por Juan Ramón Rallo
Este sábado tuve ocasión de preguntar en La Sexta Noche a Alberto Garzón a propósito del realismo de la propuesta fiscal de Izquierda Unida. Por ponernos en antecedentes: IU espera reformar nuestro sistema tributario de tal forma que incremente su recaudación en 64.000 millones de euros, lo que equivaldría a elevar los ingresos totales del Estado hasta el 45% del PIB. Pues bien, no hay ningún país desarrollado –ninguno– que recaude más del 45% del PIB y donde la tributación sobre el consumo (IVA y Especiales) no sea mucho más agresiva que en España.
Como podemos observar en este primer gráfico, el tipo efectivo sobre el consumo en el año 2012 (último dato disponible) era en España muy inferior al del resto de los países con Estados que recaudaran más de un 45% del PIB. Acaso las economías con una fiscalidad media sobre el consumo más parecida a la española fueran Italia y Grecia, pero incluso para equipararnos con ellos resultaría necesario aumentar el tipo medio sobre el consumo entre un 15 y un 25%. Para equipararnos a los nórdicos (Suecia, Dinamarca, Noruega o Finlandia) deberíamos duplicarlo.
A su vez, y como consecuencia de esta menor fiscalidad sobre el consumo, España también es, con diferencia, el país donde menos se recauda en impuestos sobre el consumo como porcentaje del PIB: la diferencia más estrecha –con Italia o Bélgica– es de 2,2 puntos del PIB, alrededor de 25.000 millones de euros. Si nos comparamos con Dinamarca o Finlandia, la brecha asciende a más de 6 puntos del PIB, esto es, los 65.000 millones de euros que proyecta recaudar Izquierda Unida.
Acaso algunos aleguen que en 2012 (últimos datos disponibles) sólo estuvieron en vigor los tipos actuales del IVA durante medio año; pero ésta no es una objeción verdaderamente relevante: trasladando el tipo medio del IVA de 2013 a 2012, los porcentajes anteriores para España variarían menos de cinco décimas.
En este contexto, parece razonable preguntar al candidato de Izquierda Unida si su formación pretende incrementar los impuestos que gravan el consumo. Y si no lo pretende, debería explicar a qué atribuye que ningún otro país del mundo haya implantado su abracadabrante modelo fiscal. ¿Qué respondió Alberto Garzón al respecto? Pues que ellos pretenden subir los impuestos directos de manera progresiva y bajar el IVA. Sí, ha leído bien: bajar el IVA. La cuadratura del círculo.
Mas esta desconcertante declaración de intenciones no responde en absoluto a mi pregunta: todos los países anteriores también tienen impuestos directos progresivos y, sin embargo, todos ellos soportan impuestos sobre el consumo mucho más elevados que los de España. Tomemos el paradigmático caso de Suecia: en este país nórdico, el tipo marginal sobre la renta a partir de 615.700 coronas suecas (unos 66.000 euros) es del 57%. Se trata de un porcentaje muy parecido al que propone Podemos y, a falta de concreción, probablemente también muy parecido al que impulsa Izquierda Unida. Sin embargo, Suecia también padece un tipo general del IVA del 25%. De hecho, la progresividad del primer tributo se compensa con la regresividad del segundo, y eso lleva a que el sistema sueco sea estrictamente proporcional: el 10% más rico de la sociedad sueca se queda con el 26,6% del PIB y abona el 26,7% de los impuestos (porcentajes muy parecidos a los de Dinamarca, por cierto).
Por consiguiente, Alberto Garzón no respondió ni lejanamente a mi pregunta: ¿en qué país del mundo el Estado recauda el 45% del PIB sin gravar mucho más el consumo que en España? Pues en ninguno (nota bene: Alberto Garzón se remitió a la experiencia estadounidense de los años 70, cuando el tipo marginal máximo sobre la renta superó el 75%. Ese dato es una verdad a medias: los tipos nominales sí superaron el 75%, pero los tipos efectivos medios jamás excedieron el 37% para el 1% más rico de la sociedad; en España ya se hallan en la actualidad en el 32%).
Uno podría ser comprensivo y conceder que el candidato de IU no entendió totalmente la pregunta en un plató de televisión y mientras era bombardeado con otras cuestiones heterogéneas. Sin embargo, las reacciones más reflexionadas que han seguido a esta respuesta absolutamente evasiva de Alberto Garzón no invitan al optimismo acerca del realismo fiscal de IU. Así, el hermano de Alberto, Eduardo Garzón, a su vez economista de referencia en IU, me reprochó en un primer momento que hubiese negado la existencia de países con una presión fiscal superior al 45% de PIB, cuando mi cuestión no fue ésa, sino acerca de la inexistencia de países que, recaudando el 45% del PIB, gravaran tan poco el consumo como España.
Efectuada esta aclaración, Eduardo pasó a indicarme que sí había países con semejante presión fiscal y con un tipo nominal del IVA más bajo que el de España. En concreto tres: Francia (tipo general del 20%), Austria (tipo general del 20%) y Bélgica (tipo general del 21%). El problema es que referirse al tipo nominal general del IVA transmite una imagen muy incompleta de la fiscalidad sobre el consumo: primero, porque el único impuesto que grava el consumo no es el IVA, también lo hacen los Especiales. Segundo, porque incluso dentro del IVA lo que importa es la estructura del impuesto, no sólo el tipo general: por ejemplo, Austria tiene un tipo general del 20%, pero a cambio carece de tipo superreducido; asimismo, Bélgica paga el 21% por tipo general, pero casi no hay bienes que tributen al 6% de tipo superreducido y al 12% de tipo reducido. Lo que cuenta, pues, no es el tipo general nominal del IVA, sino el tipo efectivo medio sobre el consumo: y en el primer gráfico ya vimos que en estos tres países es superior en un 40% o 50% al español. Ahí es nada.
Desde entonces, no ha habido más aclaraciones desde IU. Callada por respuesta, que no ha alterado en lo más mínimo su populista promesa de que recaudarán 65.000 millones de euros tan sólo incrementando la tributación a los más ricos. ¿De dónde salen esos 65.000 millones de euros? ¿Por qué será que absolutamente nadie –ni siquiera los Estados socialdemócratas más asentados– están haciendo pivotar hoy sobre las rentas altas tan desproporcionada carga fiscal? Pues muy sencillo: porque es imposible recaudar seis puntos más del PIB sin que las clases medias paguen muchísimos más impuestos de los que soportan actualmente. Una verdad demasiado incómoda como para revelarla en una campaña electoral.
Claro que, de acuerdo con lo que afirmó Alberto Garzón al final de su intervención en La Sexta Noche, él está dispuesto a defender en un debate público el realismo de la propuesta fiscal de Izquierda Unida. Acepto encantado la invitación. Por mí, desde luego, no quedará.
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