1,07 billones de euros PDF vs. 1,51 billones los pasivos totales. 
La evolución del endeudamiento desde el comienzo de la crisis ha sido exponencial, y mayor que en ningún otro país de la UE, habiéndose llegado a un límite en el que resulta imposible su devolución, por lo que antes o después será obligada su ‘reestructuración’, es decir, la suspensión de pagos y la negociación de las quitas correspondientes con los acreedores.
                Pasivos totales        De los cuales, deudas entre AAPP         Deuda PDE                                                                  (millones de euros)
    2007          508.534                          42.720                                           383.898
    2011          956.57                             79.781                                           743.530
    2015       1.505.905                         206.770                                         1.072.183
  Rajoy ha cerrado la legislatura con una deuda relativa al PIB del 140%, la mayor en siglos, superior por ejemplo a la alcanzada durante la guerra de Cuba, que fue del 123% del PIB. Durante sus cuatro años de mandato, la deuda subió en 550.000 millones de euros, equivalentes al 51% del PIB, el mayor incremento jamás alcanzado en nuestra historia en tan corto periodo desde las quiebras de los Austrias. Pero este no es todo el problema, que también, su extrema gravedad deriva de la rapidez de su crecimiento, la mayor no solo de la UE sino de todo el mundo desarrollado (OCDE), y de que el déficit estructural de las AAPP, cinco veces superior al límite permitido, no va a desaparecer hasta que el BCE o los mercados nos corten la financiación. 

¿Por qué vamos hacia la suspensión de pagos?

Que salvo milagro divino España va hacia la suspensión de pagos y la intervención no es un juicio de valor, son matemáticas. La extrapolación pura y simple de la situación actual de deuda, déficit y desaceleración del crecimiento, junto con los programas de los partidos que se resumen en más déficit y más deuda, no dejan margen de duda. Puede discutirse el cuándo pero el qué no tiene discusión, excepto refugiarse en un negacionismo irracional o en creerse las cifras y declaraciones falsas del Gobierno, como cuando Zapatero, el BdE, la banca y los medios afirmaban en 2007 que no existía una burbuja inmobiliaria y que los pisos nunca podrían bajar de precio, y en 2008 cuando afirmaban que la crisis financiera internacional no nos afectaba porque teníamos el sistema bancario más sólido de la galaxia. Millones de familias han pagado un precio muy alto por ello. 
España debió pedir el rescate en 2012, conseguir una quita del 50% de la deuda, no devolver un solo euro a las cajas alemanas, francesas y holandesas que tan irresponsablemente habían financiado la burbuja inmobiliaria, como hizo Islandia con los bancos ingleses, y recortar el gasto acabando con el despilfarro autonómico. Rajoy no lo hizo, pactó con la señora Merkel, a cambio de devolver hasta el último euro a las cajas alemanas y las otras, una política de dinero sin límite por parte del BCE. Y en cuanto a cortar el despilfarro autonómico, Rajoy fue rotundo: “Eso ni se toca”. En el colmo de la mentira y de la miseria moral, este demagogo saca pecho diciendo que gracias a él España se ha librado del rescate, algo ‘horrible’ porque hubiera supuesto el fin del Estado de bienestar: No cabe mentira ni vileza mayor.
 Y gracias al apoyo incondicional de los medios, que sobreviven gracias a los oligarcas del Ibex, los grandes beneficiarios del endeudamiento masivo con el dinero del BCE, ya que casi la mitad del incremento de deuda fue para tapar los agujeros de la oligarquía económica y financiera, Rajoy consiguió engañar a la mayoría y vender tamaña fechoría como un hecho heroico que salvó de la ruina a los españoles, cuando ha sido exactamente lo contrario. La burbuja de deuda alimentada por un déficit derivado del modelo de Estado más disparatado de Occidente y único en el mundo seguirá creciendo hasta su explosión, porque el gasto no va a detenerse, algo que sucederá bien en cuanto los mercados tomen conciencia de la imposibilidad de que dicha deuda sea devuelta o bien en cuanto las condiciones de dichos mercados cambien. Pero cuanto más tiempo pase, mayor será la burbuja y más devastador su estallido.

