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miércoles, 22 de julio de 2015

Cómo detectar un 'crash' bursátil

 Predecir el futuro es imposible, pero lo que sí podemos es analizar los factores desencadenantes de los 'crashes' bursátiles del último siglo y aprender con ello a proteger nuestro patrimonio
 
 
 Foto: Foto: Klaus Ohlenschläger/dpa/Corbis
Foto: Klaus Ohlenschläger/dpa/Corbis

 
El interés compuesto, qué maravilla. Todo el mundo se queda absorto cuando descubre que, ahorrando una módica cantidad mensual durante toda su vida, e invirtiendo dicho patrimonio con una rentabilidad recurrente, puede terminar siendo millonario. En teoría todos podemos ser millonarios si tenemos capacidad de ahorro y olfato inversor. En la práctica no es tan sencillo, pues hace falta generación de ahorro, asunción de riesgo, conocimientos de inversión… y que un crash bursátil no se lleve las ganancias y el patrimonio por delante.
 
Lo que no suele explicarse a la par que las virtudes del interés compuesto es que los mercados alcistas duran de media poco más de 4 años, y tras ellos se produce una caída que de media se sitúa en el 44%. Puede parecernos exagerado porque, salvando la presente crisis, los mercados han sido tremendamente dóciles con la actual generación de inversores. No siempre ha sido así. Si observamos los crashes de los últimos 90 años comprobaremos que caídas de casi el 50% son relativamente habituales y, si bien los episodios más duros se sitúan antes de los años 50 y puede que algo hayamos aprendido desde entonces (aunque decir “esta vez es diferente” suele ser un boleto premiado para errar), debemos estar preparados para momentos difíciles.
 
Si una crisis como la que comenzó en 2007 nos alcanza (-51% desde máximos), no solo perderemos las ganancias acumuladas, también perderemos una parte importante del patrimonio que hemos ido aportando con nuestro ahorro. Y cierto es que si somos pacientes y seguimos esperando es posible que la bolsa vuelva a máximos (o puede que no: aunque sea lo habitual, no está garantizado), pero, ¿y si no podemos esperar más? ¿Y si perdemos nuestro trabajo en esa crisis? ¿Y si tenemos deudas que de repente tenemos que afrontar? ¿Y si es un familiar quien necesita nuestra ayuda?
 
Salvando la presente crisis, los mercados han sido tremendamente dóciles con la actual generación de inversores. No siempre ha sido así
 
Por ello, aunque no suele explicarse cuando nos maravillan con “cómo convertirse en millonario en bolsa”, es crucial o bien aprender a ponerse defensivo o bien estar muy seguros de que nuestro horizonte temporal en la inversión va mucho más allá de la próxima gran crisis (y cruzar los dedos para que el capitalismo siga funcionando como hasta la fecha y sigamos creciendo, y las bolsas vuelvan a máximos). Lo segundo no es tan sencillo como parece: si somos jóvenes tenemos tiempo, pero podemos perder nuestro trabajo o necesitar el capital ahorrado; si no somos jóvenes, quizá hayamos diversificado nuestras fuentes de renta y no necesitemos desinvertir, pero quizá no tengamos tiempo para esperar la recuperación de la bolsa…
 
El market timing, o saber cuándo ponerse agresivo y defensivo, es clave para tener éxito en bolsa, ya que el horizonte temporal, la otra variable para evitar las recurrentes grandes caídas, depende mucho más de la suerte de lo que pensamos. Y no hablo de un market timing intradiario, ni semanal… sino de años. Para tener éxito financiero necesitamos saber cuándo las ganancias potenciales son probables o cuando empiezan a existir indicadores que nos acercan a la burbuja. Y sé que esto no encaja con lo que suele decirse, porque nuestra psicología, por defecto, nos hace actuar al revés de lo recomendable (vendemos barato porque nos asustamos y compramos caro porque pensamos que se nos escapa la oportunidad) pero, o sabemos lo que compramos y dominamos nuestra psicología o no seremos buenos inversores, hagamos market timing o no.
 
Otras estrategias más ‘pasivas’, invertir sin evitar caídas, tienen el inconveniente de que nuestra suerte dependerá de la ‘era secular’ que nos haya tocado vivir. No es raro que dicha conducta se haya popularizado, ya que el rally en bolsa y bonos de los últimos años así parecen recomendarlo. Sin embargo, teniendo en cuenta episodios como el de Japón o viendo el exceso de deuda del mundo occidental, debemos replantearnos nuestra estrategia porque quizá recuperarnos tras unas fuertes pérdidas (recurrentes según la historia) no sea tan sencillo.
 
