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domingo, 22 de mayo de 2016

Las empresas y autónomos soportan una de las mayores cargas fiscales de Europa

Las empresas y autónomos soportan una de las mayores cargas fiscales de Europa

Las empresas de mayor dimensión no gozan de especiales ventajas respecto a las pymes. De hecho, su factura fiscal es, en realidad, muy similar.

Suele ser habitual leer en los medios noticias sobre lo poco que pagan las grandes empresas por Impuesto de Sociedades -en adelante IS-. El objetivo de este análisis es aportardatos que ofrezcan luz sobre la cuestión, para lo que me basaré en la última Memoria de la Administración Tributaria disponible a fecha de hoy y que corresponde al ejercicio fiscal de 2011, así como datos de Eurostat para comparar el caso español con otras economías europeas.
En primer lugar, ¿de verdad pagan tan poco las grandes empresas? En el siguiente gráfico resumo cómo se calcula el IS con datos acumulados de dos categorías de empresa: entidades pertenecientes o no a un grupo consolidado. En el primer caso, se encuadran las empresas de menor dimensión; en el segundo, al formar parte de un grupo de sociedades, se consideran empresas de mayor dimensión.
El punto de partida es la base imponible, que, a su vez, se calcula sobre el resultado contable obtenido en el ejercicio y sobre el que se aplican diversos ajustes, desde excluir el gasto contable por impuesto de sociedades -que no es lo que efectivamente paga una empresa por IS- hasta eliminar diversas provisiones que no son fiscalmente deducibles o compensar las bases imponibles acumuladas por pérdidas de ejercicios anteriores.
De esa forma, se obtiene la base imponible: si es positiva se tributa, y, en caso contrario, se acumula para compensar en la liquidación del IS los beneficios que se registren en el futuro.
Como se puede observar en el anterior gráfico, las entidades de mayor dimensión tributaron en 2011 a un tipo superior del 30% frente al tipo reducido del 25% de las pequeñas. Y aunque disfruten de mayores minoraciones en la cuota, pagan lo mismo. En comparación con su base imponible, las grandes empresas pagan un tipo efectivo del 18,7% mientras que las de menor tamaño pagan un 18,6%.
En cuanto a las minoraciones a la cuota, se trata principalmente de deducciones por doble imposición que se producen porque la empresa obtiene ingresos por dividendos de otras empresas. Estos dividendos son beneficios que ya tributaron en la empresa de origen, por lo que para evitar una doble tributación se procede a excluirlos del cálculo del impuesto a pagar.
El impacto de estas deducciones -totalmente justificado- es notable. Mientras las grandes empresas tienen un tipo efectivo inferior (18%) al de las Pymes (19%/20%), si se ajusta por las deducciones, éste es muy similar (22% vs 21%/23%).
Hay que considerar que en el caso de los grupos consolidados, las sociedades cabecera o holding de las que depende el resto de empresas del grupo son las que, por lo general, deben hacer frente a las deudas y, precisamente, el ingreso obtenido por el dividendo de las filiales es su principal vía de obtener recursos para hacer frente a los pagos.
De todas formas hay que destacar que el IS es sólo una parte de los impuestos y tasas a los que deben hacer frente las empresas. En el caso español, el sistema fiscal aplicable a las compañías incluye un total de 71 figuras tributarias, que, si bien pueden parecer muchas, se quedan cortas en comparación con las 128 existentes en Italia.
Además, si se analiza la composición fiscal por el tipo de contribuyente, las empresas y autónomos soportan en España una mayor carga fiscal relativa frente a otros países de nuestro entorno.
De hecho, si bien en España la recaudación medida sobre el PIB es relativamente baja (puesto 20 de 29 países), en términos de carga impositiva sobre las empresas y autónomos, su posición asciende al número 10 de la UE.
En este punto, conviene destacar que el grueso de la recaudación por IS recae en las grandes empresas. Así, tal y como puede comprobarse en el siguiente link de @Absolutexe,en 2013 el 0,079% de las empresas aportaron el 53% de la recaudación total del IS. Es decir, son las empresas de mayor dimensión las que concentran el grueso de la recaudación en esta materia.
Por último, recordar que la evolución de la recaudación por IS está determinada por la actividad de las empresas. Así pues, debe ponerse en contexto el negativo impacto de la crisis en las empresas según al sector al que pertenezcan. Desde el estallido de la burbuja inmobiliaria hasta 2011, la recaudación por IS bajó a la mitad, pero si se excluyen las actividades vinculadas con el ladrillo (construcción, servicios inmobiliarios o banca), la pérdida se limita a poco más de una tercera parte.
Durante los años de crisis, el resultado contable de las empresas se ha desplomado (un 94% menos), pero el de las sociedades con resultado positivo -mejor referencia de la recaudación positiva- ha descendido un 34%, bastante menos. Es la evolución de las sociedades en pérdidas la que explica esa diferencia.
Precisamente, son esas pérdidas acumuladas en los últimos años -visibles en la barra roja del siguiente gráfico- la principal razón que convierte en un ejercicio absurdo el cálculo del pago de impuestos sobre el resultado contable positivo, dado que esos números rojos permiten compensar la factura fiscal sobre futuros beneficios.
Dicho de otro modo, dichas pérdidas funcionan como una especie de crédito fiscal que el Estado concede a las empresas (los números rojos aminoran el pago de impuestos sobre futuros beneficios) y que, como comentamos anteriormente, es uno de los ajustes a realizar entre el resultado contable y la base imponible.
En definitiva, las grandes empresas no pagan pocos impuestos con respecto a las pequeñas, asunto diferente es plantearse la existencia o no de ciertas deducciones, pero lo que pagan está vinculado, en última instancia, con el entorno de mercado en el que operan. De hecho, lo que demuestran los datos es que las empresas y autónomos en España soportan una carga fiscal relativamente elevada en comparación con otros países europeos.

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