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miércoles, 8 de abril de 2015

¿Era Milton Friedman un Secreto Admirador de Keynes?

Por Donald J. Boudreaux
 
 
Con la posible excepción de Adam Smith, no hay en la historia otra persona más grandemente reconocida en promover con tanta elocuencia los mercados libres que Milton Friedman. Muy justamente por cierto: Por más de 60 años hasta su muerte en 2006, defendió la causa del capitalismo y la libertad con impecable erudición, buen humor, extraordinario vigor y claridad incomparable.
A pesar de su lucidez, hay un grupo de personas cuya incapacidad o resistencia a comprender los argumentos de Friedman los lleva a distorsionar sus escritos y recomendaciones de política pública.
Por ejemplo el periodista británico Nicholas Wapshott. Con ocasión del aniversario 100 de Milton Friedman (Julio 31) afirmo en el Daily Beast, que la actitud de Friedman hacia el gobierno era mucho más cercana a la pro-intervencionista de John Maynard Keynes que a la del famoso opositor liberal de Keynes, Friedrich A. Hayek.
Wapshott, menciona que en realidad Friedman veía muy favorablemente un estado grande y constitucionalmente ilimitado, basado en los presuntos contenidos de un ensayo supuestamente “perdido” escrito por Friedman. Contrario al ingenuo Hayek –quien tenía preocupaciones de que el poder concentrado en un gobierno grande inevitablemente corrompería políticos y sería una invitación a utilizarse ilícitamente– Wapshott indica que, el ensayo (que fue originalmente publicado en 1989) demuestra que Friedman creía “que un gobierno grande no es malo, en tanto sea honestamente administrado”. Agrega que el ensayo “cuestiona a aquellos que hoy protestan airadamente contra el tamaño del estado culpando al sistema cuando deberían suprimir a los políticos y funcionarios públicos corruptos en su lugar”
De manera que Milton Friedman ¿era realmente un progresista del buen gobierno? No.
El ensayo de Friedman, “John Maynard Keynes,” nunca estuvo perdido. El articulo original, inicialmente publicado en una traducción alemana en un volumen de comentarios sobre la “Teoría General”, fue traducido y republicado en 1997 por El Banco de la Reserva Federal de Richmond en su magazine trimestral, y esta fácilmente disponible en el website del banco.
El ensayo muestra sin dejar ninguna sombra de duda lo que Friedman pensaba realmente acerca de los puntos de vista de Keynes sobre el gobierno: “Mi conclusión es que el legado político de Keynes ha hecho mucho más daño que su legado económico y esto se debe a dos razones. Primero, cualquiera sea el análisis económico, la dictadura benevolente es probable que tarde o temprano conduzca a una sociedad totalitaria. Segundo, las teorías económicas de Keynes atrajeron inicialmente a un grupo mucho más extenso que los economistas principalmente debido al vínculo con su enfoque político”
Aquí, Friedman enuncia serias dudas expresadas por Hayek con bastante anterioridad en su libro de finales de 1944, “Camino de Servidumbre”, que el gobierno grande del tipo que Keynes proponía era venenoso para la libertad y prosperidad. Veía con claridad que el “legado político” de Keynes era tan peligroso que no importaba cuantos políticos corruptos se extirpen, esto no evitaría que un gobierno armado con el poder económico de la discrecionalidad ilimitada se convirtiera en una tiranía.
Hay una distorsión todavía más egregia de Friedman, esta es la presentada por Paul Krugman, el economista y columnista del New York Times. Pocos meses después de la muerte de Friedman en Noviembre de 2006, Krugman compuso un ensayo en la Sección de Libros del New York Times, “Quien fue Milton Friedman”, donde lo acusaba de ser “intelectualmente deshonesto”. Luego replico su acusación en una carta al editor del New York Times respondiendo a los críticos del ensayo.
La falta de honradez, en palabras del Krugman, consistía en una presunta contradicción. Por un lado, Friedman el académico afirmaba en su famoso libro “Historia Monetaria de los Estados Unidos” que la Gran Depresión fue empeorada por el fracaso de la Fed en impedir el colapso del suministro de dinero. Pero, por otro lado, Friedman la figura pública aseveraba que la Depresión habría sido mucho menos severa en ausencia de la Fed. “Lo siento”, escribió Krugman en la carta, “pero esas son posiciones contradictorias.”
La acusación de Krugman es idiota. Friedman entendió que, sin la Reserva Federal, las asociaciones de bancos de liquidación– instituciones del mercado que fueron desplazadas por la Fed –habrían probablemente evitado el colapso del suministro de dinero y, ergo, podrían muy bien haber evitado que la depresión se convierta en “gran”. Pero Friedman también entendió que la Fed, habiendo suplantado los ajustes del mercado de los bancos de liquidación por su propia discreción tecnocrática, tenía entonces la responsabilidad de manejar el suministro de dinero de manera adecuada. Fallo totalmente. Friedman (y su co-autora Anna Schwartz) criticaron debidamente a la Fed por este terrible error.
El argumento de Friedman aquí no es más contradictorio o deshonesto de lo que hubiera sido, por decir, un médico que, habiendo infructuosamente advertido al paciente de no confiar en la atención medica de un brujo, atribuye al fracaso del brujo en administrar la correcta resucitación boca a boca como la causa de la muerte del paciente.
Milton Friedman armonizo credenciales académicas altísimas con una notable virtuosidad en explicar al público porque los mercados libres son económica y éticamente superiores a los –incluso– bien intencionados planes y regulaciones del gobierno. Durante toda su larga vida y carrera fue un blanco especial de aquellos que defendían lo que él y su esposa Rose llamaron, “la tiranía del status quo”. Ese status quo que consiste en grupos de intereses, burócratas y políticos que –con la ayuda de corifeos en la prensa y la academia –usan el gobierno para ensanchar sus propios bolsillos y agasajar sus propios egos, todo a expensas de los ciudadanos.
Si Friedman tenía secretas inclinaciones hacia el poder del gobierno o, peor aún, engañaba a la gente, entonces la voz de uno de los más grandes defensores de los mercados libres en la historia tendría que callar. Por el contrario, la defensa de Milton Friedman de los mercados libres fue principista, consistente y honesta así como brillante.
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Donald J. Boudreaux es profesor de economia de George Mason University y Autor de “Hypocrites and Half-Wits” (Free To Choose Press, 2012).
Este artículo fue traducido por Edwar Enrique Escalante y la versión original fue publicada por el Wall Street Journal.

Is Milton Friedman a Keynesian?

 

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