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miércoles, 25 de noviembre de 2015

De cómo la inflación destruye la riqueza de las naciones


[Este artículo está adaptado del prólogo de Joseph Salerno al libro de Brendan Brown Euro Crash: How Asset Price Inflation Destroys the Wealth of Nations]
 
 
 
Brendan Brown es una rara avis: un economista financiero en ejercicio y agudo observador de mercados financieros, juegos y políticas, cuyos prolíficos escritos está imbuidos por un conocimiento teórico profundo. El Dr. Brown escribe en inglés llano, pero puede también transformar para mejor una expresión. “Terrorismo monetario” caracteriza vívida y sucintamente la política de la Fed y el BCE (Banco Central Europeo) de crear deliberadamente expectativas inflacionistas en mercados de bienes y servicios como cura para la contracción económica; el “ataque viral” de la inflación de precios de los activos describe bien la imprevisible rapidez, velocidad y punto de origen de los aumentos de los precios de los activos causada por la manipulación del banco central de los tipos de interés a largo plazo y el camino impredecible y errático que sigue la inflación a través de los diversos mercados de activos tanto internos como exteriores.
 
De hecho la prosa del Dr. Brown recuerda a algunos de los mejores escritores del periodismo económico como Lionel (Lord) Robbins y Henry Hazlitt. Y como estos eminentes predecesores, Brown es generoso hasta la exageración al evaluar las opiniones de los que critica, mientras que argumenta con rigor su propia postura sin rodeos ni compromisos. Lo mejor es que Brown no teme dar nombres y atribuir culpas a quienes, entre las élites políticas y los escalones superiores de la política financiera, tomaron las decisiones responsables del estado caótico del sistema monetario global contemporáneo.
 
En este libro, Brown despliega sus formidables habilidades expositivas para defender la tesis de que la crisis actual y el inminente colapso de la UME (Unión Monetaria Europea) son atribuibles a los profundos defectos en los fundamentos monetarios originales del euro. Estos defectos hicieron a la UME particularmente vulnerable al virus de la inflación de precios de los activos que fue desatado originalmente por la Reserva Federal en un mundo desprevenido, poco después de que el euro viera la luz de día en 1999.
 
Mientras presenta su alegato, Brown se mantiene alerta valientemente y defiende varias posiciones teóricas nucleares que están en oposición radical a la ortodoxia prevaleciente. Por ejemplo, Brown discrepa fuertemente de la opinión convencional de lo que constituye un equilibrio monetario. Rechaza explícitamente la postura asociada con Milton Friedman y Anna Schwartz que está ahora profundamente incrustada en la macroeconomía de la corriente principal y las políticas del banco central. Esta doctrina superficial considera arbitraria y estrechamente el equilibrio monetario como “estabilidad de precios” en los mercados para bienes y servicios de consumo, ignorando completamente los mercados de activos. Por el contrario, Brown formula un concepto mucho más rico y más profundo del equilibrio monetario que toma las ideas de los teóricos austriacos monetarios y del ciclo económico, como Ludwig von Mises, Friedrich Hayek, Lionel Robbins y Murray Rothbard.
 
En opinión de Brown, una tendencia hacia el equilibrio monetario se logra cuando la política monetaria deja de dirigir sistemáticamente los tipos de interés del mercado fuera de la línea de sus correspondientes tipos “naturales”. Los tipos de interés determinados en mercados financieros no intervenidos son “naturales” en el sentido que proporcionan coordinación espontánea entre decisiones voluntarias familiares acerca de cuánto ahorrar y en qué perfil de riesgo incurrir y decisiones empresariales sobre cuánto invertir y en qué proyecto. Esa coordinación asegura acumulación de capital y aumento en la productividad laboral y un proceso de crecimiento sostenible que mantenga el equilibrio dinámico en todos los mercados de bienes y laborales en la economía. Lo principal para mantener el equilibrio monetario es este sentido es el control estricto de la base monetaria, como era el caso, por ejemplo, en el régimen clásico de patrón oro. En el contexto de las instituciones existentes, que es el objetivo de Brown, el equilibrio monetario requiere una norma que ordene estrictamente que la Fed se abstenga de manipular los tipos de interés del mercado y, en su lugar, ejercite un control férreo del crecimiento de la base monetaria.


 
El concepto de Brown de equilibrio monetario permite por tanto (en realidad, requiere) deflación de precios a medio plazo en respuesta al crecimiento natural de la oferta de bienes y servicios. Esta fue la experiencia durante el apogeo del patrón oro en la última parte del siglo XIX, cuando los precios a la baja iban de la mano de una rápida industrialización y de aumentos sin precedentes en los niveles de vida. Para Brown, es precisamente el intento de reprimir esta tendencia benigna y necesaria en los precios mediante una política de inflación dirigida por parte de los bancos central “deflacionfóbicos” la que distorsiona inevitablemente los tipos de interés del mercado y crea desequilibrio monetario.
 
Brown explica que ese desequilibrio monetario no se manifiesta necesariamente en inflación de precios del consumo a corto plazo. En realidad, generalmente es la causa de que aparezcan primero síntomas como un aumento de temperatura en los mercados de activos. De hecho, algunos episodios de graves desequilibrios monetarios, como los ocurridos en EEUU durante las décadas de 1920, 1990 y los años que llevaron a la crisis de 2007-2008, pueden producirse sin ninguna perturbación visible en mercados de bienes y servicios. Aun así, los mercados recalentados de activos son ignorados completamente en la visión friedmanita del equilibrio monetario que subyace a la política de Bernanke-Draghi de objetivo de inflación. Brown argumenta agudamente que una razón para el completo olvido de la inflación de precios de los activos es la aproximación positivista que sigue dominando en la economía académica. La fiebre especulativa en los mercados de activos es casi imposible de cuantificar o medir y por tanto no se ajusta bien a los tipos de hipótesis que hacen falta para los tests empíricos.
 
Tras establecer su aproximación teórica, Brown la usa como base para crear una explicación interpretativa convincente que se ocupa delos orígenes, desarrollo y oscuras perspectivas para el euro. En el proceso, señala y detalla las decisiones y políticas erróneas del BCE y la Reserva Federal que explican la condición actual del euro. Pero Euro Crash cuenta más que la historia de la divisa de su título: aclara y da sentido al complejo entramado de acontecimientos y políticas que han marcado la peligrosa evolución del sistema monetario global desde la década de 1990.
Este libro es un desafío radical a las doctrinas prevalentes, pero profundamente defectuosas, que han definido la política monetaria desde la década de 1980. Advertencia: leerlo es una experiencia intelectual vigorizante. Como zambullirse de cabeza en una piscina fría, refrescará vuestra mente y la despertará a una riqueza de nuevas ideas.

Publicado el 5 de marzo de 2014. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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