En el último año los inversores bursátiles han estado muy concernidos por las variaciones del precio de las acciones y especialmente de aquellas dependientes de materias primas, sobre todo del petróleo. Se dio así la paradoja de que "la bolsa iba mal porque un insumo energético estaba barato", y luego, tras el típico proceso de destrucción de oferta, al encarecerse el crudo, "subieron los índices bursátiles"; todo lo cual tiene, además, el añadido de que, por ejemplo, la contribución de los sectores energético y químico y materiales del S&P500 - cuyos datos usaremos hoy -, en un año normal, contribuyen con cerca del 15% de los márgenes sobre las ventas y en un año como 2016 cerca del 10%.
Así que, ante estas paradojas y como me parece que se están generando expectativas políticas y bursátiles erróneas sobre los beneficios corporativos, he pensado que no estaría mal que veamos que está pasando y así hacemos el repaso obligado a esas variables económicas.
La recesión en los márgenes
En términos anuales, si usamos las empresas del S&P500, que mide el precio de las acciones de 500 grandes empresas y donde casi la mitad de los ingresos son de fuera de Estados Unidos, algo que lo hace un excelente indicador de la situación corporativa global, los márgenes sobre ventas en las operaciones ordinarias tuvieron una caída del 5,6% entre el primer trimestre de 2015 y el de 2016, con datos completos para el 88% de las empresas, y en ese sentido fue un año malo, cosa de la que no se ha hablado nada, como si todo fuera bien y volviera “lo de antes”, algo que, como saben, no pasará.
De esa caída de márgenes solo se libran las utilities (distribuidores de energía, agua, etc.), cuyo margen operativo sobre ventas creció un 4%, y las empresas de consumo discrecional (con muchas cadenas minoristas especializadas), que creció un 7,2%, y que contrastan con las de consumo básico (alimentos procesados, etc.) que caen un 5,2% y eso con la gasolina barata. O sea, que el problema no viene de los precios del petróleo y otras materias primas.
En cuanto a los sectores de Energía y Materias Primas, la debacle de 2015 se para, siendo muy bueno el primer trimestre de 2016, con crecimientos de dos y tres dígitos respectivamente comparado con el último trimestre de 2015, aunque el primer trimestre ha de verse con cautela por los ajustes de final de año (caso "utilities"). Luego está la industria, que aporta más del 13% de los beneficios operativos del índice, que como vimos anticipa recesión y que sufre una caída del9,58% en el último año; el dato es muy malo, ya que sus insumos principales se habían abaratado muchísimo.
Especial mención merecen los sectores de Tecnologías de la Información y Financiero, típicas víctimas de esta deflación, que aportan casi el 45% de los márgenes operativos sobre ventas del S&P500, los cuales han bajado en el último año un 7,74% y un 9,24% respectivamente. Éstos, como los sectores comentados anteriormente, son otro ejemplo del techo del ciclo actual, que algunos han sabido aprovechar y otros son estatuas de sal y las TICs, como bancos y hedge funds, tendrán su ajuste de capacidad, quedando los más competitivos.
Se habla mucho de la "financialización" de la economía, algo cierto en Estados Unidos y Gran Bretaña, pero ocurre que, sin el sector financiero y las TIC, no se habría podido generar y financiar la globalización de la producción que ha sacado a cientos de millones de personas de la pobreza. ¿Qué hay muchos fantasmas? A mí me lo van a contar. Sí, los hay, pero irán desapareciendo con las sucesivas crisis bursátiles. También hay los típicos parásitos, no sé, algún actor español de películas patéticas subvencionadas que no ve nadie, tal vez vinculado a algún empresario con negocios panameños, adicto a la tablet y a los mojitos del Hotel Habana Libre(¿libre?) desde donde larga en las redes sociales contra el Capitalismo, alabando lo bueno que es aquello y pidiendo más "cambio" y "un nuevo país", ahora que unidos enchufamos a más, de forma que, entre unos y otros, se consigue seguir viviendo del cuento, hasta que la economía reviente, claro.
Los márgenes del ciclo
Que caigan los márgenes no significa que se pierda dinero, obviamente, de hecho,todavía están a un buen nivel, en torno al 9% de las ventas.
Unos márgenes (totales o relativos) que tienen mucho que ver con el ciclo americano, como se ve al compararlos con el mismo (siguiente gráfica) y contando con que una parte de ese margen viene del negocio global.
Márgenes y corrección bursátil
Luego el análisis ha de complementarse, lógicamente, pues aunque la estrategia inversora ha de guiarse por los determinantes sistémicos de los índices, tema al que dedicamos un libro, como mínimo hay que ver la sostenibilidad de las valoraciones bursátiles, empezando por estudiar los esos márgenes operativos por acción y siempre considerando que, según cálculos fiables, desde 2012 casi una cuarta parte del nivel del crecimiento de ese ratio lo aportó la recompra de acciones.
Como puede observarse en la gráfica anterior, los beneficios por acción, en 24,44$ (24,11$ con datos este martes), perdieron el canal alcista e hicieron tope a mediados de 2014 coincidiendo con el fin de la expansión cíclica, tal como previmos en julio de 2009. Luego, con la fase de enfriamiento, se han situado en una situación temporal similar a la de 2012, algo que también se ve en los datos de beneficios corporativos del PIB estadounidense (línea granate, siguiente gráfica)
En esa situación, el S&P500, que hoy está cerca de los 2.075 puntos, y dicho todo siempre con la reserva legal correspondiente, está en esa delicada situación de cambio de las tendencias de fondo en fundamentales en que podría sufrir una fuerte corrección y situarse entre los 1.400 y 1.800 puntos, dependiendo de la percepción de riesgo de recesión que tengan los inversores en este año electoral en que los índices suelen seguir una estacionalidad particular y cuando, además, hayun contendiente muy particular.
Termino pues con las siguientes consideraciones: mientras el sector productivo global afronta esas dificultades no dejan de escucharse ofertas, sobre todo sobre todo en las elecciones españolas, que cuentan para pagar sus promesas con unos recursos que no existen. Ante esa evidencia, uno se pregunta: ¿Acaso a los españoles nos gusta que nos engañen y premiamos la mentira? ¿Volveremos a castigar a quien hace lo correcto y a darle más dinero a "la casta"? Y finalmente: ¿Cómo extrañarse entonces de que, incluso después de lo del "pisito", con tanta fantasía colectiva, termine concentrándose más la riqueza?
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