Las actas de la última reunión recogen la predisposición a alterar el ritmo de adquisiciones
El llamado plan Draghi, el programa compras de deuda pública a gran escala, comenzó a surtir efectos en los mercados antes incluso de su anuncio oficial, el pasado 22 de enero, cuando se empezaba a dar por descontado en los inversores. Así lo constataron los ejecutivos del Banco Central Europeo (BCE) en la última reunión del consejo de gobierno, a primeros de marzo, según las actas del organismo publicadas este jueves. Señalan también que la llamada expansión cuantitativa (QE por sus siglas en inglés) seguirá adelante “firme”, tal y como está previsto, incluso aunque la situación económica mejore, según recogen los documentos del encuentro de Nicosia. Si no mantuvieran su aplicación, creen, los mercados se revolverían.
El programa de compras de activos públicos y privados contempla un ritmo de adquisición de unos 60.000 millones mensuales hasta, al menos, septiembre de 2016, y si fuera necesario, más allá, con el fin de que la inflación llegue al objetivo, que es cerca del 2%. Los precios llevan cuatro meses seguidos bajando en la zona euro, pero en marzo la caída fue más leve y se quedó en el 0,1%.
“Los datos recientes de actividad han sido positivos y hay signos de un cambio en las tendencias de inflación”, lo que genera un “prudente optimismo” de cara a lograr las metas de inflación, señalaron los ejecutivos del BCE. Pero recalcaron que las previsiones se han elaborado con la hipótesis del QE aplicado tal y como está diseñado para el próximo año y medio. En esta línea, “las proyecciones de marzo de 2015 no deben interpretarse como una muestra de que las últimas medidas de política monetaria fuera menos necesarias”, recalcaron.
La mejora en los mercados ante el esperado plan de compras, para el BCE, refuerza la necesidad “de implantar de forma completa las medidas”, ya que de otra forma “una parte del impacto positivo en el mercado se revertiría”. Así, “era esencial para el Consejo de Gobierno mantenerse firme, implantando las medidas adoptadas sin vacilaciones hasta que los objetivos se logren, en línea con el compromiso de mantener esta política en pie tanto tiempo como sea necesario”.
Eso sí, lo que los miembros del BCE también dejaron claro en su última cita es que, en materia de política monetaria, no había mucho más que hacer: las medidas extraordinarias de estímulo adoptadas desde junio de 2014, y reforzadas con las compras de bonos soberanos, son “completamente adecuadas” para lograr los objetivos de reactivación económica, así que “no hay necesidad de considerar otras en este momento”.
Los ejecutivos expusieron también razones “para la prudencia” con respecto a la materialización de las proyecciones de los técnicos del BCE de marzo, así como la gran incertidumbre que existe sobre el plazo en que logrará una buena transmisión de las políticas monetarias a la economía real. Consideraron necesario, en cualquier caso, que otras políticas respalden la recuperación, lo que el BCE suele traducir como la necesidad de que los países hagan más reformas.
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