Cristóbal Montoro. (EFE)
El corazón del problema son los reinos de taifas de las CCAA creados en la infausta Transición. Rajoy prometió durante la campaña electoral intervenir a las CCAA no cumplidoras y cerrar la mitad de las empresas públicas. Pero como siempre, este mentiroso compulsivo hizo justo lo contrario, les dio un río tal de dinero a través de los sucesivos planes de los fondos de pago a proveedores y los Fondos de Liquidez Autonómica sin interés y sin control alguno que ha elevado la deuda entre AAPP desde 42.720 millones de euros en 2007 a 206.770 en 2015. Rajoy se hartó de afirmar que cumplirían a rajatabla los objetivos de déficit, el pacto de estabilidad y lo que haga falta, y luego se ha pasado por el forro lo que le ha venido en gana, no ha cumplido ni un solo año y se ha fumado un puro con el artículo 135. 
Y la situación está empeorando. Montoro se ha comido ya en dos meses más de la mitad del déficit del Estado, si es que consiguen que Bruselas acepte un total del 3,6% -1,14 vs. 2,2-, ha devuelto la paga extra a los funcionarios y les ha subido el sueldo un 1%, y si este es el único que está medio controlado, imagínense los demás a los que ha más que doblado el objetivo de déficit. Todo envuelto en la demagogia populista más mendaz, la oposición mas inmadura e ignorante que cabe imaginar, porque no tienen ni idea de lo que hablan, estos insensatos hablan de “reindustralizar”, “priorizar el gasto social”, “renta básica”, suprimir cualquier compromiso de reducción de déficit, eliminar el artículo 135 o sea el compromiso de pacto de estabilidad… deberían aprender de Rajoy, comprometerse a todo y hacer lo contrario. 
Así las cosas, justo el viernes el Gobierno publicó el cuadro macroeconómico del nuevo Plan de Estabilidad 2015-2019. Es la mayor colección de disparates y mentiras imaginable, y nada mejor para comprobarlo que coger el primer Plan de Estabilidad elaborado por el Gobierno de Rajoy en el año 2012, bendecido por el BdE y la mayoría de analistas. Servidor, como es un catastrofista, lo calificaría entonces de ciencia-ficción en estas mismas páginas. Ya tendremos ocasión de analizarlo en detalle, pero esto es lo que decían respecto a 2015: déficit de las AAPP -1,1%, deuda PDE 80,8%; y hoy la cifra oficial, porque la real es peor, déficit -5,1%, deuda 99,2%. ¿Alguien en su sano juicio puede conceder la más mínima credibilidad a este Gobierno de tramposos? Entramos en tiempo electoral, a la oposición se lo han puesto como a Fernando VII: si no se comen con patatas a estos falsarios, es que son aún más ineptos de lo que parece. 
NOTA: el problema real es mucho mayor. La riqueza nacional o el PIB pm de España que ha venidosobrevalorándose por la contabilidad nacional desde 2008 es hoy un 20% inferior al oficial, según muestran todos los indicadores de actividad, de fiscalidad y de empleo. Algo que un grupo de economistas pensamos denunciar ante las instituciones comunitarias a finales de mayo próximo y exigir una auditoría de nuestra contabilidad nacional. Esto significa que los pasivos totales representan en realidad el 176% del PIB, la cifra mas alta de la UE.

Camino al abismo: el déficit (II)

