Si hay algo que me ha llamado la atención de esta nueva fase de la crisis griega que se inició con las elecciones en enero es que de forma unánime se ha rechazado la posibilidad de un "accidente". Consideremos en este caso un accidente como una situación límite, sin aparente respuesta sobre sus implicaciones. En el caso de Grecia podríamos hablar de un triple escenario que en el fondo es sólo uno: impago de la deuda, inestabilidad social/política y posibilidad de abandono del Euro.
Creo que esta forma de proceder por el mercado es un error. Y es que como hemos aprendido desde el estallido de la gran recesión la forma de evitar los accidentes es prevenirlos. El exceso de confianza sobre el poder de los bancos centrales para amortiguar los riesgos, cualquier riesgo, a la larga no es sano. La política monetaria expansiva llevada al límite reduce al mínimo la disciplina del mercado. Sin disciplina del mercado las autoridades políticas se ven menos presionadas a buscar acuerdos o a tomar medidas dolorosas (pero necesarias). Aquí tienen el caldo de cultivo apropiado para la crisis. O para el accidente al que me refería al principio.
¿Es posible un acuerdo que proporcione nueva financiación a Grecia? Siempre es posible un acuerdo. Pero, ambas partes deben sacrificar algo. En el caso de las autoridades europeas, más flexibilidad en los ajustes al mismo tiempo que condiciones financieras más laxas. En el caso de las autoridades griegas, asumir que la pertenencia al Euro conlleva costes en términos de pérdida de soberanía en el diseño de la política económica. La elevada deuda pública griega por encima del 178 % del PIB puede ser insostenible si no se avanza en un mayor crecimiento económico potencial; recortar la deuda no la hace menos sostenible si los costes financieros se disparan. Con todo, debo admitir que ante posiciones tan enfrentadas como las actuales es muy difícil que un acuerdo sea definitivo para solucionar la Crisis. Pero evitará un "accidente" a corto plazo.
Dice el FMI que una de las amenazas más importantes a las que nos enfrentamos en el futuro es la escasa liquidez de los mercados. Mercados muy líquidos, pero poco profundos. ¿Puede ser Grecia el detonante para que aflore esta amenaza? No lo creo, pero es un aviso a navegantes sobre los riesgos que hemos dejado en el camino en esta crisis mundial aún no finalizada. Algo de inestabilidad a corto plazo nos hará a todos un poco más sensatos a la hora de contemplar el futuro.
José Luis Martínez Campuzano es estratega de Citi.
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