De ahí que una de las diapositivas publicadas recientemente por JP Morgan Asset Management, analizando las características de los grandes mercados bajistas, sea más que recomendable. Observan los 10 principales cracks de los últimos 90 años y llegan a la conclusión de que hay 4 factores que vigilar por ser los desencadenantes de los mismos: recesión económica, un repunte en las materias primas, un endurecimiento agresivo de la política monetaria o bien las valoraciones extremas.
 
De media, 2 de estos indicadores dan la señal de alarma en cada caída brusca. Por ello, si queremos llevar a cabo una estrategia de market timing a largo plazo debemos fijarnos en estas variables y, cuando concluimos que una de ellas da señal de alarma, debemos reducir el riesgo en nuestra cartera. Es cierto que una sola variable no suele producir un crash, algo que solo ocurrió en 1961 con la crisis de los misiles en Cuba o en 1987 con un mercado sobrevalorado, pero desde luego el riesgo se incrementa, y puede que no estemos valorando correctamente otros factores que también sean preocupantes.
 
En la actualidad las materias primas se encuentran, en numerosos casos, deprimidas, lo que facilita nuestro trabajo. Debemos analizar por tanto la salud de la economía, la operación salida de los bancos centrales y las valoraciones bursátiles para determinar la posibilidad de un crash. Quizá la variable más objetiva de las mismas sean las valoraciones, pues podemos comparar datos actuales e históricos en ratios como el PER, el PER a futuro, el CAPE, el EV/EBITDA, o la capitalización entre el cash flow generado. En la propia publicación de JP Morgan podemos ver algunos de estas ratios para varios mercados. Podemos concluir que no existen grandes oportunidades y que algunos mercados, por ejemplo EEUU, están caros… No obstante, no podemos hablar de valoraciones extremas.
 
Por ello, salvo que el mercado se dispare en los próximos meses, parece que las variables más a tener en cuenta en los próximos meses serán la salud económica y la operación salida de la Reserva Federal. Con salud económica, personalmente, no me limitaría a analizar a la economía norteamericana, ya que aunque es la más avanzada en el ciclo económico de Occidente también existe la posibilidad de un contagio externo. Por ejemplo, un colapso chino podría tener repercusiones globales.
 
¿Qué variables podemos seguir para analizar la posibilidad de una recesión? Personalmente me quedaría con 4: la curva de rendimientos de la deuda soberana (ojo cuando se invierte), los PMIs (ojo cuando cambian de tendencia y se hunden), las ventas de empresas cotizadas con gran exposición a la economía a analizar (como muestra del consumo, además los beneficios pueden incrementarse por el aumento de márgenes, pero sin crecimiento de la facturación existirá un techo) y el ciclo de la deuda (ojo cuando se frena). Coyunturalmente, alguna de las variables puede ser negativa, pero observando el conjunto creo que nos podemos hacer una idea certera.
 
EEUU sigue creciendo, es cierto que empieza a generar dudas y que hay que seguir de cerca sus datos, pero hoy por hoy el mercado parece centrado en la última de las variables: la Reserva Federal. ¿Puede generar una fuerte corrección la política monetaria? Poder puede, si bien no da la impresión de que Yellen quiera sorprender con una subida prematura. Quizá las reiteradas advertencias de Gundlach o Dalio hayan provocado que vayamos a asistir a la subida de tipos más anticipada de la historia cuando esta se produzca.
 
Los puntos fuertes lo son menos que antaño, por lo que da la impresión de que la situación podría deteriorarse muy rápido si algo llegase a ocurrir
 
El análisis de JP Morgan es que no hay peligro, según M. Arroyo: “La economía crece, no estamos ante un pico de las materias primas ni valoraciones extremas de la renta variable y se espera que la Fed aplique subida de tipos muy graduales”. Ahora mismo ese es el escenario base. Si bien, según nuestra aversión al riesgo, del mismo modo podemos hacer un análisis más prudente: “La economía crece, pero aún no de forma sana; las valoraciones no son extremas, pero sí altas; y existe demasiada incertidumbre ante los movimientos de la Reserva Federal”.
 
Esto es, en este breve análisis que efectuamos probablemente ahora mismo no existan las condiciones para una gran corrección, pero sí existen riesgos. Como siempre, cierto, pero se da la circunstancia de que en la actualidad los puntos fuertes lo son menos que antaño, por lo que da la impresión de que la situación podría deteriorarse muy rápido si algo llegase a ocurrir. Por ello, más que recomendar ponerse agresivos o defensivos en los mercados, que no soy nadie para ello, sí recomiendo un seguimiento exhaustivo de los mismos, y creo que las variables aquí expuestas pueden ayudar bastante en la tarea. Y si en algún momento lo que vemos no nos convence, optar por dormir tranquilos reduciendo exposición… que la salud también vale dinero.

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