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LOS ERRORES DE HUERTA DE SOTO (I): SOBRE EL ESTADO.
Con este artículo empieza una serie de artículos que tratarán de indagar en los aspectos más controvertidos acerca de las postulaciones económicas y políticas del economista español Jesús Huerta de Soto, al que he ido siguiendo muy de cerca desde hace años. No pretendo ser muy exahustivo, ni tampoco muy académico, sino tan sólo introducir la duda en aquellos aspectos más extraños en las tesis del señor Huerta de Soto, dudas que me han ido asaltando y que van acrecentándose con el paso del tiempo. Empecemos.
Huerta de Soto afirma haber abandonado el liberalismo clásico y la teoría del estado mínimo (minarquismo), para abrazar con toda fuerza el llamado anarcocapitalismo, que defiende la eliminación total del Estado y que todas las actividades humanas sean desempeñadas por asociaciones o empresas privadas en competencia entre sí. Huerta de Soto afirma que es imposible alcanzar el ideal del liberal clásico puesto que una vez que se acepta la existencia del Estado, éste se expande como un virus hasta acaparar todos los intersticios de la sociedad. Nada más lejos de la realidad.
Asimismo Huerta de Soto explica cómo las distintas instituciones han ido apareciendo a lo largo de los años en la humanidad, evolucionándose y perfeccionándose. Estas instituciones pueden ser el lenguaje, el dinero, el derecho, la familia, la religión, etc. ¿Pero no es el Estado también una institución? ¿No es algo que ha aparecido en la humanidad espontáneamente y ha ido evolucionando hasta nuestros días?
Estamos de acuerdo en que el Estado ostenta el poder monopolístico de la violencia pero quizá esto sea un requisito necesario para la defensa de ciertos derechos que garantizan la libertad, como el de no-agresión o el de propiedad privada. Las sociedades van cambiando y van moldeándose instituciones adecuadas a las circunstancias. Si esto no fuese así, ¿por qué no existe apenas ninguna civilización o nación sin Estado? ¿por qué si el Estado es tan dañino es la forma de organización política más extendida en el globo? ¿Es que hay un Dios maligno que nos lo impone? Porque recordemos, existen gran número de Estados que han emergido espontáneamente, y que con el paso de los siglos han ido expandiéndose, reduciéndose, creándose, extinguiéndose y a su vez están en competencia entre sí. Cada época parece estar relacionada a un tamaño idóneo de Estado, hay épocas dónde importa más la aldea, otras donde importa más un cluster, otras donde la organización política se concentra y es más continental. Y todo esto depende de circunstancias infinitas.
Por otra parte, no es cierto, al menos en la práctica actual, que una vez que existe el Estado este empieza a aumentar de tamaño hasta copar toda la sociedad. Bien puede aceptarse esa tendencia aisladamente, pero no hemos de olvidar que existen otras fuerzas que contrarrestan a ésa, a saber: la globalización y la competencia entre los Estados. Como conclusión podríamos hacer nuestras las palabras de Thomas Friedman en The World is Flat, que decía algo así como que es necesaria una cantidad de libertad y competencia y también una serie de “fricciones” que vienen dadas por los Estados, y cada época tiene una determinada proporción de éstas.
LOS ERRORES DE HUERTA DE SOTO (II): SOBRE EL CRÉDITO
Una de las propuestas más importantes en la teoría del profesor Huerta de Soto queda recogida en su mayor obra, Dinero, crédito bancario y ciclos económicos, donde realiza un análisis jurídico del contrato de depósito irregular, donde el depositario usa el dinero del depositante, concluyendo que contraviene los principios generales del derecho. Asimismo, realiza un análisis histórico, donde argumenta que el depósito irregular, siempre que se ha usado en la historia ha provocado pánicos bancarios y crisis económicas. Luego, pasa a analizar el proceso de los ciclos económicos desde la perspectiva de la teoría austríaca del capital, argumentando las consecuencias que tendría el uso del depósito irregular, para más tarde analizar el problema desde un punto de vista con y sin banca central y los argumentos de keynesianos, monetaristas y banking school. En definitiva, Huerta de Soto termina proponiendo la eliminación del sistema de banca con reserva fraccionaria, obligando a los bancos a mantener en sus cámaras acorazadas el 100% de sus depósitos a la vista, sin poder utilizarlo.
