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domingo, 26 de abril de 2015

La política monetaria

La política monetaria y económica en los años ochenta





(OroyFinanzas.com) – La semana pasada expusimos en qué consistía la Curva de Phillips, su aplicación en la Política Económica y las consecuencias que ésta acarreó. En este artículo, haremos una descripción somera de cuál fue la situación que condujo a la muerte de dicha Curva y, de paso, cómo fue la política monetaria bajo un sistema de reglas en los años ochenta del siglo pasado.
1. Inflación disparada y control de los precios
Los años setenta fueron una época de precios disparados y una grave y profunda recesión. Este fenómeno que ya describimos como estanflación, echó por tierra la teoría keynesiana de freno-estímulo que formaban la política fiscal y la política monetaria. Una consecuencia de la inflación (que no una causa) fue la subida espectacular de las cotizaciones mundiales de las materias primas, especialmente el petróleo; de ahí que la crisis de los años setenta haya pasado a la Historia como crisis del Petróleo.
Este escenario se convirtió en un círculo vicioso gracias a las subidas de salarios que se produjeron de forma instantánea dado el aumento del nivel general de precios. Unos salarios indexados a la inflación permiten que con tasas de inflación superiores al 25% anual los salarios tengan que subir, al menos, un 25%, encareciendo los costes laborales de los empresarios y, por tanto, aumentando los precios de sus productos para cubrir los nuevos costes.
Estos fenómenos de espiral vertiginosa sólo se les pueden poner fin si se atajan sus causas. La causa primera no es otra que la política monetaria y, en especial, el manejo del dinero por parte de la Reserva Federal de los Estados Unidos (la Fed)
2. Estabilización de los precios: Reglas vs. Discreción
Dos hechos supusieron un cambio radical en la concepción de la política económica de entonces y su influencia sobre la monetaria. Por un lado, en 1979 ganó las elecciones en el Reino Unido la candidata del Partido Conservador, Lady Margareth Thatcher y, por otro lado, en 1981 hacía lo mismo el candidato del Partido Republicano de los EE.UU, Ronald Reagan, con un lema muy claro: el dinero donde mejor está es en el bolsillo del contribuyente.
Bajo esta filosofía, tanto Thatcher, primero como Reagan después, acometieron una política de estabilización macroeconómica y liberalización de los mercados basada en bajadas generalizadas de los impuestos, privatización del sector público empresarial, eliminación de barreras al comercio, supresión de burocracia y administración, potenciación de la defensa militar frente al exterior, eliminación del poder de los sindicatos en las negociaciones salariales ó el establecimiento de tasas y precios públicos en vez de impuestos directos.
Sin embargo, el objetivo prioritario era el control de la inflación. En este sentido, la Fed instrumentó una agresiva política monetaria encaminada a reducir de forma rápida y drástica la inflación. Para lograr este objetivo, la Fed acometió subidas continuadas de los tipos de interés de referencia, llegándolos a situar en el entorno del 20% y endureció las condiciones de las operaciones de mercado abierto.
Estas medidas se tradujeron en un sacrificio momentáneo y, por tanto, una gran recompensa en el futuro más inmediato. Entre 1981 y 1983 el control de la inflación causó una no muy profunda recesión, la cual dio paso a una de las épocas de mayor crecimiento y estabilidad de la economía norteamericana. La tasa de inflación pasó de un 10,3% en 1981 a un 3.2% en 1983.
Esta relación sacrificio presente-recompensa futura quedó reflejada en un trabajo que el economista Robert Barro elaboró para el Banco de Inglaterra en 1995, en el cual estimaba para un conjunto de 100 países y para el período 1960-1990 que una reducción de diez puntos porcentuales de la tasa de inflación causaba un incremento de la tasa de crecimiento de la economía en términos reales y per cápita entre 0.2 y 0.3 puntos porcentuales anuales y un crecimiento de la inversión en términos de PIB de entre 0.4 y 0.6 puntos porcentuales. Estos beneficios a corto plazo se traducen en beneficios a largo plazo de entre cuatro y siete puntos porcentuales de crecimiento de la economía, lo cual es razón más que suficiente para actuar.
Sin embargo, este estudio de Barro se centra no sólo en los beneficios macroeconómicos que genera el control de la inflación, sino también en las causas y la forma de llegar a ellos. Para conseguir estos objetivos, Barro enfatiza dos cuestiones, las cuales serán el tema del próximo artículo: los Bancos Centrales deben ser independientes y la política monetaria debe regirse mediante reglas (Reglas vs. Discreción).

