El artículo original se encuentra aquí.
[Del número de Mayo/Junio de The Austrian ]
Cabría pensar que con todo el “estímulo” de Washington durante los quince años desde la crisis de las punto com, el capitalismo estadounidense estaría en auge. No lo está. Sobre la medida que cuentan en lo que se refiere al crecimiento sostenible y la creación de riqueza real, las tendencias se deslizan hacia atrás, no están saltando más alto.
Después de ver los datos de nuevos empleos en abril, encontramos que el número de trabajos de sostén familiar en la economía de EEUU sigue estando dos millones por debajo de donde estaba cuando Bill Clinton tenía sus manos ocupadas en asuntos en el Despacho Oval. Desde entonces hemos tenido dos presidentes alardeando de cuántos millones de empleos han creado y tres presidentes de la Fed saludando al público por guiar hábilmente a la economía de EEUU hacia el nirvana del “pleno empleo”.
Al mirar debajo de la capucha, en realidad es peor. Esos “trabajos de sostén familiar” son importantes porque son el único sector del informa del empleo de nómina en los que se genera suficiente renta salarial anual (unos 50.000$) para sostener realmente una familia sin ayuda pública.
Además, dentro de los 70 millones de la categoría de trabajos de sostén familiar, los trabajos mejor pagados que aportan más a la productividad y crecimiento nacionales (producción de bienes) han dado un paso atrás aún más dramáticamente. En realidad había un 21% menos de trabajos en nómina en manufacturas, construcción y minas y producción de energía reportados en abril de los que existían a principios del 2000.
Veamos ahora el crecimiento de la productividad. Si no lo hay, mejoras en rentas y niveles de vida se convierten en un asunto de horas laborales brutas en contra de la economía. En teoría, por supuesto, todo el impulso del ciclo económico y el ajuste fino de la política fiscal y monetaria, especialmente desde la crisis de 2008, deberían estar levantando el PIB real más cerca de su vía “potencial” y por tanto generando una tasa robusta de medición del crecimiento productivo.
No es así. A pesar de la política de estímulo masivo desde el máximo de 2007, la productividad de los negocios no financieros ha crecido solo un 1,1% anual. Esto es justamente la mitad del 2,2% de ganancia anual desde 1953 a 2000. Así que el estímulo de la demanda dirigido por Washington evidentemente no está levantando la productividad tirando de los cordones de sus botas.
De hecho, si volvemos a los periodos máximos de 1953-1973, que también abarcaron varios ciclos económicos, la tasa de crecimiento anual de la productividad fue de media un 2,7%, dos veces y media el resultado de los últimos quince años.
Lo mismo se produce en la mediana de la renta familiar real. Durante el intervalo 1953-1973, la mediana de la renta familiar real creció anualmente al 3,0%, aumentando de 26.000$ a 46.000$ durante el periodo.
Por el contrario, a lo largo de los siguientes veintisiete años, y después de que Washington acabar tanto con el anclaje del patrón oro de Bretton Woods sobre el dinero como con la práctica de los presupuestos equilibrados, la mediana de las rentas reales creció en solo un 0,8%, aumentando hasta 57.000$ en el año 2000.
No hace falta decir que ha sido todo cuesta abajo desde entonces. La mediana de la renta real fue de 53.000$ en 2015. Eso significa que la mediana de los niveles de vida de las familias de EEUU ha estado cayendo a un ritmo del 0,5% anual desde el cambio de siglo. No ha habido ningún periodo previo de quince años tan malo, incluyendo los años posteriores al crash de 1929.
Los fundamentales de la fuerza laboral, en declive
El argumento de los keynesianos es que el capitalismo rinde poco de forma crónica. Dejado a su aire siempre deja recursos ociosos laborales y de capital encima de la mesa e incluso propende a episodios de colapso depresionista en ausencia de las actividades contracíclicas del estado y su rama bancaria centralizada.
Bueno, entonces, dado el monumental tamaño y la crónica intensidad de las políticas de estímulo de los últimos quince años, esa especial discapacidad debería haberse eliminado hace mucho tiempo. La economía de EEUU debería estar navegando cerca de su completo potencial.
A ese respecto, una medida del grado de utilización del recurso es muy probable que fuera la tasa de participación de la fuerza laboral. Sin embargo, después del impulso de una vez de la participación femenina después de 1980, la tendencia ha sido a caer de cabeza. Y no se debe a que los baby-boomers se hagan viejos y recurran a jugar al tejo.