La lectura de este libro me motivó sobremanera y llegué a creer que las crisis económicas podían solventarse por completo y no podía entender como la banca podía cometer semejantes tropelías: utilizar el dinero que no debe, con la consecuencia de generar una crisis económica. Sin embargo, con el tiempo mis dudas fueron acrecentándose y a medida que fui estudiando y comprendiendo el funcionamiento de un sistema financiero fui despertando del sueño dogmático huertasotiano.
En primer lugar, el problema jurídico del contrato irregular de depósito se resolvería simplemente preguntando a la gente si quisieran guardar su dinero en cajas fuertes (pagando por ello, como servicio de guarda y custodia) o tenerlo en su cuenta corriente como simplemente una deuda a la vista (es decir, el banco debe dinero al depositante y éste puede disponer de él en cuanto quiera, mientras no lo quiera, el banco puede usarlo).
En segundo lugar, que todos los depósitos dejasen de ser canalizados al mercado financiero como crédito para pasar a ser simplemente dinero guardado en cajas fuertes destrozaría por completo el funcionamiento de una economía de mercado haciéndola mucho más ineficiente, por lo que el ahorro de la gente (depósitos) no podrá ser prestado a los que lo necesitan (los demandantes de crédito). La intermediación bancaria que consiste en canalizar el excedente de ahorro hacia los que necesitan financiación. Hay muchos métodos para hacer esto, pero en un sistema financiero es esencial la parte que juegan los depósitos en este esquema.
Por otro lado, no es verdad que las crisis económicas se hayan producido exactamente por la “expansión de crédito artificial” a consecuencia de la utilización de los depósitos como instrumento de crédito, sino por la utilización arriesgada de los mismos y por los desincentivos que el sistema financiero tiene en su seno, todo está relacionado con el esquema del banco central. Es un problema de riesgo moral: las consecuencias negativas de tus acciones no van a ser sufridas por ti, pero sí las consecuencias positivas. Veamos por qué.
El Banco central establece los tipos de interés al que las instituciones pueden pedirle dinero. Un tipo bajo hará que los bancos puedan obtener liquidez barata que en teoría esto se traduciría en financiación barata para la economía. El Banco central tiene poder suficiente como para manejar los tipos de interés del mercado. Unos tipos de interés muy bajos, incrementan la cantidad de crédito en la economía, haciendo más fácil la inversión y por lo tanto haciendo más atractivas inversiones que antes no lo eran (pues el coste de financiarlas es más bajo, me cobran menos interés), produciéndose inversiones en proyectos de menor calidad, más arriesgados. En segundo lugar, los incentivos que tiene la banca para actuar con cautela no son tales, puesto que el Banco central tiene una enorme cantidad de mecanismos con los que evitar una caída o quiebra de un banco comercial o de inversión, por lo que el incentivo a tomar riesgo es altísimo.
Así se produce un esquema en el que los bancos suele tomar dinero a corto plazo e invertirlo en proyectos a largo plazo, cuando el crédito se contrae y suben los tipos de interés, el banco no puede seguir obteniendo financiación a corto plazo y los proyectos comprometidos a largo plazo empiezan a peligrar. La gestión del riesgo por lo tanto no es la adecuada.
En cambio, prohibir los depósitos como instrumento de crédito no solucionaría el problema pues si los bancos siguiesen acometiendo inversiones arriesgadas y tomando decisiones incorrectas las crisis seguirían existiendo. En definitiva es un problema más monetario y de incentivos que de “contravenir los principios generales del derecho” un concepto tan vacío y subjetivo como el de “expansión artificial”. Aplicar el coeficiente de reservas del 100% sería una mala noticia para la salud de nuestro mercado de crédito.
