Autor: Stephan Kinsella
De vez en cuando veo a alguien tratando de suavizar el debate de “deshomogeneización” de Mises y Hayek—debate sobre si, y en qué medida, los planteamientos de Mises y Hayek sobre la imposibilidad del socialismo son diferentes. Un lado—lo que yo denomino la visión rothbardiana o praxeológica-misesiana—ve las ideas de Mises como teniendo que ver con el uso de los precios monetarios como una unidad cardinal para propósitos de cálculo económico. Este enfoque es defendido por Rothbard, Hoppe, Herbener, Salerno, Hülsmann, y otros, y, de forma clara, Mises. Esta visión también ve la contribución de Hayek como diferente y, posiblemente, confusa o errónea: que los precios ayudan a expandir información de otra forma localizada en algunos puntos de la economía, permitiendo entonces el uso eficiente de los recursos. Los hayekianos tienden a enfatizar el conocimiento o los aspectos informativos del dinero, pero también sostienen que esto es sólo “la otra cara de la moneda” de la idea de Mises.
Ver, por ejemplo, Yeager, en Mises y Hayek sobre Cálculo y Conocimiento, “cuestionando la supuesta distinción entre el cálculo y los problemas de conocimiento”. Ver también: Pete Boettke,Hayek y el Socialismo de Mercado: Ciencia, Ideología y Políticas Públicas (“Don Lavoie [enRivalidad y Planificación Central, 1985] argumentaba que hay que leer los argumentos de Mises y Hayek como dos caras de la misma moneda, y yo lo sigo en este punto y no deshomogeneizaré sus diferentes contribuciones al análisis del socialismo”); también su Cálculo Económico: la Contribución Austriaca a la Economía Política (“el argumento esencial de Mises y Hayek en contra de las propuestas socialistas—el problema del cálculo económico—y su comprensión de cómo el sistema de propiedad privada logra un cálculo monetario son contribuciones complementarias a la teoría económica”) .
Ver también a Steve Horwitz, Cálculo Monetario y el Orden Extenso No Intencional: Los Microfundamentos Misesianos de la Gran Sociedad Hayekiana (“Una economía austriaca del siglo 21 va a tener que redescubrir esas ideas misesianas e integrarlas de forma más completa con el trabajo de Hayek sobre conocimiento y coordinación… el científico social ‘praxeológico’ tiene ambas tareas, una sobre Hayek y una sobre Mises: La tarea hayekiana es reconocer y describir la naturaleza del orden no planificado que debe ser explicado, mientras que la tarea misesiana es describir el proceso mediante el cual la acción humana intencional es guiada de modo que pueda producir ese orden hayekiano. … Los ‘deshomogeneizadores’ han … correctamente identificado microfundamentos [incluyendo] la importancia del cálculo monetario y el concepto de Mises de ‘valorización’, pero … ellos ignoran lo que parece ser la relación evidente entre esos microfundamentos y la visión de Hayek sobre el orden social. Esto es, ignoran que el resultado de la utilización del cálculo económico por los actores empresariales individuales y por las empresas y familias es precisamente el ‘uso del conocimiento en la sociedad’ que caracteriza al orden espontáneo de mercado de Hayek”). También: Bob Murphy en un post reciente se preguntaba: “no entiendo por qué Salerno (y Kinsella y tal vez otros también en ese lado de esto) piensan que es tan crucial martillar el punto de que los precios de mercado no transmiten el conocimiento”. Murphy y yo tuvimos algunos intercambios sobre los comentarios de este post también.
(Algo más de información está disponible en Wikipedia en la entrada respecto al debate sobre el cálculo económico).
Los rothbardianos/praxeólogos ven los enfoques de Mises y Hayek como diferentes (y el segundo como más débil, en el mejor de los casos, y como confundido y distractor, en el peor de los casos); mientras que los hayekianos sostienen que los enfoques son complementarios e interrelacionados.
En ocasiones he reunido y resumido algunos de los recursos pero lo hago con suficiente frecuencia que pensé sería útil para poner algunos de los enlaces y referencias en un solo lugar. En mi opinión las fuentes que siguen (principalmente rothbardianas/praxeológicas), por lo menos, hacen difícil argumentar que los dos enfoques son “dos caras de la misma moneda”. A continuación se presenta una breve discusión y resumen, y algunos enlaces sobre algunos de estos argumentos.
