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miércoles, 25 de noviembre de 2015

Reflexiones pacíficas sobre los salarios

Es negativo que el sueldo mensual bruto no pase de 1.881 euros
 
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Ha publicado el INE los datos de distribución de salarios en España para el empleo principal y en 2014, de modo que aunque incluye aproximadamente un año o más de mejora o crecimiento de nuestra economía es de suponer que apenas recoge todavía las posibles traslaciones a rentas que ya, en 2015, puedan empezar a experimentarse.

En general, la prensa resaltó el empeoramiento de la distribución salarial, lo que es evidente en todo proceso de cambio de la economía. Tanto cuando el crecimiento aumenta, como cuando cae, las diferencias, dispersión o desigualdad (como quiera decirse) de las rentas o ganancias aumentan. Si las rentas salariales crecen y todos mejoran -en principio, según lo que han sido capaces de aportar-, fijarse en que unos han ganado más que otros, mientras no sea de forma ilegítima o ilegal, es mera distracción o bagatela (¿envidia?). Pero cuando todos pierden (también quienes ganan mucho), lo pasan peor quienes se hallan en peores condiciones para sostener o salvaguardar su situación de ingresos.
 
Mi percepción es que, conocido e incorporado a los datos que, a lo largo del proceso de 2007 hasta hoy, la dispersión salarial ha aumentado y las desigualdades también lo han hecho, y que hemos empobrecido nuestro nivel de vida o renta per cápita, los grandes perdedores no han sido los asalariados que han permanecido o logrado entrar (si han tenido esa suerte) en el mercado laboral, sino quienes se han visto obligados a salir del mismo, los que no han podido acceder o lo intentan por primera vez (sobre todo jóvenes y poco cualificados).
 
No obstante, las cifras del INE no son raras ni insólitas dada la estructura y peculiaridades de nuestro mercado laboral, incluso a pesar de las reformas últimas y no debido a las mismas, como muchos consideran, pretendiendo volver al viejo sistema de relaciones laborales, con fuerte acción de lobby de asociaciones privadas (sindicales y empresariales). De hecho, la mayor parte de las diferencias o asimetrías salariales se explican por la cualificación y grado de especialización o de antigüedad; por la temporalidad (introducida por el PSOE de González); y por el uso (perverso) de los contratos parciales frente a los de tiempo completo, como forma de reducir costes de contratación por parte de los empresarios.
 
Tales factores explican incluso las diferencias por ramas de actividad, reflejo no sólo del "modelo productivo" sino también -y sobre todo- de la cualificación, especialización o experiencia requeridas. O también las diferencias entre el sector público y el privado: 67% de asalariados tiene titulación superior en el sector público, frente al 38,5% en el privado y, debido a la seguridad en el empleo, el 51,3% de los asalariados del sector público cuenta con 15 años o más de antigüedad, frente al 19,4% en el privado.
 
De las cifras, me llama la atención que el aumento de la dispersión o desigualdad no sea grande. Tanto si atendemos a los valores medianos ofrecidos por el INE como al hecho de que entre 2007 y 2013 hemos atravesado la peor crisis económica en España, exceptuada la guerra civil, con una caída del PIB real por habitante del 10% según el profesor Prados de la Escosura, diría incluso que los asalariados han mantenido el tipo bastante bien, pese a todo.
 
El salario mediano (aquél que deja la mitad de las observaciones o frecuencias por encima y la mitad por debajo del mismo) ha crecido de 1.338,4 euros mensuales brutos en 2006 (1.409,7 en 2007) hasta 1602,5 en 2014, siendo muy parecido -por lo tanto no ha variado apenas la distribución- a los 1.600,2 euros de 2013.
 
El problema no es tanto que el 30% de los asalariados (4.269.840) ganan, en 2014, menos de 1.221,1 euros brutos mensuales, pues hay que tener en cuenta los trabajos a tiempo parcial, contratos de aprendizaje o formación y otros muchos que utilizan el salario mínimo. Es peor, en mi lectura, que el salario bruto mensual medio o el mediano sean tan bajos como 1.881,3 euros o los 1.602,5 mencionados. Y aún peor que el 90% de los asalariados gane menos de 3.353,8 euros brutos (unos 2.400 netos) e incluso eso sea un chollo para muchos. Eso quiere decir que un 10% apenas gana 3.354 euros o más y que, por tanto, pese a la incidencia informativa de los sueldos de unos pocos directivos o consejeros, muy muy pocos trabajadores tienen sueldos elevados.
 
Sin duda tal panorama es fruto de los factores mencionados, de nuestra estructura productiva, de la formación y productividad bajas, etc., y atiende a nuestras condiciones institucionales laborales. Pero la próxima vez que le digan que los españoles pagamos pocos impuestos o que nuestras cargas impositivas son pequeñas, tenga esto en cuenta porque parece evidente que el esfuerzo fiscal, incluso con toda la progresividad que se quiera, no es equivalente sobre esta estructura de ganancias o salarios que sobre otra.

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