LOS ERRORES DE HUERTA DE SOTO (III): SOBRE LAS MATEMÁTICAS
Otro de los puntos de desencuentro con Huerta de Soto es sobre la utilidad del uso de las matemáticas en economía. No obstante estoy de acuerdo en que la economía se ha formalizado matemáticamente en unas proporciones inconmensurables y que en algunas ocasiones este formalismo ha introducido miopía entre los economistas que se centran más en el análisis matemático que en la interpretación teórica del modelo.
Sin embargo, las matemáticas son una herramienta que ayuda a comprender y a explicar la realidad y hay muchas ramas de la matemática que puede servir para explicar diferentes formas de la realidad. Huerta de Soto rechaza de pleno la matemática en la economía, desechando una herramienta importante que hará el análisis de los economistas menos rico.
El argumento principal de Huerta de Soto es que las matemáticas explican relaciones constantes, que son las características del mundo de las ciencias naturales, mientras que las ciencias sociales, que estudian el comportamiento de los seres humanos, estudian hechos no constantes, sometidos al arbitrio de la incertidumbre, del azar, de la sorpresa, de la imprevisibilidad. Los seres humanos son seres creativos cuyo comportamiento no puede ser previsto y por lo tanto, al no haber relaciones constantes en el comportamiento humano, el uso de las matemáticas es fútil. “La vida sólo puede ser entendida mirando atrás, pero debe ser vivida mirando hacia delante”, decía Kierkegaard. “La mejor forma de predecir tu futuro es crearlo”, decía Lincoln.
No obstante, en las ciencias naturales también existen fenómenos no constantes sometidos a la incertidumbre. Por ejemplo, el principio de indeterminación de Heisenberg y sin embargo se sigue utilizando herramientas matemáticas para formalizar esta realidad. En biología tampoco existen relaciones constantes, pero se utiliza la estadística para el análisis. En medicina, también. ¿Por qué no utilizarlo en economía?
Por otra parte, existen herramientas matemáticas que pueden explicar relaciones no constantes entre las variables, con lo cual eso de que una realidad no constante no puede ser explicada por la matemática no tiene mucho sentido. Los modelos estocásticos son una forma de aproximarse a ello, en los que una misma ecuación tiene infinitas representaciones. Estos modelos permitieron por ejemplo desarrollar la fórmula para calcular el precio de una opción en base al precio de la acción hoy (Black-Scholes formula), que está basada en el cálculo estocástico y hoy día es utilizada por todos los operadores en el mercado. ¿Si la fórmula no fuese correcta, por qué utilizarla para ganar dinero?
Muchas veces con la matemática se trata de simplificar la realidad, para poder desmenuzarla, simplificarla y así poder entenderla mejor; al igual que el GPS es una representación de la realidad que nos ayuda a tratar con ella. ¿Es que acaso se piensa que todos los modelos económicos deben ser un calco total de la realidad? Son métodos para comprender la realidad, pero no son la realidad misma y los economistas no deben confundir realidad con modelo. Al igual que Huerta de Soto establece modelos teóricos basados en el ceteris paribus, en la realidad todo lo demás no se mantiene constante; pero, él realiza este análisis para poder comprender mejor la realidad, al igual que otros hacen con las matemáticas.
Huerta de Soto ha llegado incluso al extremo de negar el uso de las curvas de oferta y demanda, o el uso de la curva de tipos o de rendimientos, por la razón de que estas curvas no existen en la realidad. Claro que no existen en sí mismas en la realidad, sino que son representaciones simplificadas de relaciones que se producen entre variables en la realidad.
Evidentemente existe un sesgo entre los modelos y la realidad e intentar explicar el 100% de la realidad sin margen de error es imposible. Pero sería un craso error negar el uso de las herramientas matemáticas que permitan refinar nuestros análisis por este motivo. Imaginemos que no hay otra cosa que comer que una sopa muy poco nutritiva. ¿Es mejor negarse a no comer nada y morir de hambre o conformarse con lo menos malo y tomarse la sopa? Huerta de Soto parece dispuesto a no probar de ella.
Tan error es depreciar por completo los modelos y el uso de las matemáticas, como creer ciegamente en ellos y confundirlos con la realidad. “Es mucho mejor prever sin certidumbre que no prever en absoluto”, decía Poincaré.
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