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Lo que considero el enfoque rothbardiano o praxeológico-misesiano en el debate socialismo-conocimiento-cálculo se encuentra en los escritos de: Salerno (Cálculo Económico en una Comunidad Socialista: Posdata: ¿Por qué una Economía Socialista es “Imposible”, Respuesta a Leland B. Yeager sobre “Mises y Hayek sobre Cálculo y Conocimiento”, Ludwig von Mises como Racionalista Social), Hoppe (Socialismo: ¿Un Problema de Propiedad o de Conocimiento?),Hülsmann (Conocimiento, Juicio y el Uso de Propiedad), Herbener (Cálculo y el Asunto de la Aritmética; Ludwig von Mises y la Escuela Austriaca de Economía), Rothbard (El fin del Socialismo y el Debate Sobre el Cálculo Revisado), y, por supuesto, Mises (Las Ecuaciones de la Economía Matemática y el Problema del Cálculo Económico en el Estado Socialista; Cálculo Económico en la Comunidad Socialista; La Acción Humana, esp. Ch. 16, Secs. 1, 2 y 3).
Un resumen de algunos de estos puntos de vista se encuentra en mi ensayo Conocimiento, Cálculo, Conflicto y Ley. Ver, por ejemplo, p. 53 y no. 8 discutiendo el análisis de Hülsmann sobre el ejemplo de Hayek del estaño:
En este ejemplo, ¿qué información, exactamente, se supone que es transmitida por los precios? Exploremos las posibilidades. ¿Puede la causa original de la subida de los precios (es decir, el cambio en la oferta o la demanda) ser transmitida, entendida, a través de los precios? Bueno, no. Los precios son el resultado de la acción. Así, la acción que cambia los precios tiene ya que estar informada por conocimiento.88En otras palabras, los precios generados en el mercado son precios pasados, que son siempre el resultado de la acción, no su causa. Hülsmann (p. 26) explica que “toda la información en la que esta acción se basó tuvo que ser adquirida de antemano. El precio no pudo haber comunicado el conocimiento que lo [el precio] creó”. Con respecto al ejemplo del estaño, “el estaño no se hace más escaso y entonces este hecho puede hacerse conocido por alguien y dar lugar a adaptaciones. Es al revés. El mismo hecho de que la demanda aumenta significa que alguien ya conoce un empleo de mayor valor productivo para estaño” (p. 28).
Nótese que incluso Hayek dice que los mismos usuarios de estaño no conocen “nada en absoluto sobre la causa original de esos cambios.” Así que los precios podrían subir por una serie de razones: 1. porque algunas personas correctamente entendieron que la oferta se ha reducido y por tanto ofrecen pagar precios más altos; 2. porque algunas personas erróneamente creen que la oferta se ha reducido y por tanto ofrecen pagar precios más altos; 3. porque algunas personas correctamente evalúan que la demanda aumentará; 4. porque algunas personas erróneamente pronostican que la demanda se incrementará. Etc. Entonces, si el precio sube ¿tiene que darte alguna información? Todo lo que tú sabes es que subió por alguna razón. Tú no sabes por qué. La gente que los hizo subir sabe por qué lo hizo, basándose en su propia evaluación y conocimiento—que es necesariamente información que tenían que no obtuvieron de los precios; es su conocimiento y opinión lo que utilizaron para formar el precio, no al revés.
De hecho, es importante darse cuenta, en mi opinión, que no es algo malo que la información esté “dispersa”. De hecho, como Salerno explica (pp. 114-15), “conocimiento disperso no es una maldición sino una bendición para la humanidad; sin eso, no habría espacio para la división intelectual del trabajo, y, en consecuencia, la cooperación social por división de trabajo resultaría imposible”.
Los precios son importantes porque sirven como un “accesorio para la valoración”. Los precios “actuales” (pasado inmediato) sólo nos dicen la estructura actual de precios, y por tanto sirven como base para pronosticar la gama de precios futuros, dado el actual punto de partida. Por esta razón, Hülsmann sostiene (p. 47) que los precios actuales “no pueden tener función comunicativa, porque ellos sólo son, si acaso indispensable, el punto de partida para nuestra comprensión del futuro”.
