Los desesperados intentos de China por sostener su mercado bursátil y transmitir energía a su economía suman este martes una nueva maniobra. El Banco Popular de China (BPCh) ha recortado los tipos de interés en un cuarto de punto, del 4,85 al 4,60%, con lo que escarban aún más en los mínimos históricos en los que ya estaban. Además, la entidad monetaria ha rebajado el coeficiente de reservas que exige a los bancos en medio punto porcentual, hasta el 18%, para intentar reforzar la liquidez del sistema.
Este recorte es el quinto que China aplica en los tipos desde noviembre de 2014. En este ciclo, el precio del dinero ha pasado del 6% a ese 4,6%. En lo que respecta al coeficiente de reservas, se trata del tercer tijeretazo en lo que va de año.
El BPCh ejecuta esta medida en la misma sesión en la que la bolsa del gigante asiático ha vuelto a temblar. Tras dejarse un 8% el lunes, el índice CSI 300 se ha hundido otro 7% el martes. Ha reculado hasta los 3.042,9 puntos, el nivel más bajo desde diciembre y un 43% por debajo de las cotas a las que llegó en junio. Además, Pekín sigue soltando lastre con el yuan, que continúa cayendo. La divisa china se ha depreciado hasta los 6,413 yuanes por dólar, su cambio más bajo desde 2011, y hasta los 7,398 yuanes por euro, su mínimo desde enero.
Por el momento, la decisión del BPCh traslada confianza a unos mercados internacionales que, precisamente, echaban en falta una mayor reacción por parte del banco central chino. En Europa, los avances alcanzan el 3% y en Wall Street los índices podrían abrir la sesión con avances próximos al 4%. Al mismo tiempo, divisas como el rublo, la lira turca o el peso mexicano también toman aire tras las bruscar caídas de las últimas sesiones.
Dudas crecientes
La rebaja de los tipos de interés se suma a la baterías de medidas con la que las autoridades están plantando cara al desplome de las cotizaciones bursátiles y al enfriamiento de su economía. En los últimos meses, esas decisiones han incluido medidas como suspender la cotización de cientos de compañías, prohibir la venta de títulos a los accionistas que tengan más del 5% del capital de una empresa o permitir que el fondo de pensiones estatal invierta hasta un 30% de su patrimonio en bolsa.Sin embargo, la maniobra que más impacto ha generado tanto dentro como fuera del país consistió en la devaluación del yuan del pasado 11 de agosto. Ese día aceptó la mayor caída diaria de su divisa desde 1994, en un movimiento que tuvo continuidad en los dos días posteriores y que luego se ha mantenido a un ritmo más moderado.
Con esta decisión, que además vino acompañada del anuncio de la ruptura de la vinculación entre el yuan y el dólar, China lanzó al mundo el mensaje de que se tenía que preparar para competir contra un yuan más débil. Al mismo tiempo, generó la sensación de que esa medida confirmaba hasta que punto las autoridades están preocupadas por la ralentización de su crecimiento. Aunque las estadísticas oficiales reflejan que la economía se expandió un 7% en el segundo trimestre, otras fuentes mencionan que el auténtico crecimiento se mueve entre el 3% y el 4%. "El movimiento de China con su divisa fue una señal de que la situación es peor de lo esperado", avisa Philippe Waechter, economista jefe de la gestora Natixis.
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