“No se puede gastar mas de lo que se ingresa” fue uno de los grandes eslóganes con los que Rajoyengañó a sus votantes durante la campaña de 2011. Una afirmación que siendo cierta para una familia no lo es para un Gobierno emisor de moneda -aunque reduciría el valor de la misma-, pero al no tener España soberanía monetaria, solo puede gastar más de lo que ingresa dentro de unas reglas queZapatero ignoró, gastándose 448.000 millones de euros más de lo que había ingresado desde 2007. Algo que, en contra de lo que prometen los demagogos de Podemos-IU a los ignorantes y los ilusos -“vamos a gastar sin límite, exigiremos que nos den el dinero necesario, y además no lo vamos a devolver”-, solo lleva al desastre, por lo que había que empezar a recortar despilfarro masivamente. Ese era el mensaje.
Sin embargo, Rajoy, que ha mentido en todo y a todos, hizo justo lo contrario: gastaría más que Zapatero y en lugar de reducir la deuda la incrementó en 550.000 millones. Y es que, desde el aciago día en que tomó el poder, hizo justo lo contario de lo que había prometido. Ni un solo año cumpliría los objetivos de déficit. Pero lo peor es que los españoles no hemos vivido mejor acumulando deuda y enviando la factura al futuro para que la paguen nuestros hijos. La mayoría ha perdido renta, la clase media ha perdido tres millones de personas, 2,5 millones de parados están tirados en la cuneta sin ayuda ni prestación alguna, uno de cada tres niños vive por debajo del umbral de la pobreza y los trabajos creados son en su mayor parte trabajos basura y/o temporales propios de un país tercermundista.  
Y no ha cumplido a pesar de que su primera medida fue aumentar la fiscalidad sobre las familias al mayor nivel de nuestra historia. “No había otro remedio”, diría este farsante, es decir, no se podía eliminar el despilfarro de los 36.000 millones anuales en duplicidades entre AAPP, ni cerrar las más de 3.000 empresas públicas inútiles, ni reducir las decenas de miles de ‘asesores’, ni  los cientos de miles de enchufados públicos, absolutamente de nada. Meses después, cuando rechazó el rescate porque según este mentiroso compulsivo ello supondría reducir pensiones, prestaciones a los parados, sanidad etc., al ser preguntado por qué no se reducía el despilfarro autonómico, Rajoy sería rotundo: “Eso ni se toca”.
El escritor, periodista y académico Arturo Pérez Reverte, maestro de precisión con la palabra, lo ha definido magistralmente: “No ha querido tocar un pelo de este monstruoso e inviable derroche autonómico. Tiene miedo de que se le rebelen los sicarios. Así que Rajoy lo exprimirá todo y a todosantes que tocarles el negocio a los compadres y desmantelar este disparate burocrático. Ni cinco millones de parados han convencido aún a estas ratas de alcantarilla estatal de reformar la Administración que asfixia a España trincando lo que el Estado nos expolia. Aún no hemos visto dimitir a ningún ministro, y eso significa que están de acuerdo con la infamia que su jefe impone. La desvergüenza, la cobardía moral y el cinismo político se lo reparten entre todos, sin inocentes”. Y concluye: “Zapatero era un imbécil pero Rajoy es un sinvergüenza”.