Desde el año 2000 (un tiempo en el que el balance de la Fed se multiplicó por nuevo, de 500.000 millones a 4,5 billones de dólares), la tasa de participación de la fuerza laboral en plenitud de edad se ha desplomado en 10 puntos porcentuales.
Puede verse una tendencia similar en las mediciones de las horas laborales agregadas. Incluso si la productividad ha bajado en calidad, podría pensarse que todo este estímulo político derramaría horas laborales en la economía. Pero a pesar de un aumento de 212 millones a 250 millones de la población en edad laboral desde el año 2000, no ha habido prácticamente ningún aumento en horas laborales utilizadas por la economía empresarial privada y esto es mucho más evidente cuando recordamos que no todos los trabajos de los titulares son iguales, aunque sea bien sabido que el BLS cuenta igual un trabajito de limpiaventanas de cuatro horas y una jornada de cuarente horas semanales en una acería.
Así que la verdad subyacente es que la utilización real de mano obra comparando manzanas con manzanas no ha ido a ninguna parte. En el T4 2014, el índice de horas laborables no agrícolas utilizadas en el sector empresarial se colocó en 109,8, prácticamente el mismo nivel registrado a principios del 2000.
Es verdad. Después de crecer a una tasa del 1,6% anual durante medio siglo (1953-2000), los recursos laborales desplegados se han mantenido planos durante los últimos 15 años. En lugar de contribuir a una mayor utilización de recursos las enormes políticas crónicas de estímulo de los años recientes se han asociado con precisamente lo contrario.
Así que en lo que se refiere a construir bloques de prosperidad, las políticas de estímulo no han estimulado mucho de nada, salvo una pendiente resbaladiza.
Y mientras se estanca la economía estadounidense, serios riesgos globales permanecen en el horizonte.
China en riesgo
En China está empezando a estallar la más fantástica burbuja de crédito registrada en la historia. Es decir, a pesar de la propaganda del lado de las ventas en Wall Street, los cacareados 10 billones de dólares de PIB de China no son un PIB capitalista en ningún sentido familiar o significativo; tampoco es el producto de un crecimiento económico orgánico basado en el mercado.
Por el contrario, es un “PIB construido”, que ha sido creado a partir de un crédito fiduciario emitido y asignado centralizadamente. Durante las últimas dos décadas, la Imprenta del Pueblo de China emitió reservas bancarias virtualmente ilimitadas en el proceso de compra de dólares para fijar el tipo de cambio del RMB en apoyo de su política nacional de mercantilismo exportador. Esto a su vez ha permitido que el crédito público y privado pendiente de China aumente desde los 2 billones de dólares al empezar el siglo a los 28 billones actuales.
En resumen, los señores del capitalismo rojo en Pekín hicieron que toda la nación tomara prestado tontamente para financiar una manía constructora e inversora que no tiene parangón en la historia. De hecho, la multiplicación de la deuda por catorce en catorce años ha generado no solo billones de artificial “PIB de imprenta” sino, más importante, una extraordinaria acumulación de “activos” sobrevalorados e ineconómicos tanto en cuentas públicas como privadas.
Actualmente se estima que hay setenta millones de unidades de pisos en China, por ejemplo, porque bajo la torva influencia del crédito ilimitado, dichos apartamentos se construyeron para una apreciación de activos, no para ocuparlos. De hecho, la mayoría de las decenas de millones de tahúres de China que han invertido en estas unidades se ha tomado la molestia de mantenerlos vacíos e impresionantemente nuevos: como obras de arte contemporáneo, la potencial apreciación puede verse obstaculizada por marcas y arañazos.
No hace falta decir que hay un enorme problema cuando vigas, cemento y paneles se convierten en bulbos de tulipán. Cuando la manía de los precios termina por fin, no solo se ven aplastados los especuladores los que ponen sus ahorros en unidades de apartamentos vacíos, sino, lo que es más importante, la demanda de nuevas unidades se evapora rápidamente, causando una contracción devastadora a lo largo y ancho de la cadena de la oferta inmobiliaria.
El pensamiento ilusorio de la Eurozona
Entretanto, en Europa, Grecia y la UE están entre la espada y la pared. No hay ninguna posibilidad de que Grecia pueda atender su deuda monumental, pero los políticos de la Eurozona están ahora petrificados por la trampa fiscal que han ideado durante sus rituales de tirar hacia delante desde 2010.
