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martes, 24 de mayo de 2016

Petróleo a 50 dólares



Los bajos precios del petróleo marcaron la evolución del mercado bursátil durante el primer trimestre. A menos de 30 dólares por barril los vaticinios sobre una espiral de quiebras de compañías de fracking que arrastrarían en su caída al sistema financiero norteamericano y, por extensión, al mundial, estaban a la orden del día.

Dos meses más tarde, rozando los 50 dólares por barril, un precio al que las productoras no convencionales ya cubren costes, ya no vale el argumento. A este precio, las compañías de fracking y arenas bituminosas ganan lo suficiente como para pagar gastos corrientes y servir la deuda, pero no bastante como para invertir en nueva capacidad, limitando así la oferta. Un petróleo que oscile en una banda de precios de entre 40 y 60 dólares por barril aparece ahora como el escenario más verosímil: aquel que maximiza el precio sin necesidad de que los productores de la OPEP reduzcan su actividad. Precios superiores ponen potencialmente en mercado producción adicional, procedente de Estados Unidos y Canadá. Precios inferiores, ponen en serio riesgo la estabilidad de las cuentas públicas de muchos países exportadores de petróleo. 

Aunque para Europa, la gran importadora de petróleo, visto aisladamente, un precio de 30 dólares  debería ser mejor que un precio de 50 por barril, puesto que libera más renta disponible para la inmensa mayoría de consumidores, si se miran las cosas más globalmente puede no ser así. La inestabilidad política en los países productores o, simplemente, el riesgo de que tengan que hacer líquidas sus reservas en inversiones financieras para cuadrar el presupuesto, puede crear una convulsión en los mercados, una percepción general de riesgo, que tenga unos efectos más perniciosos que el ahorro de los particulares en el surtidor de gasolina.

Por la parte de la demanda no hay sorpresas. Es previsible que aumente en 1,2 millones de barriles/día este año. Un incremento algo inferior al del año anterior, pero superior a la media de los últimos diez años y al que, previsiblemente, se vaya a dar durante las próximas dos décadas. Las estimaciones de demanda de petróleo de la OPEP hasta 2040 contemplan un aumento agregado de 15 millones de barriles/día para el conjunto de los próximos 25 años. En media, se prevé que el aumento anual de demanda sea de 0,6 millones de barriles/día, resultado de un aumento ligeramente superior al millón de barriles/día en las economías emergentes, y una disminución próxima al medio millón en las desarrolladas.

La demanda va normal y la oferta se está normalizando. La consolidación, durante uno o dos trimestres, del precio del petróleo en el entorno de 50 dólares, sería una muy buena noticia para los mercados financieros. Y especialmente, contra lo que indicaría un análisis simple, para el mercado bursátil europeo.

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