Déficits cíclico, estructural y primario

Los déficits fiscales o diferencia entre ingresos y gastos públicos impulsan el crecimiento a corto plazo, como en 2015, pero destruyen el futuro de la economía porque absorben la vitalidad del país a través del efecto expulsión. “Cuando las AAPP gastan 100 euros, la inversión privada y otros gastos sensibles a los tipos de interés disminuyen en 100 euros, con lo que el ‘stock’ de capital privado del país es desplazado por la deuda pública”, el déficit y la deuda son “gravemente perjudiciales para el crecimiento económico a largo plazo” (1) y “en la medida que pidamos préstamos para consumir, nuestros hijos tendrán que reducir su nivel de vida para pagar sus intereses y devolverlos”, es decir, no solo es que la burbuja de deuda arruinará el futuro de nuestros hijos, es que además la destrucción del tejido productivo nos lleva a  una economía de camareros
Los déficits fiscales se dividen en estructurales y cíclicos. Los primeros derivan de las políticas de ingresos y gastos discrecionales por parte de las AAPP, mientras que los segundos dependen de la situación en el ciclo económico, es decir, de si la economía crece o decrece. Existe otra tercera definición, los denominados déficits primarios, que son los obtenidos descontando la parte correspondiente a los pagos de intereses por deuda. En 2015, tendríamos que haber restado del déficit total estimado en 55.000 millones los 35.000 millones que pagamos de intereses de la deuda, con lo que el déficit primario habría sido de 20.000 millones o el 1,86% si hacemos como que nos creemos el PIB oficial.
La Unión Europea mira para otro lado ante los incumplimientos del déficit por parte de Rajoy. (EFE)
Pues bien, en los tres déficits, y esto es lo que nos arrastra camino del abismo, España se encuentra a la cabeza de Europa y del mundo desarrollado, en dos, y en el segundo puesto en uno, algo sencillamente insostenible  En el déficit total, únicamente Grecia está por encima, pero ocupamos el lugar 141º del mundo, es decir, solo 39 países tuvieron un mayor déficit. Sin embargo, en déficit estructural tenemos el mayor de la UE y de la OCDE, consecuencia del modelo de Estado más disparatado del mundo civilizado. La cifra es del 2,5%, lo que multiplica por cinco el límite de déficit estructural fijado por Bruselas, y subirá al 2,7 este año. Finalmente, respecto al déficit primario, España es el único país de la UE que lo tiene, todos los demás, incluido Grecia, tienen superávits primarios.  
Grecia, el ‘más torpe’ de la clase, tiene superávit primario desde 2011, y es que desde 2007 a 2014 Grecia ha reducido su gasto corriente en un 19%, España lo ha incrementado en un 10%. ¿Cómo es posible que en Grecia, donde el PIB ha caído casi un 25%, los ingresos fiscales han subido un 2,5%, y en España, cuyo PIB es ya el mismo de 2007, los ingresos fiscales han caído un 3,7% después de la mayor subida impositiva de la historia? ¿Cómo es que Bruselas se traga las cifras de una Contabilidad Nacional que no coinciden con nada? La respuesta es sencilla: desde que Rajoy se comprometió con la señora Merkel a devolver a las cajas alemanas, francesas y holandesas hasta el último euro, España ha venido gozando sistemáticamente de bula y Bruselas mira para otro lado.
La pasividad de Bruselas ante incumplimientos de Rajoy que clamaban al cielo resulta inaudita. Claro que si consideramos que la mitad era para pagar a sus cajas, el tema se entiende mejor. Fíjense: en 2011, el déficit que Zapatero había afirmado que sería del 6% terminaría en un 9,6, algo que se sabía desde julio, y que Montoro y Rajoy sabían de sobra, pero Rajoy mentiría como un bellaco y lo utilizaría como excusa para subirnos los impuestos. Después anunciaría que el objetivo de déficit 2012 marcado por Bruselas en el 4,4% era inalcanzable, pero se comprometió a cumplirlo si se lo ampliaban al 5,8%, lo que Bruselas aceptó. Al final, ni el 5,8 ni el 9,6, sino el 10,6%, incluidas, ¡cómo no!, las ayudas a la banca: el país europeo con mayor déficit, que es exactamente lo que va a suceder este año. 
En 2013, más de lo mismo. Objetivo de déficit: 4%, Rajoy dice que vale y luego que no, que necesita el 6,5. Bruselas se lo concede a cambio de una serie de recortes que Rajoy incumple. Al final es el 7,1% y en Bruselas de nuevo miran para otro lado y siguen con la barra libre del BCE abierta. Además, el BCE decide blindar nuestra prima de riesgo, que así baja a mínimos. ¡Qué maravillosa la política económica de Rajoy que había conseguido tamaño milagro! Entretanto, como la droga del BCE seguía llegando a carretadas, Rajoy la repartía a los drogadictos de las CCAA con total profusión, sin condiciones, sin intereses y sin control. Eso es saber gobernar una nación y lo demás ignorancia y amateurismo.
En 2014, el objetivo había sido ampliado al 5,7%, al 4,2% en 2015 y al 2,8% en 2016. A cambio se habían pedido más recortes y sobre todo la regulación del factor de sostenibilidad en el sistema de pensiones. De recortes de gasto nada, y del factor de sostenibilidad de las pensiones nada, porque entrábamos en tiempo electoral. En todo caso, 2014 sería el único de la legislatura en que Rajoy cumpliría el objetivo de déficit, eso sí, fuertemente ampliado por la generosa Bruselas. Pero de nuevo en 2015, ni eso. Frente al objetivo ampliado del 4,2%, se cerró con una estimación del 5,18% a resultas de que conozcamos el cierre de la Seguridad Social. Y Bruselas, no solo mirando para otro lado, ayudando a la expansión fiscal electoralista. 

