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jueves, 25 de febrero de 2016

La espoleta china


Todos estamos muy preocupados con la economía china. ¿A que sí? Que viene “cambio”, compañeros y compañeras, que decía el tirano Fidel. China es un tema que pesa sobre los mercados internacionales, lo vimos en las previsiones de 2016 y tal vez sea la incertidumbre más peligrosa, salvo que aquí nos pongamos “progresistas y reformistas” del interminable “cambio” a peor en esta España “nuestra”, la del “viva la gente y ande yo caliente colocando al amigo, a la ex-novia@ y al pariente” y volemos el euro. Así que, neocomunistas ibéricos y otros pirómanos aparte, hoy repasaremos la macro de China, a ver qué nos dice.

El peso chino

China va camino de alcanzar en términos de PIB a Estados Unidos, generando cerca del 17% de valor agregado mundial. Ese cambio tectónico, posible gracias a la estrategia americana de liberalizar el comercio mundial y que ha sacado a cientos de millones de personas (la “gente”) de la pobreza, empieza a encontrar sus límites sistémicos; cosas de la Pax Americana que tanto molesta a nuestros timadores de la política y la “cultura”.


El éxito comercial chino
Gracias a ese apoyo americano se convierten en la factoría del mundo y su balanza comercial se vuelve estructuralmente superavitaria, produciéndose la mayor redistribución de riqueza de la Historia. Dicho desarrollismo, que ha tenido y tiene enormes costes humanos, nada que ver con el tuvimos aquí, entra ahora en una etapa más dura.


También es cierto que no todo son luces en sus equilibrios macro, ya que a los límites sistémicos exteriores se unen los interiores y, con su baja inflación, casi deflación, el desequilibrio fiscal ya les sitúa en unos niveles de endeudamiento público (la mitad que el nuestro o el americano) en que los márgenes fiscales se reducen y el ajuste futuro será inevitable; por no hablar de los que vendrán por el desastre de su experimento demográfico totalitario, las burbujas y un largo etcétera.  
El Yuan

Que como saben es esa moneda cuyos billetes tienen la cara de unos de los mayores genocidas de la Historia, ese activo de la izquierda, del gran salto hacia el abismo de los campos de la muerte y las hambrunas, que los malos son los de Taiwán, que encima tienen un sistema electoral representativo de los electores; hasta que les llegue el “cambio”, claro.

Como el comunismo (y el neocomunismo) es una mafia política, sus nacionales se cubren como pueden: los pobres con el timo del “pisito” y los ricos invirtiendo fuera, sea en dólares, oro o acciones; alguno ha tenido tan mala suerte que invirtió aquí y se encontró, “de repente”, con el ruinoso neocomunismo ibérico coloca ex-novias y nepotes del cambiazo. ¿Falta de “engrase”? No sabemos.

La historia del Yuan es la clásica de la manipulación cambiaria; de libro, vamos. Del 1,5 por dólar de Mao (como si ponen cero, que hubiera tenido su aquello) dio saltos controlados en busca de la flotación hasta la reciente liberación cambiaria, que empieza amostrar su realidad.


El conocido Kyle Bass alerta de su devaluación y habla de un 40%, con lo que se iría a unos 9,1 por dólar. Yo no sería tan radical a corto plazo. Verán, antes tiene que romper la zona de 6,9 (siguiente gráfica), que es a la que se dirige, cosa que creo terminará haciendo; luego, si rompe el 7,2 (50% de Fibonacci), se iría al 8,3, pero eso ya nos situaría en una crisis cambiaria en Asia de dimensiones globales y tendría que llegarse a un acuerdo (algo que no menciona Bass), salvo que quieran hacer un Iglesias, volar el sistema y acabar con el negocio, que no creo, que los pirómanos los dejan para los competidores.


¿Qué hacer?
Laissez- faire. Al mercado, se entiende. “Ala, neoliberal, facha, etc.”, que es lo que te rebuznan los chicos del “cambio”. Verán, la salida de capitales, por sí misma, contrae la masa monetaria y aumenta los tipos, contrae la demanda y apoya la moneda, pero habrá deflación dura. “Ya, pero eso explota la burbuja inmobiliaria”. Pues sí. ¿Qué prefieres, que explote ahora o cuando sea incluso más gorda? Su crisis bancaria por iliquidez e insolvencia está cantada; tendrán que recapitalizarla, endeudar el Estado, les aumentará el déficit público, etc.; como aquí, ya saben.

En vez de hacer eso, apuestan por más crédito (ya es difícil más deuda con 282% sobre PIB, pero aquello es una burbuja) expandiendo la cantidad de dinero. Pues saldrá más dinero hasta que se agoten las reservas libres (sin la parte estratégica, para alimentos, combustibles, etc.) Las reservas internacionales han caído un 16% en un año, un 3,1% en enero, una tasa compuesta que evaporará el 44% de las mismas en un año, si no va a más, claro, que irá; así que, pensando en la crisis de la libra esterlina, la corona sueca, el real brasileño y un largo etc., igual antes de un año tenemos una crisis global.


¿Y por qué no hacen laissez-faire? Es que, incluso comparándoles con nosotros, el cambio estructural es muy duro y eso nos lleva a la tabla anterior. Yo diría, conociendo lo que hay detrás de la casta roja y de las burbujas, que es por corrupción, así dan tiempo a que sus camaradas se llevan la pasta, mientras sus títeres lanzan eslóganes optimistas y engañan al pueblo. Lo típico.

Luego está el conflicto entre la facción de Shanghái y la de Pekín, ya saben, cultura continental versus cultura marítima (por hablar de cultura marítima también me han insultado), que aquello, como esto, es muy salvaje. Al mandar la Política, podrían incluso cerrarse, reinstaurar controles de cambio (que solo afectan a los pobres, la casta lo saca vía empresas y mordidas, como en Venezuela), que pararía las inversiones exteriores, amenazar, ponerse violentos.

La opción Paracelso

Que no tiene nada que ver con Theophrastus Phillippus Aureolus Bombastus von Hohenheim, más conocido por Paracelso, un “doctor” que decía poder convertir el plomo en oro. No, no va de eso, sino de les illes del placell o las Islas Paracelso, entre China, Vietnam y Filipinas, estratégicas en las rutas del comercio asiático, donde ya han puesto más misiles, y que es otra carta, junto con Corea del Norte (paraíso del “cambio”), en su chantaje al mundo para alargar más las dos varas de medir que tanto gustan a la mafia roja, en este caso varas comerciales: no es nada personal, solo son negocios.

Así están las cosas querido lector, cada día más salvajes, intentando mantener vivo algo inviable. Mientras, nosotros poniéndolo peor y, en vez de impulsar una alternativa razonable, vamos repitiendo inventos con el Doctor Sánchez a la cabeza, la prima de riesgo mirando a Portugal y nuestra deuda, como España, en pre-fase zapateril. Será por “doctores”. Por ello, más allá de nuestro mar de corrupción, la pregunta sería: ¿Queda alguien cuerdo en “la casta”?

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