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martes, 14 de abril de 2015

Las reservas de divisas de los bancos centrales reflejan movimientos no vistos desde la crisis financiera

 
Después de haber tocado máximos de 12 billones de dólares a mediados de 2014, las reservas en divisas extranjeras de los principales bancos centrales cerraron el año en los 11,8 billones de dólares. Un retroceso de alrededor de 383.000 millones de dólares en la segunda mitad del ejercicio que los expertos califican como "raro", ya que no se registraba una contracción de estas características desde la crisis financiera global de 2008. De hecho, esta supone la sexta mayor contracción en casi cinco décadas.

A ojos de los expertos existen tres fuerzas dominantes que han fomentado esta situación. La primera de ellas reside en la caída del euro. La moneda única sufrió una depreciación del 11,7% entre finales de junio y finales de septiembre, lo que ha generó una devaluación similar en las reservas de divisas. Desde JP Morgan estiman que este movimiento podría suponer hasta 2,2 puntos porcentuales de la caída del 3,1% registrada en las reservas mundiales de divisas durante la segunda mitad de 2014.
 
"Seguiremos viendo una tendencia bajista en el primer trimestre de 2015, pero las perspectivas económicas apuntan a una recuperación en las reservas", explica Joseph Lupton, analista del banco estadounidense. "Dicho esto, la subida de tipos de interés por parte de la Reserva Federal supone un riesgo clave para los flujos de divisas en los mercados emergentes", advierte.
 
La caída del crudo, que entre junio y diciembre fue del 51% también ha hecho mella en los flujos nominales del comercio mundial. En estos momentos es difícil estimar el impacto real del recorte del oro negro en los movimientos de las reservas de los bancos centrales, pero es cierto que un tercio de la caída registrada en la segunda mitad de 2014 se produjo en países exportadores de petróleo, como Rusia y miembros de la OPEP.
 
 
Otro elemento a tener en cuenta es la falta de apetito por activos de riesgo en los mercados emergentes. "La combinación de un debilitamiento en las tasas de crecimiento y la proximidad de la normalización monetaria por parte de la Fed ha reducido significativamente los flujos de capital hacia los mercados emergentes", señala Lupton.
 
La recuperación en la zona euro podría impulsar de forma colateral a otras economías emergentes, impulsando el crecimiento global en el primer trimestre de 2015. Dicho esto, las proyecciones sobre una posible subida de tipos de interés en EEUU pasarán factura a las reservas de divisas de muchos bancos centrales. El hecho de que en la Eurozona se espere una rentabilidad bastante baja para los bonos durante los próximos años sugiere que las reservas en divisas seguirán apostando por el dólar, cuya proporción en las carteras de reserva de los bancos centrales toca ya máximos de los últimos seis años.




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