Bruselas impulsa la expansión fiscal hasta el 26-J

Según la cifra de ejecución del presupuesto del Estado en términos de Contabilidad Nacional, el déficit del 1T 2016 asciende a 8.760 millones de euros, solo un 0,8% por debajo del déficit en el mismo periodo del año anterior. Por otro lado, el BdE en su ‘Informe de estabilidad financiera’ publicado el pasado miércoles avisa de que los riesgos a la baja del crecimiento económico para este año y el próximo que había situado en el 2,7% y el 2,3, “se han intensificado de manera apreciable durante los últimos meses”. Las razones que aduce el BdE incluyen la incertidumbre política y las más que seguras medidas presupuestarias para reducir el déficit, empezando por una brutal subida de impuestos, que “podían alterar el perfil de crecimiento”.
El BCE de Draghi 'traga' con los incumplimientos para evitar un Gobierno populista. (EFE)
Pero eso será después del 26-J, porque hasta entonces Bruselas está impulsando la expansión fiscal hasta esa fecha para favorecer a Rajoy. El martes pasado, en el programa ‘Economía directo’ del colectivo Burbuja, Juan LabordaJuan Carlos Bermejo (x2) y un servidor, con los datos en la mano, cuantificamos la misma: España está recibiendo un increíble trato de favor en las inyecciones del BCE (83.000 millones en 2015 que compara con un crecimiento del PIB de solo 32.000, lo que significa que por cada 2,6 euros del BCE, hemos crecido solo uno); y Bruselas mira para otro lado ante los flagrantes incrementos del gasto de Rajoy, devolución de la paga extra, subida de salarios públicos y más que doblar el margen de déficit a las CCAA. Todo para evitar un Gobierno populista radical que sería la ruina de España y crearía un problema mayor a la eurozona. 
Pero pasado el 26-J, Bruselas no tendrá más remedio que sancionarnos por los incumplimientos reiterados del déficit -seremos el primer país de la eurozona en ser sancionado, y aunque la multa sea simbólica, el daño a nuestra credibilidad será muy serio- y por supuesto imponer recortes drásticos de gasto. La cifra de recorte que ha señalado el Gobierno de 4.000 millones resulta irrisoria. Tendrá que ser del orden de 23.000 millones de los que 7.000 pueden venir de crecimiento siendo optimistas, si es que quiere reducirse el déficit al 3,6%, porque a día de hoy la cifra de déficit 2016 más probable es del orden del 5,8% -2,8% el Estado, 1%, CCAA donde cinco cerrarán con el 1,7%, y del 2% la Seguridad Social, cuya velocidad de deterioro resulta asombrosa-. La Autoridad Fiscal Independiente (AIReF) acusa al Gobierno de “falta de realismo continuado en los presupuestos”.
El problema con todo no será solo Bruselas, que también, sino los mercados, que pueden empezar a darse cuenta de la realidad: que por muy blindada que el BCE tenga nuestra prima de riesgo, esto no se sostiene. No se pueden mantener sistemáticamente los peores déficits del mundo desarrollado en todas sus clases, y que para arreglarlo las propuestas de todos los partidos sean más déficit y más deuda sin que los mercados reaccionen, y que en el caso de Podemos es tan disparatada que nos sacaría directamente de Europa aunque eso puede ser lo que quieren aunque afirmen lo contrario. Hay que estar locos para proponer tamaños dislates, pero más locos hay que estar aún para votarles. 
(1) Paul Samuelson, ‘Economía’. El texto de enseñanza de economía más conocido y extendido en el mundo. Está traducido a más de 80 idiomas.  
NOTA: el BBVA ha encontrado la solución de nuestros problemas: reducir la prestación de desempleo y reformar del mercado laboral. ¿Y qué tal acabar antes con las duplicidades entre AAPP, cerrar los miles de empresas públicas inútiles, reducir a la mitad los municipios o eliminar a los 20.000 asesores que no asesoran y que cobran de media 80.000 euros? Ponen su servicio de estudios a disposición del Gobierno para ahorrar 1.000 millones y no dedican ni una línea para acabar con el despilfarro de 50.000. El mercado laboral es ineficiente, cierto, pero comparado con el Gobierno de España, y no digamos de las CCAA y ayuntamientos, es el no va más de la eficacia. Así no se arregla España, señores del BBVA, solo se empobrece en las cifras aterradoras que ustedes mismos acaban de publicar.