Así que los hechos torvos parecen repetirse. Los gobiernos de la Eurozona han comprometido 200.000 millones de dólares en avales fiscales directos para Grecia, pero al juntar apresuradamente estos expedientes durante las crisis de 2010 y 2011, lo que los políticos de Bruselas hicieron en realidad fue ligar al BCE a la última carta.
Dicho de otra manera, en el proceso de rescatar a sus propios bancos, que estaban llenos de créditos soberanos y privados griegos, Bruselas hizo solo lo justo para estabilizar los mercados privados de crédito y ahuyentar a los buitres. Esto, a su vez, permitió al BCE simular que el colateral griego era dinero y pacificar a los rigoristas monetarios alemanes acerca del pecado de monetizar deuda estatal. Con el tiempo, el BCE se convirtió en el mercado monetario de toda la economía griega.
Grecia debe al BCE por encima de 140.000 millones de dólares. Es decir, el estado griego y su sistema bancario deben al BCE ¡más dinero que todos los depósitos del sistema bancario griego!
Así que en conjunto Grecia debe a los políticos y gente del aparato que dirige el continente desde Bruselas y Frankfurt la abrumadora suma de 340.000 millones de dólares. De hecho, la suma no es abrumadora, es una locura. Los cobardes y autoperpetuantes dirigentes del superestado europeo ahn conseguido prestar a Grecia lo que equivale al 3% de su propio PIB, cuando la propia Grecia solo equivale al 2% de la producción económica de la Eurozona.
En el caso de un estallido y un Grexit, ¿cómo se recaudará exactamente esta montaña de colateral griego? ¿Lo haría el ejército alemán enviado a ocupar puertos y estaciones de ferrocarril de Grecia?
La máquina de las burbujas en serie
Con nuestra propia economía en estado plano en el interior y serios riesgos de implosiones en el exterior, cabría pensar que ahora es un buen momento para echar un vistazo honrado al estado de la economía global y hacer alguna planificación seria.
Pero no hay peligro de que ocurra esto porque el politburó monetario en el Edificio Eccles ignora todos estos fundamentales para centrarse en los “datos de entrada” a corto plazo. Realmente cree que puede conducir el ciclo económico como antaño, cuando el canal del crédito de la transmisión monetaria aún funcionaba eficazmente, aunque fuera de forma destructiva a largo plazo.
Pero ese fue un burdo truco que solo funciona una vez. Ahora mismo, las familias estadounidenses están en su “máximo de deuda” y en términos netos ya no pueden aumentar sus tasas de apalancamiento para complementar las rentas salariales con más préstamos. Igualmente, las empresas toman prestado a manos llenas en respuesta a coste asquerosamente barato de la deuda de la Fed, pero los ingresos van a ingeniería financiera, no a inversión productiva.
Así que la Fed va metiendo la pata, ignorando el hecho de que estamos en 2015, en lugar de en 1965, manteniendo la locura de los tipos de interés cercanos a cero. Esa maniobra crea inundaciones de nuevos créditos, pero en forma de apuestas que nunca abandonan las quebradas de Wall Street. Al hacer esto, inflan valores de activos financieros hasta que llegan a alturas tan absurdas que se desploman por su propio peso.
Así que la Fed se ha convertido en poco más que una máquina de burbujas en serie. Siguiendo los datos de entrada durante los intervalos entre auges y declives financieros, confunde ganancias insostenibles a corto plazo con crecimiento económico real. Por los datos de entrada han estado registrando abrumadoramente PIB temporales y trabajos renacidos.
Por segunda vez en este siglo, hemos tenido un auge en la economía a tiempo parcial de empleos en bares, restaurantes, tiendas, ocio y servicios personales. Estos trabajos representan de media veintiséis horas de trabajo semanales y unos salarios medios en torno a 14$ la hora, generando así menos de 20.000$ de manera anualizada.
Como el 10% de las familias suponen más del 40% del gasto de consumo, no es difícil ver qué ocurrirá a continuación. Cuando esta tercera y mayor burbuja financiera de este siglo acabe desplomándose, los trabajos de pan y circo se desvanecerán en un instante.
Publicado originalmente el 1 de julio de 2015. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.
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