La ralentización de la actividad interior en China ha conducido a una serie de estímulos monetarios y fiscales que están disparando sus bolsas por encima de lo razonable
S. MCCOY
Si buscaban una prueba de la convergencia cada vez mayor entre economías desarrolladas y emergentes, la pueden encontrar en China.
Ante los signos evidentes de ralentización de su actividad interior, una solución doble: monetaria, a través de rebajas de los tipos de intervención y del coeficiente de caja de la banca –a fin de que pueda prestar más- por parte de su banco central, por una parte, y fiscal, por otra, con medidas de estímulo para el sobrecalentado sector inmobiliario tales como la rebaja de las aportaciones en efectivo que hay que hacer para comprar la primera (del 30% al 20%) o la segunda y sucesivas viviendas (del 60% al 40%) anunciada esta semana.
¿Les suena?
En efecto, recetas de ayer y de hoy que crean una falsa sensación de seguridad y que permiten que las bolsas se disparen, el muerto al hoyo y el vivo al bollo. Sin embargo, como en el gigante amarillo todo es excesivo, el impulso de sus mercados de acciones escapa, aún más si cabe, de toda lógica racional, ayudado por el afan de juego de los chinos y por el exceso de ahorro interno y la falta de oportunidades de inversión.
De hecho merece la pena detenerse, en esta víspera de la Pasión que es el Jueves Santo, en algunos de los gráficos que, sobre su sorprendente realidad bursátil, han ido circulando estos días por los distintos sites especializados:
Evolución de su bolsa (a cierre del martes ya estaba en los 3.810 enteros, máximos de siete años). Desde el 19 de noviembre se ha revalorizado un 53% sin que tal impulso se corresponda ni con datos macro -el crecimiento se ha revisado a la baja- ni con expectativas micro -beneficios empresariales al alza-.
Comparación con la evolución de su economía.
Y con las materias primas industriales de las que es importador neto: su desaceleración -menores compras- es interpretada como motivo para más estímulo lo que, a su vez, empuja los selectivos locales.
Algo que favorecerá que aumenten, aun más, las desigualdades, siendo como es una de las naciones donde el gap entre ricos y pobres es mayor.
Los volúmenes de negociación se han disparado y suponen hasta cuatro veces la media diaria del NYSE (la cita es de MarketWatch).
Se ha instalado la locura, hasta el punto de que la apertura de nuevas cuentas para operar en bolsa se produce a un ritmo superior al millón… ¡semanal! (1.138.500 en concreto)
Todo el mundo quiere participar de la fiesta. De los nuevos inversores, el 5,8% no sabe ni leer mientras que un 60% adicional sólo tiene estudios secundarios.
Por si fuera poco, una parte notable de las compras se realizan a crédito, apuesta peligrosa por la direccionalidad del mercado que puede introducir importantes dosis de volatilidad.
En un país donde la deuda privada en proporción al P.I.B. se ha disparado en los últimos seis años. China está viviendo, sin duda. peligrosamente.
Y donde se dan paradojas tales como que la coincidencia de los múltiplos de las últimas OPVs que han salido al mercado (el gobierno quiere dar recorrido a los títulos fijando informalmente un techo en PER 23x)
Ya en 2007 se vivió un momento de euforia similar al actual al que siguió una contracción en los doce meses siguientes del 71% de sus principales referencias bursátiles.
Por más que en la actualidad los niveles de valoración no sean los de entonces –siempre que pensemos que lo oficialmente publicado por las compañías se corresponde con la realidad subyacente, cuestión básica sobre la que hay no pocas dudas debido a la proliferación de un vendor financing que maquilla ingresos, del aparcamiento de deudas en vehículos especiales o de lainexactitud de los ratings de sus bonos corporativos-, la posibilidad de unaterrizaje brusco de su economía debido al deterioro de las finanzas públicas, del mercado inmobiliario, del sector financiero o de la actividad exterior debido a la apreciación del yuan, riesgo que no existía en aquel momento, es mayor peligro que el derivado los meros múltiplos.
Sea como fuere, los excesos al final se pagan. Especialmente cuando...
... para sostener la economía se han acometido proyectos -de infraestructuras o urbanos- que han supuesto un consumo de cemento en tres años equivalente al de todo el siglo XX en Estados Unidos.
... y se participa, salvando las distancias, de las mismas características que anticiparon el colapso de Japón a finales de los ochenta: superávit comercial, burbuja inmobiliaria, desenfreno bursátil y... envejecimiento poblacional.
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