Camino al abismo: las pensiones (y III)

Dentro del océano de mentiras y ocultaciones con que el régimen político y mediático mantiene anestesiado al ingenuo e iletrado pueblo español, hay una que causa particular asombro por su gravedad: la indiferencia ante la quiebra del sistema de pensiones. Los jubilados actuales, 8,5 millones, podrían sufrir recortes de hasta el 20% en cuanto se agote la ‘hucha’ de las pensiones, lo que ocurrirá a finales del año que viene, mientras que los jubilados futuros, unos 250.000 anuales, verán recortadas sus pensiones en un 40% a partir de 2019, de acuerdo con los nuevos sistemas de cálculo ya aprobados por ley. Se trata de un hecho directamente criminal, el mayor robo a la clase media y trabajadora de la historia de España y de Europa, cuyas cuotas a la Seguridad Social fueron utilizadas desde 1984 para financiar gasto corriente del Estado y CCAA.
Y este hecho crucial que representará la miseria para millones no parece preocupar a nadie -solo un 2,7% de españoles dice preocuparle, según el CIS-. La propuesta del PSOE, gran culpable del expolio, de crear un impuesto para las pensiones, subir patrimonio e impuestos medioambientales, resulta escandalosa. Aplastar más aún con impuestos a los españoles y en particular a los 5,5 millones de contribuyentes con rentas superiores a 24.000 euros -que tendrían que pagar una media de 4.000 euros año adicionales para cubrir la totalidad del agujero-, mientras se niegan a reducir el despilfarro político cuando solo las duplicidades entre AAPP nos cuestan 36.000 millones de euros. Pero antes de entrar en el análisis del tema, debo resaltar mi asombro ante la capacidad del régimen político y mediático de mantener dormida a la opinión pública.
Un caso que ilustra bien la connivencia entre poder político y poder mediático es el de Carlos Herrera, un gran profesional a quien escuchan millones y para quien “Rajoy es el político más injustamente infravalorado, y también podría decir lo mismo de Zapatero”. Es decir, que estas dos auténticas plagas bíblicas que han endeudado a España en más de un billón de euros arruinando el futuro de las próximas generaciones, que han llevado el paro a más de cinco millones, que han elevado los impuestos al mayor nivel de nuestra historia, que han empobrecido al 91% de los españoles reduciendo la renta disponible de las familias en un 20%, la caída más alta de Europa, que han llevado la desigualdad al mayor nivel de la OCDE y reducido la clase media en 3,5 millones de personas, están infravalorados.
Y es que hasta la Conferencia Episcopal, la Iglesia, pone sus medios, COPE y 13TV, al servicio de la ocultación y de la mentira. El último gran engaño a los españoles han sido las declaraciones de Rajoy al ‘Financial Times’, según las cuales, “la recaudación de impuestos está yendo tan bien que vamos a bajar impuestos”, algo que nadie parece haber contrastado, porque la evolución de los ingresos tributarios homogéneos el 1T16, según la Agencia Tributaria, muestra justo lo contrario, un desplome brutal de los ingresos, el -0,1%, que compara con un +4,4% del 1T15. ¿Pero cómo un jefe de Gobierno europeo puede ser tan increíblemente mentiroso? Y, sin embargo, lo que aparece en todos los medios es que Rajoy piensa bajar impuestos, nadie dice que ha mentido como un bellaco.

