Un artículo reciente en Bloomberg Markets de Michelle Jamrisko trae buenas noticias. “El patrón oro es una de las ideas más antiguas sobre dinero, pero el más duro entre los duros halcones del dinero fuerte siente que puede insuflar nueva vida en él”. Por desgracia, quienes busquen información acerca del patrón oro y sus defensores, encontrarán poco que usar en el artículo.
Lo más evidente es que el artículo omite una cosa de no pequeña importancia. Nunca explica qué es el patrón oro. Lo más cerca de que llega el artículo a una explicación es esto: “Hace décadas, la cantidad de efectivo que circulaba en un país estaba a menudo limitada por las existencias de metálico que tenía en sus arcas”. Según esta explicación, bajo un patrón oro, el gobierno no puede emitir una cantidad ilimitada de dinero: su capacidad de crear dinero está limitada por la cantidad de oro en mano. Poco después, Jamrisko dice: “Por supuesto, una restauración completa del sistema que reinó en EEUU durante un siglo hasta la década de 1970 es casi inconcebible”. Por su referencia a “la década de 1970”, es evidente que está hablando de lo que había implantado hasta que Nixon cerró la “ventanilla del oro” en 1971.
Dudo si sorprender a Michelle Jamrisko, pero ese sistema no era el “patrón oro” que los actuales más “duros halcones del dinero fuerte” quieren restaurar. En ¿Qué ha hecho el gobierno de nuestro dinero?, Murray Rothbard, un defensor importante del patrón oro, lo explicaba así: “La existencia, u oferta, total de dinero en la sociedad en cualquier momento es el peso total del producto monetario existente. Supongamos, por el momento, que se establece un solo producto en el mercado libre como dinero. Supongamos además que el oroes ese producto (aunque podríamos haber tomado la plata o incluso el hierro: es el mercadoy no nosotros el que decide el mejor producto a usar como dinero). Como el dinero es el oro, la oferta total de dinero es el peso total del oro existente en la sociedad”.
En suma, bajo un genuino patrón oro, las existencias de oro no se limitan solo a la oferta monetaria: son la oferta monetaria. Bajo un patrón oro, la Fed no seguiría una “regla monetaria fija”: no habría Fed en absoluto. Jamrisko podría haber descubierto fácilmente esto si hubiera leído a Rothbard o a sus seguidores contemporáneos. ¿Dónde está Joseph Salerno? ¿Dónde está Jim Grant?
¿Y dónde está Ron Paul? Jamrisko no le menciona. Dice: “Los que atacan [a la Fed] incluyen el movimiento ‘Auditad la Fed’, liderado por el senador de Kentucky, Rand Paul, cuyo padre, Ron Paul, ha sido un defensor de un patrón oro”. No piensa que sea relevante informar a sus lectores de que Ron Paul durante décadas ha sido el principal defensor público del patrón oro y de que en End the Fed y un enorme número de otros libros, artículos y discursos ha reclamado la abolición de la Fed.
Jamrisko citar sin comentario una crítica del patrón oro. “El patrón oro ‘fue terrible. Era horroroso’, según Tony Fratto, antiguo cargo en el Tesoro y la Casa Blanca en la administración de George W. Bush. ‘Llevó a algunas de las peores recesiones económicas y episodios de inflación en la historia’”. Probablemente lo que Fratto tiene en mente es que algunos economistas como Barry Eichengreen atribuyen la gravedad de la Gran Depresión mundial en la década de 1930 a la reticencia a abandonar el patrón oro.
Pero esta opinión, aunque fuera correcta, no es una objeción al genuino patrón oro. La economía en las décadas de 1920 y 1930 operaba bajo el patrón oro cambio, no el patrón oro clásico y este fue el origen del problema. El patrón oro cambio, que no requería que cada nación tuviera una moneda respaldada por oro, fue condenado una y otra vez como una de los mayores crímenes de la historia por el gran economista francés y oficial bancario Jacques Rueff, uno de los defensores más incondicionales del patrón oro clásico.
Además, ¿por qué es mala la deflación? Como señala Rothbard:
Pocas situaciones han sido más temidas y denigradas en la historia del pensamiento económico que la deflación. Incluso un teórico de la moneda fuerte tan perspicaz como Ricardo fue inapropiadamente suspicaz con la deflación y una fobia evidente contra las bajadas de precios ha sido esencial tanto para el pensamiento keynesiano como el monetarista. (…) La deflación de precios en el mercado libre ha sido una víctima concreta de la deflación-fobia, a la que se le culpa de la depresión, la contracción en la actividad económica y el desempleo. Hay tres causas posibles para esa deflación. En primer lugar, la mayor productividad y oferta bienes tenderá a rebajar precios en el mercado libre. Y este es en realidad el historial general de la Revolución Industrial en Occidente desde mediados del siglo XVIII. Pero en lugar de ser un problema a temer y combatir, las bajadas de precios debidas a un aumento en la producción son una tendencia maravillosa a largo plazo del capitalismo sin ataduras.
Jamrisko podría estar en desacuerdo, pero tendría que haber tenido en cuenta a Rothbard y sus seguidores, en lugar de rechazarlos sin mencionarlos.
Publicado originalmente el 19 de mayo de 2016. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.
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