En ocasiones se menciona el caso de políticos presuntamente liberales que se han corrompido o que han dilapidado el dinero público para criticar al liberalismo.
Se trata de un error elemental: el liberalismo no es un estilo personal de gestionar la política, sino una forma institucional de limitar el poder político del Estado. Y se pretende limitar el poder político del Estado para evitar que cualquier gobernante abuse de él… incluyendo a los políticos que se califican de liberales.
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