Un caso de emergencia nacional

La Autoridad Fiscal Independiente (AIReF) prevé que el déficit de la Seguridad Social en 2016 será del orden del 2% del PIBun agujero de más de 20.000 millones de euros. Según las cifras del Sistema de Información Contable de la Seguridad Social, sus cuentas presentaron un déficit de 16.707 millones de euros al cierre provisional de 2015, frente a la cifra falsa que el Gobierno envió a Bruselas de 13.570 millones. Pero si la despreocupación de los pensionistas ante lo que se les viene encima resulta inaudita, lo que no tiene pase es la nula reacción de Bruselas ante la falsedad de las cifras de déficit público del Gobierno, dado que este es como mínimo del 5,4% frente al 5,1% oficial.
Y este año es peor aún, la estimación de déficit es del 5,8% (2,8%, Estado; 2%, Seguridad Social, y 1%, CCAA). ¿De dónde saca Bruselas que tenemos que recortar solo 8.000 millones en dos años? La diferencia con el nuevo déficit del 3,7% son 22.000 millones y solo en un año. Todos hablan como gansos de los mayores ingresos fiscales por el crecimiento; no sabemos cuánto estamos creciendo, pero lo que sí sabemos es que hasta marzo los ingresos han crecido cero, entre otras razones por el empobrecimiento de la mayoría. Según los datos fiscales de 2015, cuatro millones de contribuyentes viven con menos de 17 euros diarios, 3,9 millones disponen de entre 17 y 34 euros, 3,8 millones, de entre 34 y 50 euros, y 5,5 millones, 66 euros o más, a quienes el PSOE quiere cargar el agujero de las pensiones.
Por esta razón, la sostenibilidad de las pensiones es una auténtica emergencia nacional, y no solo para los pensionistas. Para una mayoría de ellos, la pensión constituye la única fuente de ingresos, porque con un 46% de paro juvenil, la pensión es el único ingreso tanto para los jubilados como para sus hijos y parientes cercanos, y trasladar el problema a los contribuyentes no soluciona nada. La solución solo puede venir por el recorte drástico del despilfarro público, que asciende a casi 100.000 millones anuales entre duplicidades entre AAPP, miles de empresas inútiles, cientos de miles de enchufados públicos -los salarios públicos suponen el 24,8% del gasto público, frente al 22,9% de la media de la OCDE- o el desmadre en educación y sanidad, cuyos costos han subido exponencialmente y su calidad empeorado desde que Aznar las transfirió a las CCAA.
De todas maneras, lo que ahora está ocurriendo es un ‘déjà vu’. Ocurrió exactamente lo mismo en 2007 con la burbuja inmobiliaria. Dio igual que los inspectores del BdE alertaran en 2006 en un informe de que la irresponsabilidad de bancos y cajas nos iba a llevar al desastre; dio igual que todas la cifras demostraran que había una burbuja insostenible, o que algunos nos desgañitáramos explicando lo que iba a pasar. Los españoles cerraron ojos y oídos y prefirieron creer al contubernio de Gobierno, bancos y constructoras, según el cual no había ninguna burbuja y solo se iba a producir en “aterrizaje suave”. Solbes afirmaría, coreado por todos los medios, “cuanto más se endeuden para comprar pisos, más ricos serán, porque las viviendas nunca pueden bajar de precio”. En un Estado de derecho,hubiera ido directamente a la cárcel. Aquí, anda suelto y forrado.

Banco de España. (EFE)Y el Gobierno actual está en la misma onda. ¿Se pueden creer que Rajoy ‘apuesta’ por mejorar pensiones y servicios públicos, bajando impuestos y manteniendo el cumplimiento de los objetivos de déficit? O sea, por el milagro de los panes y los peces, cuando jamás ha cumplido los objetivos de déficit, ha subido los impuestos al mayor nivel de nuestra historia, ha deteriorado los servicios públicos y la pensión media ha bajado un 3,6%. Rajoy nos toma por imbéciles. Dice que esto se arregla creando dos millones de empleos. En 2014 se crearon 417.000 y el déficit de la Seguridad Social subió hasta 11.000 millones, en 2015 se crearon 525.000 empleos y el déficit creció hasta los 17.000. Y en 2016, en que el incremento de los gastos hasta marzo multiplica por cuatro a los ingresos, no es de extrañar que Oxford Economics, una de las entidades mundiales más prestigiosas de previsión, afirme que “el sistema español de pensiones ha entrado en rumbo de colisión”.