La inflación y la política monetaria según la teoría de juegos (I)



 En el anterior artículo analizamos la política monetaria de un momento clave en la historia monetaria como fue la década de los ochenta del siglo pasado. En este sentido, la conclusión fundamental a la que llegamos fue la importancia que tiene que la política monetaria se rija por una serie de reglas creíbles y reputadas. Sin embargo, ¿qué significa que sea creíble y reputada la política monetaria? ¿Qué incentivos tienen las autoridades monetarias y el banco central en cumplir las reglas monetarias que establecen?
Vamos a explicar cómo la teoría de juegos y dos fórmulas matemáticas (Curva de oferta de Lucas y la Función de pérdidas) muestran la relación existente entre las autoridades monetarias y el sector privado a lo largo del tiempo.
1. La política monetaria como un juego (Reglas versus discreción)
Planteemos la política monetaria como un juego con jugadores que interactúan en el tiempo.
¿Quiénes son los jugadores del sistema monetario?
Los jugadores son, por un lado, la autoridad monetaria (banco central) y, por otro lado, los agentes privados (familias y empresas).
¿Cuáles son las estrategias de los jugadores?
Por un lado, los agentes privados (familias y empresas) deciden cuáles son sus expectativas de inflación y producción. Todas y cada una de las estrategias de estos están recogidas en una formulación matemática de la producción de bienes y servicios de una economía llamada curva de oferta de Lucas.
La curva de oferta de Lucas relaciona de forma positiva la producción y la inflación, resumiendo de forma general el funcionamiento de la economía. Esto significa que cuanta más inflación hay, más aumenta la producción, creándose así un incentivo para la autoridad monetaria de generar inflación.
Por otro lado, la autoridad monetaria (Banco Central) define cuál va a ser su estrategia de política monetaria pudiendo tener en cuenta o no las estrategias de los agentes privados. La autoridad monetaria tendrá un incentivo de tener en cuenta las expectativas de los agentes privados, en tanto en cuanto entienden cómo se genera la inflación y cómo funciona el sistema monetario.
En cambio si la autoridad monetaria sabe que una masa crítica de los agentes privados no entienden las decisiones de la autoridad monetaria su incentivo para cumplir sus promesas será sustancialmente inferior porque siempre será más interesante hacer crecer la producción generando inflación.
¿Cómo se mide el precio a pagar por cada estrategia del juego?
Por último, a cada estrategia del juego se le asigna un valor monetario llamado pago. Esto es el “precio” que los agentes económicos tienen que “pagar” por la inflación existente, puesto que la inflación siempre genera un coste tanto en términos monetarios para las empresas como en bienestar para las familias.
La forma de valorar estas “pérdidas” ocasionadas por la inflación es a través de otra formulación matemática llamada “función de pérdidas”, la cual compara la producción bajo inflación y la producción que tiene por objetivo alcanzar la autoridad monetaria (Banco Central) que depende de la inflación objetivo que se haya fijado.
