El consejo de Bernie Sanders para arreglar la Fed demuestra el hecho de que ser “anti-Fed” no basta. No se debe ser solo un crítico de la Fed. Debe asimismo saberse que lo que está haciendo la Fed es malo y cuál sería la mejor solución. Por desgracia, quienes pensamos que la Fed ha sido una máquina de problemas en la economía de EEUU en muchas décadas nos vemos agrupados con los críticos socialistas de la política d ela Fed. Pero la aproximación del mercado libre al dinero y la banca no tiene nada en común con Bernie Sanders.
Sanders usó el New York Times el mes pasado para lamentar que la “decisión reciente de la Fed de aumentar los tipos de interés es el último ejemplo del chapucero sistema económico”. Ahora, tal vez sea verdad que la decisión de la Fed sea un ejemplo de chapuza en el sistema. Pero solo es verdad en una forma que Sanders nunca pretende. Para Sanders, es la supresión de los tipos de interés el que debería ser el objetivo, no que aumenten. Pero en realidad, tanto aumentar como suprimir los tipos de interés es, por definición, hacer chapuzas en la economía.
Los tipos de interés funcionan en un mercado no intervenido como consecuencia de la interacción entre acreedores y deudores, capitalistas y prestatarios. Es el intento de cambiar el tipo de interés ya sea arriba o abajo alejándose del tipo de interés del mercado lo que hace que un sistema sea una “chapuza”.
Además, Sanders se queja de que los tipos de interés solo deberían aumentar cuando los cargos públicos vean que suben los precios. Como la “inflación de precios” ha sido baja a lo largo de los últimos años, se afirma que no debería haber prisa en abandonar la postura de los tipos de interés cercanos a cero. El problema de esta argumentación (especialmente desde el punto de vista austriaco) es que la inflación de precios por sí misma no es el problema, es solo un posible síntoma del problema. Es como argumentar que la causa de la hemorragia interna no preocupa porque no hay heridas externas que necesiten ya un apósito.
El problema con los tipos bajos de interés, si son bajos debido a su supresión por el banco central, es que se han producido artificialmente, es decir, se han producido no porque la gente haya ahorrado más y quiera asignar sus ahorros a inversión, sino más bien porque los bancos han expandido la oferta de dinero y crédito en la economía.
Pero el dinero no es riqueza. El dinero es un derecho sobre la riqueza (es decir, sobre recursos reales). Así que una expansión de la oferta monetaria crea la ilusión de un aumento en la riqueza, pero en realidad ahora hay sencillamente muchos más derechos para una cantidad fija de riqueza. Esto puede llevar a una inflación de precios, pero lo más importante es que lleva a la mala asignación de recursos para los primeros tenedores del nuevo dinero.
Todo el plan de Sanders se basa en la idea de que lo que necesita la economía es un influjo de nuevos préstamos: quiere que la Fed estimule (en lugar de desanimar) a los bancos comerciales a aumentar su extensión de préstamos. Pero esto es un modelo completamente equivocado. Lo que hace falta no es más deuda barata. Por el contrario, lo que hace falta es mejorar la formulación de capital. Lo que hace falta es desapalancamiento y liquidación. Lo que hace falta es lo que más temen los economistas keynesianos: ahorro, aplazamiento del consumo en masa y una moneda fuerte.
Publicado originalmente el 26 de febrero de 2016. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.
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