La mayor estafa al pueblo español

Existen dos tipos de pensiones, las contributivas, que representan el grueso de las mismas con 113.000 millones (y de las que existen cinco clases -invalidez, jubilación, viudedad, orfandad y en favor familias-), y las no contributivas, constituidas por aquellas percibidas por personas que, encontrándose en situación de extrema necesidad, no hayan cotizado el tiempo suficiente o nunca, y que representan 11.500 millones. En total, 124.500 millones o el 11,6% del PIB oficial. El Fondo de Reserva de la Seguridad Social creado en el año 2000 no dejaría de crecer hasta 2011, año en el que totalizaba 66.815 millones de euros, desde entonces no ha dejado de caer, hasta los 34.221 millones actuales.
Para empezar, las pensiones no contributivas tienen que financiarse con cargo a impuestos, pero el núcleo del problema es que los excedentes de las cuotas de la Seguridad Social, en lugar de mantenerse en una caja separada para financiar las pensiones de quienes las habían aportado a su jubilación, se han utilizado para financiar el gasto corriente del Estado. Entre 1984 y 1996, el PSOE utilizaría decenas de miles de millones de euros equivalentes para financiar el gasto corriente y el despilfarro autonómico, e inversiones como el AVE a Sevilla o el desmantelamiento industrial. En el año 2000, se crea la caja de las pensiones para conservar esos excedentes, pero ni siquiera eso evitaría el saqueo de las cuotas. En 2010, Zapatero rompería la caja para traspasar al País Vasco las políticas activas de empleo, y utilizaría hasta 15.000 millones de euros de las cotizaciones sociales para “maquillar otras políticas”, en acusación de Fátima Báñez.
Por supuesto, están los problemas de base, demográficos, paro y de los nuevos empleos basura, que hacen que los gastos superen de largo a los ingresos creando un déficit creciente, y que llevarían a la quiebra antes o después. Pero esa no es la situación hoy, el problema es el saqueo a que se han visto sometidas las cuotas de la Seguridad Social desde 1984. Imaginen las decenas de miles de millones de euros equivalentes colocados a interés compuesto en bonos del Tesoro, más todo lo que se ha sacado después. Ese dinero sería suficiente para mantener las pensiones 10/15 años más, y tiene que ser devuelto a los pensionistas actuales, a quienes se les robó de sus cuotas, algo difícil porque en España no existe una ley de responsabilidad política por gestionar mal el dinero público como en otros países, y no hablamos de los países serios, de los que estamos a años luz, hablamos de Argentina y Brasil, donde Kirchner y Rousseff van a ser procesadas por ello. Aquí, la clase política goza de una impunidad absoluta.
El expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero. (EFE)
En todo caso, lo que no pueden hacer partidos que han robado, mentido y cometido mil tropelías es tratar de solucionar un problema generado por su incompetencia, aplastando más aún a impuestos a la clase media y trabajadora, cuya presión fiscal por familia es ya la cuarta de la OCDE y con los nuevos impuestos pasaría a ser la primera. La única manera es recortar el despilfarro político. He explicado que el modelo autonómico supone un despilfarro de unos 100.000 millones de euros respecto a un Estado descentralizado, pero cojamos solo una parte: las duplicidades entre AAPP, 36.000 millones de euros anuales. Solo eso serviría para mantener el sistema de pensiones 10 años más. ¿O acaso es preferible llevar a la miseria a millones antes de tocarles el negocio a los compadres? Por supuesto que sí, y es que para estas “ratas de alcantarilla”, en feliz denominación de Arturo Pérez Reverte, como diría en su día Rajoy, “eso ni se toca”.
En todo caso, la situación es ya totalmente insostenible, ¡y todos los partidos proponen incrementar aún más el número de nóminas públicas! -hay 14,7 millones públicas frente a 14,3 millones privadas-. Estamos en manos de la clase política más ignorante, apátrida y sectaria de Occidente, que carece de proyecto político o económico alguno. Sus propuestas son a cual más delirante: más gasto y más impuestos (PSOE y Podemos/IU); seguir ocultando el problema como desde 2012 a la espera de un milagro (PP), y “contrato único, mejorar el sistema educativo, impulsar en el Pacto de Toledo un modelo de financiación” (C´s), con un par. ¿Y no sería mejor escribir una carta a los Reyes Magos? Como afirma la Ley de Murphy: “Toda situación por mala que sea es susceptible de empeorar”. Este es el desenlace seguro del 26-J, hasta que el BCE y/o los mercados aguanten.