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viernes, 24 de julio de 2015

Abandonar el euro no es una panacea: El dinero barato permite a los gobiernos evitar reformas de libre mercado


 
La tragedia griega continúa desarrollándose con el riesgo de “grexit” haciéndose cada vez más probable. Aun así, una gran mayoría del pueblo griego quiere mantener el euro. Sin embargo esto requeriría que el gobierno griego viva dentro de sus posibilidades, algo que no ha sido capaz de hacer durante décadas. Con partidos antiausteridad ganando en fortaleza en todo el continente, Grecia puede ser la primera, pero no la última en abandonarlo.
 
Durante muchos años ha estado de moda entre algunos economistas culpar al euro de todos los problemas europeos. Aun así, el problema en Europa no es que tenga una divisa común, sino que tiene excesivas regulaciones públicas, gasto e impuestos. Los economistas que sugieren que acabar con el euro resolvería los problemas económicos de la región son como gente vendiendo aparatos prometiendo una gran pérdida de peso sin ejercicio ni dieta. Quieren ganancias sin dolor.
 
Lo que realmente quieren es más flexibilidad para inflar monedas fiduciarias. Para ellos, es mucho mejor reducir la deuda pública simplemente cebándola (apretando así a los acreedores), que tener que asumir el doloroso ajuste de limitar el tamaño del gobierno a lo que pueda justificarse solo con impuestos directos.

La manipulación del dinero permite más intervención pública

Supongamos que haya dos regiones bajo un solo sistema monetario (Los Ángeles y Las Vegas), con un auge económico inflacionista en Las Vegas y un creciente desempleo en Los Ángeles. Los salarios se desplomarían en Los Ángeles y aumentarían en Las Vegas. Bajo esas condiciones, la mano de obra normalmente se mudaría de Los Ángeles a Las Vegas para encontrar trabajo y el capital se trasladaría de Las Vegas a Los Ángeles para encontrar mano de obra más barata.
Si el capital no quiere o no puede trasladarse de Las Vegas a Los Ángeles y si la mano de obra no puede o no quiere mudarse de Los Ángeles a Las Vegas, entonces Los Ángeles permanecerá con salarios a la baja, mientras que los capitalistas de Las Vegas seguirán con mano de obra cara.
Una solución de libre mercado para este problema es permitir el movimiento libre de mano de obra y capital allá donde se demanden y permitir una mayor libertad en el uso de mano de obra y capital.
Sin embargo, los gobiernos pueden evitar tener que permitir esa libertad en los mercados si tienen cada uno un banco central. Si Los Ángeles y Las Vegas están bajo dos sistemas monetarios distintos, la política monetaria podría ajustarse para tratar los problemas económicos de cada región. Los Ángeles podría acudir a su propia política inflacionista para igualar el auge inflacionista existente en Las Vegas. Esto mejoraría la situación exportadora de Los Ángeles (depreciando la divisa) e impulsaría el empleo a corto plazo. Así que vemos que los gobiernos tenderán a un dinero barato en lugar de una desregulación.
Por otro lado, si Los Ángeles y Las Vegas están bajo una sola política monetaria (y L.A. no puede sencillamente inflar su divisa a voluntad), entonces Los Ángeles solo puede tratar los males en su economía haciéndola más atractiva mediante rebajas de impuestos y desregulación.
Encontramos esta manera de pensar prevaleciendo hoy en Europa. Los europeos saben que el control sobre la política monetaria puede usarse para ocultar los problemas de una política fiscal y regulatoria irresponsable. Así que no es sorprendente que muchos de los gobiernos fiscalmente más desastrosos de Europa estén hablando ahora de salir del euro. Todo gobierno quiere su propio suministro monetario para poder prescindir de la austeridad e inflar en su lugar para ganar tiempo.
En nuestro ejemplo, vemos que los gobiernos de L.A. y Las Vegas están en realidad restringidos en lo que pueden hacer con una divisa común y, naturalmente, los economistas austriacos verían esas limitaciones como algo muy bueno (bajo un régimen de moneda fuerte).

Una divisa común fuerte es algo bueno

Los beneficios de una divisa común pueden ser enormes. Mejora la transparencia y se reducen la incertidumbre y los riesgos.
Cualquiera que haya viajado a un país extranjero conoce las dificultades de usar una divisa extranjera. Hay que pagar primero una tarifa para convertir el efectivo y luego hay que asegurarse de gastarlo todo antes de abandonar el país o quedarse con monedas y billetes inútiles en el fondo del cajón.
Pero no todas las divisas son iguales, por supuesto. El problema del euro no es que sea una moneda común, sino el que es una moneda fiduciaria que acaba volviendo a su valor intrínseco de cero.
De hecho, el Banco Central Europeo está ahora comprando 60.000 millones de euros mensuales de bonos públicos, induciendo a los gobiernos a tomar prestado aún más.

Por qué el bloque del sur de Europa quiere salir de la UE

Los defensores de acabar con el euro nunca hablan acerca de los costes laborales del bloque del sur en relación con los de China o India. Se centran por el contrario en la mano de obra alemana, que es mucho más efectiva en costes. A los italianos no les gusta tener que competir con Alemania (en la fabricación de automóviles, por ejemplo) bajo un solo sistema monetario. Si los italianos tuvieran su propio sistema monetario, podrían manipular la oferta monetaria para favorecer a su propia industria automovilística.
Con su propio banco central, los italianos pueden demorar el tener que preguntarse por qué su sector automovilístico es tan poco competitiva en primer lugar (pista: tiene que ver con las regulaciones y subvenciones italianas). Los defensores de la ruptura esperan ganar competitividad mediante devaluación, pero una devaluación solo creará una ganancia temporal, si la hay, beneficiando a los exportadores a costa del resto de la sociedad.

Una solución para Alemania

Una unidad estable de contabilidad e intercambio es una gran idea, pero necesita la voluntad del gobierno de aceptar la disciplina que impone (o una población que la reclama).
De hecho, si alguien debería salir del euro debería ser Alemania. Su estrategia actual de proteger el euro es usar deuda para resolver un problema de deuda: echar dinero bueno sobre el malo. Alemania haría bien en unirse a países con mentalidad similar en política monetaria y crear un euro del norte respaldado por oro. Al mismo tiempo, los países del sur de la Eurozona se ven cada vez más como una causa perdida. La gente no está en las calles reclamando menos gobierno, sino más gobierno. Que tengan lo que quieren: ¡una divisa sin valor!

Publicado originalmente el 25 de junio de 2015. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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