[Este artículo es un extracto de The Concise Guide to Economics (2007)]
Los especuladores – aquellos que intentan lucrar adivinando las condiciones futuras (en particular los precios), son una subcategoría de los empresarios, todo lo escrito anteriormente sobre los empresarios también se aplica a los especuladores. Sin embargo, mientras que el público tendrá a menudo simpatía y comprensión por el papel de los empresarios, hay un desdén general por los especuladores.
Para redimir la reputación de los especuladores en primer lugar quisiera señalar que todo el mundo especula. Los consumidores especulan cuando deciden comprar una casa ahora en lugar de esperar a que bajen los precios o los tipos de interés para préstamos hipotecarios, los alumnos especulan cuando eligen una especialidad en la universidad, etc. Pero más allá de señalar la práctica universal de la especulación, hay otras cualidades que redimen a los especuladores.
Si, por ejemplo, alguien está especulando acerca del precio futuro del azúcar, éste va a prestar mucha más atención a las condiciones climáticas, la tecnología, y la influencia política sobre el azúcar que el consumidor. Para el consumidor, el azúcar es una parte pasajera y menor de su vida, para el especulador es su medio de vida. En un momento en que el precio del azúcar es de 1$ por libra, un especulador se iniciará la compra de azúcar, si tiene razones para anticipar una futura falta de suministro. Su demanda especulativa, sumada a la demanda de los consumidores, incrementará el precio a, por decir algo, 1,50$ por libra. Esta es una fuente de la animosidad dirigida típicamente dirigida hacia los especuladores por el público.
El precio más alto tendrá dos efectos: En primer lugar, el consumidor comenzará a economizar en el azúcar, tratándola como algo más valioso que antes. Y en segundo lugar, a los proveedores se les animará a producir más azúcar que antes. El especulador está, en efecto, actuando como una señal de alerta temprana al notificar a otros de la futura reducción inminente del suministro – muy similar a la forma en que un detector de humo alerta a residentes de otro modo distraídos acerca de un incendio que se propaga. Luego, cuando la reducción de la oferta se hace evidente para todos, el especulador venderá el azúcar al precio actual aún mayor de, digamos, 2,00$ obteniendo una ganancia de 0,50$ por libra. Esta es otra fuente de la animosidad dirigida típicamente por el público hacia los especuladores.
Pero, ¿qué ha hecho en realidad el especulador? Él le ha quitado la abundante azúcar a los consumidores cuando éstos eran ignorantes de su valor futuro más alto y se la devolvió justo cuando necesitaban más del suministro adicional – ha provisto un maravilloso servicio a los demás al buscar de su beneficio personal. Él debe ser animado por sus acciones, es un benefactor de los consumidores.
Otra forma en que los especuladores hacen el bien, pero reciben condena por ello, es con los contratos de futuros. Tomemos el ejemplo en el que un agricultor ha plantado su cosecha de maní en enero, cuando el precio de los maníes era de 2$ por libra. El agricultor no va a segar su cosecha hasta junio, momento en el cual el precio de los maníes puede haber cambiado radicalmente. Un especulador viene y le ofrece al agricultor 2,20$ por cada libra que puede entregar en junio.
Si el agricultor acepta la oferta, entonces puede concentrarse en su cultivo sin preocuparse por algún precio futuro incierto para sus maníes. Él puede dormir tranquilo por las noches, seguro de su precio, porque el especulador se ha comprometido a asumir la carga de los cambios de precios en el futuro. Ha ocurrido una división de trabajo cuando el agricultor se especializa en la agricultura y el especulador en la asunción de riesgos. Si el precio de los maníes en junio cae a 1,50$ entonces el agricultor se alegrará de que el especulador le haya salvado de una catástrofe y pensará que los especuladores son las mejores personas en la tierra.
Pero si el precio en junio sube a 3,00$ por libra el agricultor maldecirá el nombre del estafador especulador que lo privó de las altas ganancias. El agricultor se olvidará por completo el sueño tranquilo del que disfrutó debido al precio garantizado por el especulador y olvidará por completo el hecho de que, ultimadamente, él eligió libremente entrar en el acuerdo desde un principio. Esta es todavía otra razón para la visión negativa que tiene el público sobre los especuladores.
Pero, ¿cuáles especuladores van a estar para especular otra vez? El especulador tan amado por el agricultor perdió una fortuna y no podrá o no le interesará probar suerte otra vez. El especulador exitoso, por el cual el agricultor siente un gran desprecio, obtuvo una ganancia importante y será capaz y estará interesado en la búsqueda de otro contrato. Al menos, tiene cierto sentido que los especuladores no sean populares, pero al evaluar su papel dentro del sistema económico deberían ser considerados con el mismo aprecio que todas las otras partes productivas.
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