Algunos escritos de Mises son muy útiles aquí, sobre la formación de los precios y la distinción entre precios pasados y futuros. Ver, por ejemplo, La Acción Humana, pp 336-37:
Al elaborar sus planes los empresarios miran primero los precios del pasado inmediato, que son erróneamente llamados precios actuales. Por supuesto, los empresarios nunca dejan que estos precios entren en sus cálculos sin prestar atención a cambios anticipados. Los precios del pasado inmediato sólo son para ellos el punto de partida de las deliberaciones que llevan a los pronósticos sobre los precios futuros. Los precios del pasado no influyen en la determinación de los precios futuros. Por el contrario, es la anticipación de los precios futuros de los productos lo que determina el estado de los precios de los factores de producción complementarios. La determinación de precios, en lo que respecta a los ratios de intercambio mutuo entre diversos bienes, no tiene relación causal directa alguna con los precios del pasado. La asignación de los factores de producción no convertibles entre las diversas ramas de la producción y la cantidad de bienes de capital disponibles para la producción futura son magnitudes históricas; en este sentido, el pasado es instrumental determinando el curso de la producción futura y afectando a los precios del futuro. Pero directamente, los precios de los factores de producción son determinados exclusivamente por la anticipación de los precios futuros de los productos. El hecho de que ayer la gente valorara y apreciara las materias primas de una manera diferente es irrelevante. A los consumidores no les importan las inversiones realizadas respecto a las condiciones de mercado en el pasado y no se preocupan de los intereses de los empresarios, los capitalistas, los terratenientes y los trabajadores, que pueden ser negativamente afectados por cambios en la estructura de precios. Tales sentimientos no juegan ningún papel en la formación de precios. (Es precisamente el hecho de que el mercado no se preocupa de esos intereses lo que hace que la gente preocupada pida la interferencia del gobierno). Los precios del pasado son para el empresario, el artífice de la producción futura, simplemente una herramienta mental. Los empresarios no construyen de nuevo todos los días una estructura de precios radicalmente nueva o asignan de nuevo los factores de producción a las distintas ramas de la industria. Ellos simplemente transforman lo que el pasado ha transmitido adaptándolo mejor a las nuevas condiciones. Cuánto de las condiciones previas ellos preservan y cuánto cambian depende del grado en que los datos hayan cambiado.El proceso económico es una inter-relación continua de producción y consumo. Las actividades de hoy están ligadas con las del pasado a través del conocimiento tecnológico disponible, la cantidad y la calidad de los bienes de capital entre varios individuos. Están ligadas al futuro a través de la esencia misma de la acción humana; la acción está siempre dirigida hacia el mejoramiento de las condiciones futuras. Para ver su camino en el futuro desconocido e incierto el hombre tiene a su alcance sólo dos ayudas: la experiencia de los acontecimientos pasados y su facultad de comprensión. El conocimiento de los precios pasados es una parte de esa experiencia y al mismo tiempo el punto de partida para entender el futuro.Si la memoria de todos los precios del pasado desapareciera, el proceso de determinación de precios se haría más problemático, pero no imposible en lo que respecta a los ratios de intercambio mutuo entre varias mercancías. Sería más difícil para los empresarios ajustar la producción a la demanda del público, pero se podría hacer. Ellos tendrían que reunir de nuevo todos los datos que necesitan como base de sus operaciones. Cometerían errores que ahora no comenten en base a la experiencia a su disposición. Las fluctuaciones de precios sería más violentas al principio, unos factores de producción serían desperdiciados, la satisfacción de las necesidades podría verse comprometida. Pero finalmente, después de haber pagado un precio alto, la gente habría de nuevo adquirido la experiencia necesaria para un suave funcionamiento del proceso de mercado.
Para algunos otros interesantes puntos de vista sobre esto, ver:
- Rothbard (p. 66): “el completo énfasis hayekiano sobre ‘conocimiento’ está fuera de lugar y mal concebido”.
- Hülsmann (p. 39): discutiendo “la irrelevancia de los problemas de conocimiento”.
- Salerno (p. 44): “el sistema de precios no es—y praxeológicamente no puede ser—un mecanismo para economizar y comunicar conocimiento relevante para los planes de producción. Los precios ocurridos son un accesorio para la valoración”.
- Hoppe (p. 146): “La contribución de Hayek al debate sobre socialismo debe ser considerada falsa, confusa e irrelevante”.
- Kinsella: “La metáfora parece ser un intento pseudocientífico y cientificista para dar este tipo de teorización económica un brillo de respetabilidad científica usando terminología de ingeniería. Es porque cientificista, porque al tratar vanamente de prestar terminología de las ciencias naturales, se asume que sólo las ciencias ‘duras’ o naturales tienen validez real. Es similar a usar frases inapropiadas tales como ‘momentum’ para el equipo que lidera el partido de baloncesto, la ‘energía’ de cristales y de los astros, o, peor aún, ‘revivir el motor’ de la economía. Tanto la economía como la ética pueden ser ciencias, pero no en la misma forma que las ciencias naturales causales”.
Traducido del inglés por Dante Bayona. El artículo original se encuentra aquí.
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