Diez días restan para que el Consejo Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI) anuncie -como cada año- la composición de la cesta de monedas que serán utilizadas como reserva internacional, es decir, sobre la posible entrada de una divisa en la cesta que componen los Derechos Especiales de Giro (SDR). La intención de China es que su moneda oficial, el yuan, se una al euro, al dólar, al yen japonés y a la libra británica como "moneda de reserva" oficial a efectos internacionales. La inclusión de la divisa dentro de las reservas de la organización internacional no representa sino la última de las batallas que están librando las autoridades del Partido Comunista para abrir aún más si cabe su economía al resto del mundo.
Conseguir convertir a su divisa en una referencia global como reserva y como moneda a tener en cuenta por los principales actores económicos en las operaciones comerciales se ha convertido en el mantra que persiguen las autoridades comunistas de cara a dar un paso al frente en el escenario internacional. Una intención que están cerca de lograr si se atiende a las palabras de Christine Lagarde el pasado viernes. Y es que la directora gerente del FMI afirmó que apoyaba "las conclusiones del personal de la entidad" sobre la inclusión del yuan chino en la cesta de monedas de reservas de la entidad.
Así lo entiende también José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España, quien afirma que las promesas de impulsar una modernización agrícola, de primar la inversión en innovación para el desarrollo, de liberalizar totalmente los precios competitivos de bienes y servicios y de buscar más acuerdos de libre comercio, han hecho "factible el intento de China por situar al yuan como contrapartida de los SDR del FMI".
"El significado simbólico que tiene su inclusión en esta cesta probablemente sea más importante que las implicaciones de inversión directa en el corto plazo que pueda tener", afirman desde Fidelity sobre los efectos para China de la posible inclusión del yuan en la cesta SDR. "No obstante", prosiguen desde la firma, "se puede interpretar como una aprobación oficial por parte del FMI de que el yuan es una moneda de libre uso, y de que un reconocimiento internacional de creciente importancia de China en el mercado financiero mundial".
Con sus declaraciones, la directora gerente del FMI respaldaba la inclusión del yuan en la mencionada cesta y, por ende, respaldaba el status de divisa internacional que pretende dar el Gobierno chino a su divisa. Y la moneda china reaccionaba registrando una sustancial subida frente a todos y cada uno de los cruces más negociados del mundo. Una subida que, con la excepción del dólar, no hace sino reflejar el comportamiento que ha mantenido el resto del ejercicio. En 2015, el dólar neocelandés, la corona danesa o el euro ceden cerca de un 15% frente al yuan.
¿Seguirá su tendencia la divisa china?
"La medida podría desencadenar una mayor demanda de yuanes ya que los bancos centrales tendrían que reequilibrar sus reservas", afirman desde Fidelity. Quizás por ello no se espere un cambio de tendencia. Al menos así lo refleja la encuesta de gestores de BofA Merrill Lynch: "Un 30 por ciento de los inversores cree que las divisas emergentes están infravaloradas, lo que supone la lectura más alcista desde marzo de 2013".
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