2. Opciones estratégicas de la autoridad monetaria o el Banco Central
La autoridad monetaria (Banco Central) debería diseñar su política monetaria intentando minimizar las pérdidas ocasionadas por la inflación. Supongamos que el objetivo de la autoridad monetaria sea la estricta estabilidad de precios, es decir, que la tasa de inflación sea nula.
La autoridad monetaria (Banco Central) tiene dos estrategias:
1) Estrategia SIN cambios en las decisiones los agentes privados (juego simultáneo): decidir su política monetaria asumiendo que, haga lo que haga, el comportamiento de los agentes privados no va a cambiar. Es decir, tomar la decisión de las familias y empresas como dadas.
2) Estrategia CON cambios en las decisiones de los agentes privados (juego consecutivo): por el contrario la autoridad monetaria, primero toma en consideración las expectativas de los agentes privados para después implementar una política acorde con este comportamiento.
¿Qué sucede si la autoridad monetaria (Banco Central) sigue la primera estrategia monetaria SIN cambio en las decisiones (juego simultáneo) de los agentes privados?
Tomar como dadas las expectativas de los agentes privados significa que estos creen que la autoridad monetaria va a lograr la estabilidad de precios.
Sin embargo, esta estrategia del Banco Central no es óptima, puesto que éste tiene el incentivo de crear inflación para aumentar la producción por encima del nivel potencial real de la economía. El resultado difiere de las expectativas de los agentes, teniendo una inflación que no es nula y, por tanto, alejada del objetivo target de inflación que tenía el Banco Central y que había creído a pies juntillas familias y empresas.
En este escenario la autoridad monetaria no cumple con el objetivo de inflación puesto que, sabiendo que los agentes privados confían en la autoridad monetaria, abusa de esa confianza pudiendo aumentar la producción a costa del valor de la moneda y el bienestar de las familias a largo plazo. El problema surge cuando el gobierno y los ciudadanos presionan la autoridad monetaria para aumentar la producción a través de la inflación sin entender o valorar las consecuencias a largo plazo de la misma.
¿Qué sucede si el Banco Central sigue la segunda estrategia monetaria CON cambios en las decisiones (juego consecutivo)?
Sin embargo, si la autoridad monetaria no toma como dadas las expectativas de los agentes (juego consecutivo) el nivel de producción en el largo plazo va a ser el mismo que con la primera estrategia inflacionaria, pero con una tasa de inflación menor, incluso alcanzándose el objetivo de inflación nula.
Este logro se alcanza cuando la autoridad monetaria no tiene la tentación de crear inflación y, por tanto, responde a una regla. La existencia de una masa crítica de agentes privados conocedores de los incentivos inflacionarios de la autoridad monetaria hace que ésta tenga un fuerte incentivo a cumplir sus promesas de inflación.
En el próximo artículo vamos a explicar cómo la teoría de juegos y las fórmulas matemáticas que hemos presentado para explicar el comportamiento de una autoridad monetaria (banco central) con los agentes privados (familias y empresas) afecta a la inflación en la vida real.

