Pero no es la deuda como tal lo que está detrás de la crisis actual de Grecia. Los grandes desembolsos públicos y los fuertes incrementos en la oferta monetaria están siendo ignorados en la mayoría de los análisis de la crisis griega.
Desde principios de 2000, la tendencia subyacente al crecimiento de los desembolsos públicos estuvo acrecentándose con una tasa anual de crecimiento cercana al 45,5% en marzo de 2009. Desde entonces, la tendencia de crecimiento ha estado declinando.
La tasa interanual de crecimiento de la medición monetaria AMS de Grecia se situó en el 20% en julio de 2004. Llegó a un elevado 18% en agosto de 2009 antes de deslizarse hasta el -13,8% en abril de este año.
Políticas fiscales y monetarias laxas han sido fundamentales para la generación de diversas actividades no productivas que han estado desperdiciando riqueza.
El dinero barato debilita el proceso de generación de riqueza
Una caída en la tendencia de crecimiento tanto de los desembolsos públicos como de la oferta monetaria es buena para el proceso de generación de riqueza.
En otras palabras, un declive en la tendencia de crecimiento de los desembolsos públicos y la oferta monetaria (ver gráficos) ha hecho cesar el desvío de riqueza a actividades no productivas desde actividades generadoras de riqueza.
La crisis actual se centra en torno a actividades no productivas que ya no desvían riqueza de actividades generadores de riqueza debido a una caída tanto en el gasto público como en la tasa de crecimiento de la oferta monetaria.
Desde esta perspectiva, son buenas noticias para la economía griega y lo que se necesita ahora es firmeza en las riendas en desembolsos públicos y permitir que continúe el desplome en la oferta monetaria.
El proceso griego de generación de riqueza se ha visto gravemente dañado como consecuencia de pasadas políticas fiscales y monetarias laxas. Así que volver a esas políticas fiscales y monetarias laxas, como sugieren diversos economistas famosos, como el premio Nobel de economía, Joseph Stiglitz, va a empeorar mucho más las cosas.
Recordemos que ni más desembolsos públicos ni más inyección monetaria pueden generar riqueza real. Solo el fortalecimiento del sector privado generador de riqueza puede conseguir eso.
El daño que se ha hecho
Ahora bien, como las actividades actualmente improductivas probablemente comprendan una gran parte de las actividades totales, el efecto que se genera por su abandono parece ser muy grave.
Después de cerrar en 122 en abril de 2008, el índice de producción industrial cayó a 91 en marzo de este año: un descenso del 25,3%. La tasa de desempleo aumentó del 7,3% en mayo de 2008 al 25,6% en marzo de este año.
Cualquier amenaza para el sistema financiero de otras economías europeas no se debe al impago griego, sino que más bien es un resultado de política fiscales y monetarias laxas que han dañado las bases del ahorro de diversos países europeos.
En lugar de continuar apoyando actividades que desperdician riqueza y por tanto hacen que las cosas estén mucho peor, una forma mejor es permitir que los generadores de riqueza den un paso adelante y dejarles que reinicien el proceso de generación de riqueza. Esto significa que todos los agujeros de la creación de dinero deben sellarse y los desembolsos públicos deberían recortarse al límite. Evidentemente esas medidas serán dolorosas para diversas personas empleadas en actividades no generadoras de riqueza. No reducir las actividades improductivas solo prologaría la agonía: no es posible crear riqueza real a partir de la nada.
Publicado originalmente el 13 de julio de 2015. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.
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