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lunes, 16 de noviembre de 2015

Falla en el Lanzamiento

 
La popular creencia de que la economía estadounidense se ha estado recuperando de manera constante ha soportado meses de datos decepcionantes sin perder mucho de su atractivo. Un sinnúmero de excusas, que van desde el clima hasta la economía china, ha sido utilizado para justificar el por qué la economía no ha creado un vapor apreciable, y por qué la Reserva Federal no ha logrado mover las tasas del cero en el que han estado desde hace 7 años. Sin embargo, el francamente sombrío informe de empleo de septiembre que fue publicado el viernes pasado, podría convertirse en una intermitente luz roja que ni los más hábiles apologistas podrían ser capaces de explicar. El informe debería aclarar ampliamente que estamos mucho más cerca de la recesión que de la recuperación. Pero las creencias antiguas no mueren fácilmente y, sorprendentemente, la mayoría de economistas todavía cree que hemos chocado con un tope temporal y no con una verdadera pared de ladrillo. Sin embargo, en algún punto la fe sana se convierte en una peligrosa ilusión. Es posible que ya hayamos pasado ese límite.
 
El informe fue horrible de la manera en que se mire. El consenso de economistas había esperado ver 203,000 nuevos empleos en septiembre, que no es un número particularmente impresionante, pero al menos habría sido una mejora desde los 173,000 nuevos empleos que fueron añadidos en agosto. No sólo falló septiembre de manera sustancial con sólo 142,000 empleos, sino que agosto fue revisado a la baja en 136,000 (Bureau of Labor Statistics) (hubo economistas que incluso habían esperado que agosto se revisara al alza hasta en un máximo de 247,000). Esto significa que los últimos tres meses han promediado tan sólo 167,000 empleos, un nivel que no está nada cerca de lo que debería haber estado en una recuperación real. Pero todo empeora a partir de ahí.
 
La tasa de participación de fuerza laboral descendió más aún, cayendo de un 62.6% de adultos en edad laboral, a tan sólo 62.4%, un mínimo en cerca de 40 años. En septiembre otros 579,000 trabajadores potenciales en conjunto se dieron por vencidos en la búsqueda de trabajo y simplemente abandonaron la fuerza laboral. Esta cifra empequeñece a los 142,000 que de hecho encontraron empleo. Aquellos suficientemente afortunados en continuar trabajando no vieron un incremento en sus salarios por hora (el consenso había esperado un aumento del 0.2%) y sus semanas laborales promedio se redujeron de 34.6% a 34.5%. En resumen, en septiembre menos estadounidenses trabajaron, y aquellos que lo hicieron tuvieron menos horas y salarios más bajos. No es así como se supone una recuperación debería verse.
 
Incluso después de que la Reserva Federal sorprendió a los mercados en septiembre al no lograr elevar las tasas de interés por primera vez en nueve años, la mayoría de economistas todavía creyó firmemente que la Reserva Federal estaba en camino de hacerlo este año. Justo antes del informe de empleo del viernes, un total de 94% de economistas, en una encuesta de Reuters, veía un aumento viniendo para este año. No se sabe todavía cuánto pueden haber cambiado estas expectativas desde el informe de empleo del viernes, pero mi conjetura es que ni de cerca caerán tanto como deberían. Muchos economistas optimistas salieron al aire para explicar que otros dos informes de empleo serán publicados antes de la reunión de diciembre del Banco de la Reserva Federal. Insistieron en que esos informes podrían proporcionar el ímpetu que la Fed necesita para finalmente tirar del gatillo.
 
Sin embargo, Janet Yellen dijo hace meses que necesitaría ver “más mejoras” en el mercado laboral antes de que se sintiera totalmente confiada para elevar las tasas. Desde que hizo esa declaración, el mercado laboral no sólo no ha mejorado, sino que en realidad ha retrocedido considerablemente. El hecho de que el encabezado de la tasa de desempleo haya permanecido en un muy bajo 5.1% es indiferente, dado que esa tasa ha estado baja por algún tiempo sin provocar alza alguna. Yellen ya ha admitido que la tasa oficial de desempleo no es el punto de referencia que está usando para evaluar la fuerza del mercado laboral. En lugar de eso, está enfocada en la fuerza de participación laboral, salarios, y la proliferación de empleo de medio tiempo involuntario. Con estas puntuaciones continuamos alejándonos cada vez más de cualquier alza posible en las tasas.
 
Aun así, en lugar de cuestionar la credibilidad de la Reserva Federal al fallar en otro pronóstico, la mayoría de economistas la enaltecen por supuestamente haber visto la debilidad que otros no vieron, lo cual le permitió sabiamente no hacer nada en septiembre. Yo simplemente veo esto como una continuación del libro de jugadas largamente establecido de la Fed: enaltecer la economía por medio de declaraciones optimistas mientras continuamente se mantiene a la raya un alza real de las tasas que preocupa a la Fed porque podría debilitar a una tambaleante economía ya al borde de la recesión. Yo no esperaba que la Fed elevara las tasas en septiembre, y no espero que lo haga en diciembre tampoco, y ni siquiera en el 2016, para el caso. Espero que la Fed comparta esta visión, pero ellos saben que cualquier expresión pública podría ser desastrosa. A pesar del hecho de que yo fui uno de los pocos economistas en declarar que no habría alzas en el 2015, los medios de comunicación han continuado ignorando y ridiculizando mis pronósticos.
 