Credibilidad y Reputación en la Política Monetaria (II)


En nuestro artículo anterior explicamos cómo se define matemáticamente la interacción entre las autoridades monetarias (banco central) y los agentes privados (familias y empresas) según la teoría de juegos para definir la política monetaria.
Los resultados de una y otra estrategia monetaria se resumen en dos cuestiones:
1) Por un lado, si el banquero central crea inflación, puede hacerlo en la medida que le apetezca, lo cual implica ausencia de reglas por falta de control, conocimiento o interés de los agentes privados.
2) Por otro lado, si el banquero central adquiere el compromiso de cumplir el objetivo indicado, entonces debe adoptar una regla determinada para conseguir dicho objetivo porque los agentes privados entienden las decisiones de la autoridad monetaria y valoran también la labor de la autoridad monetaria de tener un objetivo de inflación que no debe sobrepasar.
Tanto en el primer caso como en el segundo, los agentes privados observan el resultado de la política monetaria y “aprenden” de ella (pasamos de un juego estático a un juego repetido infinitas veces), incorporando toda esta información para formar sus expectativas de inflación para el período siguiente.
Si la autoridad monetaria persiste en su empeño discrecional, la brecha entre el objetivo y la inflación real será cada vez mayor, llegando incluso a producir un fuerte proceso inflacionario. La repetición en el tiempo de este juego explica cómo una y otra vez las autoridades monetarias pueden no cumplir con las reglas del sistema monetario y los objetivos de inflación sin que los ciudadanos entiendan lo que ocurre con el valor de sus ahorros y su poder adquisitivo en el tiempo.
Para que esta escalada inflacionaria no se produzca, es estrictamente necesario que la autoridad monetaria tenga credibilidad, es decir, si anuncia un determinado objetivo, ponga todo su empeño diseñando estrategias de política monetaria para conseguirlo. Si los agentes privados observan a lo largo del tiempo que el Banco Central cumple con su compromiso, entonces otorgarán su confianza y reforzarán los incentivos que la autoridad monetaria tiene para suministrar el dinero necesario que necesita la economía en cada momento. Para que los agentes privados otorguen su confianza a la autoridad monetaria, primero una masa crítica de ellos debe entender el valor y las funciones del dinero, el funcionamiento del sistema monetario y los efectos de la inflación.
Por consiguiente, la autoridad monetaria debe implementar una regla ó un conjunto de reglas que encumbren, desde un principio, prestigio y buena fama a sus actuaciones. En términos de la Teoría de los Juegos, se necesita que la estrategia disparador del Banco Central vaya enfocada a conseguir el objetivo de inflación propuesto, intentando minimizar las desviaciones que puedan ocurrir. Esta estrategia debe ser agresiva y cuanto más lo sea, mejores serán los resultados.
En suma, en este artículo hemos intentado explicar con palabras sencillas una formulación matemática compleja que nace de los estudios de Teoría Monetaria que se iniciaron en los años setenta y que están recogidas en los textos más avanzados de Macroeconomía (Romer, Rogoff, Barro, Sala-i-Martín, Lucas…). La Teoría Monetaria expuesta describe un proceso dinámico de pérdida y recuperación de la credibilidad de los Bancos Centrales en función del conocimiento y valoración que la sociedad tiene sobre la política monetaria y el valor del dinero a lo largo del tiempo.
Para que la autoridad monetaria haga un esfuerzo en ser creíble necesita agentes privados (familias y empresas), o sea ciudadanos, que entiendan la política y el sistema monetario de su país. Si los ciudadanos no entendemos el sistema monetario la autoridad monetaria no tiene un incentivo para cumplir sus promesas. Es fundamental que una masa crítica de la ciudadanía y las empresas entiendan el funcionamiento del sistema para cambiar la dinámica de del juego que explican estas fórmulas matemáticas.
Es algo que intentamos hacer con estos artículos en OroyFinanzas.com para aumentar las posibilidades en el tiempo de que surja esa masa crítica o por lo menos haya más personas interesadas en entender el sistema monetario como Usted que está leyendo este artículo.
Quizás sea utópico intentar cambiar un proceso de ciclos económicos que se han repetido a lo largo de la historia influenciados por las políticas monetarias y el desconocimiento o falta de interés de la gran masa de la población, pero cuantos más seamos en entender el valor del dinero, las negativas consecuencias de la inflación y la necesidad de entender la política monetaria más posibilidades tendremos de vivir en un mundo mejor.
Algunos economistas, como Juan Castañeda, proponen por ejemplo deshacer el monopolio de emisión de moneda de los bancos centrales para permitir que la moneda más fuerte se imponga según las reglas de mercado, pero es difícil que eso pase porque el poder que tiene el gobierno a través de los bancos centrales de emisión de moneda es algo de lo que difícilmente se desprendería cualquier gobierno sin fuertes presiones de los agentes privados.
Hablar de reglas implica exponer algunas reglas concretas y sus diferentes consecuencias. Para ello, el artículo de la semana que viene tratará sobre este asunto y, especialmente, sobre la conocida Regla de Taylor para calcular el tipo de interés optimo del dinero.

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