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domingo, 29 de noviembre de 2015

¿Y usted qué hizo con sus ahorros?


La recomendación más importante que le puedo hacer sobre el destino de su dinero: no renovar el depósito


Foto: Conjunto de monedas expuestas de cara al público. (EFE)

Ha llegado el momento de rendir cuentas. Cuando se escribe un libro de consejos sobre cómo ahorrar que, además, incluye recomendaciones específicas de inversión, hay que valorar los resultados.
No era yo muy partidario de incluir en 'Y yo que hago con mis ahorros' (Deusto)recomendaciones concretas sobre bonos, acciones, vivienda, etc. No porque no quisiera “mojarme”. Lo hago todos los días. Y muy a gusto, que para eso me pagan. Pero pretendía que el libro fuera atemporal, que los consejos fueran validos hoy y dentro de veinte años. De hecho, el libro está planteado como una guía de viaje y un “pack” de supervivencia para quien decide que la rentabilidad que le ofrece un depósito es muy baja y busca alternativas que no impliquen perder el sueño.
Una máquina para cambiar dinero. (EFE)
Una máquina para cambiar dinero. (EFE)
Lo del 'pack' de supervivencia no es baladí. “Salir del depósito” sin ayuda te convierte en presa fácil de los vendedores de producto de las entidades financieras. Puedes acabar ganando lo mismo – en el mejor de los casos – o sufriendo una volatilidad a la que no estás acostumbrado. O algo peor. No será la primera vez que el “asesoramiento” bancario te saca de Guatemala para llevarte a “Guatepeor”.
Finalmente me convencieron para incluir recomendaciones concretas de inversión. Lo hice en un apéndice y dejé claro que eran para un plazo concreto – lo que hoy es interesante comprar puede no serlo dentro de tres años - y no como el resto del libro, que quiere ser de ayuda en cualquier escenario de mercado. Y, ya puestos, perfilé las recomendaciones: unas eran – y  son – para “Juan el Ahorrador” y otras para “Juan el Inversor” (más bien conservador).
No es la primera vez que el “asesoramiento” bancario te saca de Guatemala para llevarte a “Guatepeor”
La recomendación más importante era “la mayor”, o un órdago a la grande, como se diría en una partida de mus: no renovar el depósito. Cambiar el “chip” y utilizar otros productos financieros adecuados a un perfil de riesgo conservador. Visto tanto lo que daba entonces un depósito a plazo fijo como lo que da ahora, sobran los comentarios.
El primer sustituto del depósito era el llamado 'seguro de ahorro', que es el equivalente a un depósito a plazo fijo, pero en una compañía de seguros. La “carcasa” es distinta, pero el objetivo es el mismo. Y pagan más. Obviamente insistía en hacerlo sólo en compañías fuertes y solventes. Que no faltan. Entre otras cosas porque, a diferencia de los bancos, las compañías de seguros no dan créditos, lo que reduce el “riesgo entidad”. Entonces daban más que un depósito (alrededor del 2,40 %, algo menos después de gastos) Ahora también. En la última revisión los más interesantes en términos de solvencia/rentabilidad ofrecían un 1,50% 
Pero la propuesta más importante era aprovechar el escenario desinflacionista europeo y el hecho de que el BCE iba a entrar en “modo estímulo”. Bajarían los tipos de interés – lo que hace subir el precio de los bonos (*vea nota a pie de página) – y el banco central  compraría bonos a mansalva – el famoso QE -, lo que también ayudaría a que subiera el precio. Comprar fondos de renta fija europea, vaya.
A continuación expongo la evolución de los índices de renta fija pública que elabora la agencia Bloomberg para los principales países de la eurozona, que son una buena “vara de medir” lo que puede haber hecho un fondo de renta fija europeo de perfil equilibrado en los últimos 12 meses:
Indice            Rentabilidad
Alemania          3,50%
Francia            3,90%
Italia                8,90%
España            4,70%
Los bonos emitidos por empresas de buena calidad crediticia, también recomendados, lo han hecho peor (1,15%), mientras que los fondos que invierten en bonos convertibles en acciones – recomendados solo a Juan Inversor - han obtenido entre un 5% y un 8% en estos últimos doce meses.
Como no podía ser de otra manera en España, en el libro también hablo delladrillo. En 2007 recomendé salir del sector (Ver por ejemplo artículo de La Vanguardia de Abril de 2007 titulado “España es un Hedge Fund Inmobiliario”). Seis años después, en el libro, recomiendo aprovechar la caída de los precios inmobiliarios para comprar, pero, y esto es muy importante, sólo inmuebles de calidad. Aunque hubieran bajado menos que las promociones de adosados del extrarradio o las ciudades dormitorio en medio de la nada. Aclaraba también que por “calidad” entiendo el centro de las ciudades españolas más importantes. Y la costa. También las describía como esas viviendas o terrenos que normalmente no están a la venta.
Estudio inmobiliario. (EFE)
Estudio inmobiliario. (EFE)
No existe – creo – un índice que agrupe viviendas como las descritas, pero si sabemos que son las que antes se han recuperado. Y lo que sí tenemos es un índice para la vivienda en general, que nos dice que en el periodo han subido un 1,4%. A lo que habrá que sumar el alquiler si el inversor no sólo la compró sino que a continuación la arrendó.
Finalmente la bolsa. Mi recomendación era “ponga un poco de renta variable en su vida”. Un poco (poquito en el caso de Juan Ahorrador). No le iba a hacer daño si caían los mercados y, en caso contrario, podría mejorar significativamente la rentabilidad de la cartera. Y vaya si lo ha hecho. El índice Eurostoxx 600 ha subido un 16% desde que se publicó el libro, que es lo que debería haber subido de media un fondo de inversión “normal” que invirtiera en la eurozona, sin ser un “manta” ni un genio (el gestor)
Se me acaba el espacio. En el próximo artículo, revisión y actualización de las recomendaciones.
¡Que pasen un buen fin de semana!
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(*) Un bono da un cupón fijo. Así, si suben los tipos de interés en el mercado por encima del que da el bono, este pierde valor, porque el tipo de mercado pasa a ser mayor que el del bono. Y viceversa. Hasta ahora se ha dado precisamente la viceversa. La mayoría de los bonos norteamericanos emitidos hasta hace un año ofrecían tipos mejores que los que luego ha dado el mercado (porque bajaban los tipos de interés) Si cambia la marea, se producirá, poco a poco, el efecto contrario.

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