Estamos viviendo, como ya hemos comentado por aquí, grandes caídas en las bolsas últimamente. Y mucha gente que no tiene ahorros invertidos en bolsa piensa: "¿qué más da? A mi no me afecta". Sin embargo las caídas bursátiles sí son importantes y deberíamos estar atentos a ellas.
Por un lado tenemos que estar atentos a las causas de estas caídas. Aquí las bolsas no son más que un indicador más de que el futuro no es color de rosa. Y por otro lado las consecuencias que pueden traer caídas generalizadas en la bolsa.
Un indicador de que el futuro no es prometedor
La bolsa puede funcionar como un buen termómetro de la situación económica actual. El mercado, es decir, los inversores, preveen que la economía va a ir mal en el futuro y por tanto las empresas van a ganar menos dinero. Por tanto retiran su dinero de dichas empresas y estas valen menos dinero. Es cierto que a veces las desbandadas son desmedidas y afecta a justos por pecadores, pero lo cierto es que normalmente las caídas bursátiles anticipan problemas.Si miramos a España, por ejemplo, el IBEX35 llegó a estar en 15.945 puntos en noviembre de 2007. En julio de 2009 había caído un 62%, hasta los 5.956 puntos.El problema, claro está, no es la caída de la bolsa sino que en este periodo se vivió una depresión y destrucción de empleo que pocos recordaban en nuestro país. Que el IBEX35 haya caído un 18% este año (debajo de los 7000 puntos), cuando no llevamos ni dos meses es preocupante.
También tiene consecuencias
Otro problema que trae las caídas de la bolsa, incluso si no están del todo justificadas, son las consecuencias que traen. Muchos inversores pierden dinero, por ejemplo ahorradores en fondos de inversión o pensiones. Y esto afecta a su capacidad adquisitiva y gasto, con lo que una caída generalizada de la bolsa, aunque sea exagerada, puede deprimir la economía.También sucede que las empresas toman nota. El objetivo principal de las empresas es generar valor al accionista. Si caen mucho en bolsa los directivos se empiezan a poner nerviosos y hacen gestos para mantener la rentabilidad, como por ejemplo eliminar empleo (reducir gastos) incluso si no hacía falta.
Es el problema de las caídas en bolsa, incluso aunque no haya motivos serios pueden en sí deprimir la economía y convertirse en una profecía autocumplida, generando un parón económico. Por tanto no hay que despreciar estas caídas, hay que seguirlas de cerca.
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