Deslumbrado por las muchas declaraciones de la Fed de estar ganando fuerza económica, Wall Street, en contraste, ha sido completamente ciego a las muchas, muchas señales de debilidad acumulada. En septiembre, los pedidos de fábrica fueron bajos en el año-tras-año por décimo mes consecutivo, de acuerdo con el informe del Census Bureau’s August Factory Orders. Hasta donde sé, esto nunca ha sucedido fuera de una recesión. Pero buena suerte en encontrar a alguien en Wall Street que comparta mi opinión de que estas cifras sugieren que una recesión ya está en camino. Mi punto de vista está reforzado por el torrente constante de decepcionantes cifras de producción contenidas en las encuestas regionales de la Fed. Pero dado que la fabricación ya no se considera un importante sector para la economía estadounidense, esas encuestas, que una vez fueron importantes, ya ni siquiera se mencionan en los principales medios de comunicación.
 
En adición, las estadísticas del “GDPNow” de la Fed de Atlanta, que tratan de ofrecer una visión en tiempo real de las condiciones de la economía, de manera similar obtienen poca atención en los medios. Ese número actualmente se sitúa en tan sólo 0.9% de crecimiento anualizado. Sin embargo, el consenso en Wall Street para el PIB Q3 permanece en 2.4%. Esas previsiones deberían haber sido recortadas hace meses. Pero no lo han sido. Basado en los informes que estoy viendo, creo que hay una buena posibilidad de que la apenas positiva tasa de crecimiento que la Fed de Atlanta está viendo para el Q3, se vuelva negativa. Después de todo, los informes de empleo han sido revisados a la baja en seis de los últimos ocho meses (BLS). ¿Qué hace a los economistas pensar que esta tendencia se revertirá repentinamente? Es, por lo tanto, más probable que el terrible panorama de empleo de septiembre incluso empeore. Una impresión negativa del PIB en el tercer y cuarto trimestres de este año, lo que calificaría como recesión, es una posibilidad que Wall Street ni siquiera ha considerado, y mucho menos preparado.
 
Si las condiciones de debilidad evitan que la Fed jale el gatillo del alza de tasas para diciembre, ¿realmente podemos esperar que lo haga durante el año electoral del 2016? Con la economía ya de por sí sobre la cuerda floja, un entorno de alza de tasas podría empujar a la economía a una recesión, si es que de algún modo no está ya ahí. Esto jugará directamente en las manos de los republicanos que serán capaces de martillar el legado económico de la saliente administración de Obama, entregando así la elección al partido republicano. ¿Alguien realmente espera que la Reserva Federal de izquierda liderada por Janet Yellen haga eso? Debido a esto, podríamos no ver un alza en las tasas sino hasta el 2017, aún si las condiciones mejoran, lo cual es bastante dudoso. Como era de esperarse, el economista en jefe de Goldman Sachs, Jan Hatzius hizo una declaración hoy pronosticando que el primer movimiento podría no llegar sino hasta el 2017. Busquen a otros economistas influyentes para seguir el ejemplo.
 
Mi opinión es que es mucho más probable que veamos una nueva ronda de Flexibilización Cuantitativa antes de que veamos un alza en las tasas. Hasta donde sé, sin embargo, yo soy todavía uno de los únicos economistas haciendo estos “indignantes” pronósticos.
 
La mayor consecuencia práctica de todo esto es que los mercados de materias primas y de divisas extranjeras, que han sido diezmados tan a fondo por las expectativas de una inminente alza en las tasas en Estados Unidos, deben revertir el curso. En el pasado, el dólar ha subido generalmente en la anticipación de un alza en las tasas y ha vendido cuando la Fed ha cumplido con esas expectativas en efecto. Este es el clásico negocio de “Comprar el rumor, vender el hecho”. Pero ¿qué sucederá cuando la Fed no logre hacer la entrega? Entonces todo lo que queda es un falso rumor y no un hecho. En tal escenario, las reversiones en el “elevado” dólar y las “abatidas” materias primas como el oro, la plata, el cobre y el petróleo, podrían ser dramáticas. Esto podría ser especialmente verdad cuando se consideran todos los problemas económicos globales que serían resueltos por un dólar más débil. Ya estamos viendo a los mercados desviarse en esa dirección. Hoy la plata alcanzó un máximo de tres meses, y otras materias primas finalmente se están levantando del suelo. Ha sido una larga espera, y yo espero que sea un patrón que se fortalezca por mucho tiempo.
 
Cuando el informe de empleo fue publicado el viernes pasado, los mercados inicialmente reaccionaron con una aguda venta de 200 puntos. Por un momento, los comerciantes parecieron olvidar que no es la economía la que ha dirigido a los mercados sino los estímulos de la Fed. Ellos creyeron que las malas noticias eran de hecho malas. Pero ese “perverso” sentimiento no duró. Una vez que quedó claro (para algunos) que el alza en las tasas para este año era menos probable, los mercados dieron marcha atrás y completaron un retroceso de 450 puntos al alza. La Fed ha creado la falsedad de que “una economía mala es buena” y no estamos por salir de ella en ningún momento cercano.
 
Yo espero que una vez que la amenaza del alza de las tasas haya final y oficialmente abandonado el escenario, el rally de Wall Street continuará. Pero esas ganancias serán atenuadas por un dólar más débil e ingresos abatidos por las empresas nacionalmente enfocadas. En ese caso puede ser mejor buscar capitales fuera del dólar y el posible beneficio del aumento de los precios de las acciones y una moneda en aumento. Teniendo en cuenta hasta qué punto esos activos han sido golpeados (vean mi comentario del 6 de julio), las oportunidades pueden valer la pena.


Traducido por Celina Olvera asistente de Administración SchiffOro
“le ayudamos a convertir el oro en papel”


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