Imprimir dinero es muy fácil pero no soluciona ningún problema económico, lo empeora. Se puede crear tanto dinero como se quiera, pero NO se puede hacer lo mismo con la producción de bienes y servicios. Tiene un límite.
Si solo se aumenta el dinero en circulación y se inyecta de manera directa a la economía como se está haciendo en Venezuela, los primeros que lo reciben corren a gastarlo a comprar lo que encuentren. Lo importante es deshacerse del dinero. Esa demanda con una disminuida oferta como la que hay, dispara los precios. No olvidemos que allá hay escasez de todo.
Venezuela cayó en esta tragedia porque casi lo único que produce es petróleo. Todo lo demás que necesita lo tiene que importar. El problema es que las importaciones no se pueden pagar con bolívares que nadie quiere en el exterior, sino con dólares. Pero como los precios del crudo se han desplomado, reciben muy pocos billetes verdes por cada barril vendido. Puede comprar poco y el gobierno gasta demasiado.
De manera que el país sudamericano sufre un círculo vicioso sin fin. Tienen la inflación más alta del mundo y la gente necesita diario más y más bolívares para pagar (ver gráfico de inflación cortesía de Zerohedge con la esperada para 2016 según el FMI).
Ahora adivine con qué quiere el gobierno de Maduro solucionar estas inevitables alzas. Sí, ¡con controles de precio! Pero tratar de controlar las subidas provoca más escasez –pues nadie quiere vender a un precio que no refleje el mercado real -, y al final, el precio en el mercado negro de todos modos se dispara por los cielos.
La solución sería quitar todos los controles de una vez, y dejar que el mercado libre y abierto solucionara de manera rápida y eficiente la escasez. Si Maduro tuviera una pizca de inteligencia, lo haría hasta por conveniencia. Sí, habría una crisis terrible, pero tendrían una oportunidad de tocar fondo y levantarse. Mientras eso no cambie, seguirán en un barril sin fondo permanente hacia la miseria absoluta.
Los gobiernos todo lo echan a perder en economía. Aprendamos de Venezuela lo que no se debe hacer, y no nos dejemos engañar por políticos populistas que prometen solucionarnos la vida si llegan al poder. La advertencia, está hecha.
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