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domingo, 30 de agosto de 2015

En Grecia, la dependencia de los fondos públicos es el problema esencial





Grecia es un tema candente en este momento, principalmente con las continuas negociaciones sobre rescates de la Unión Europea y, mediante instituciones como el FMI, el mundo en general. Buena parte de la discusión pinta la imagen de que a Grecia le basta con una reestructuración de deuda para tener una situación económica estable. Sin embargo, sin entender en primer lugar cómo se puso en problemas Grecia e identificar la causa raíz de una sociedad sobreendeudada, cualquier plan o solución tiene una alta probabilidad de fracaso.

Los datos de empleo no cuentan toda la historia

El principal problema de Grecia es simple desde un punto de vista praxeológico: se obtiene más de lo que se subvenciona y menos de lo que se grava. Grecia, siendo una nación con una alta tasa impositiva sobre la producción y una alta tasa de subvención a las ayudas sociales, generará una población que tenga mayor preferencia por la ayuda social y una menor por el trabajo productivo.
El problema con esto es que los datos, superficialmente, no apoyan esta opinión. Calculando la media anual de horas trabajadas, Grecia en realidad se encuentra muy por delante de naciones con menores subvenciones al sector público y menos impuestos:

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Si fuera cierto que impuestos más altos disuaden el trabajo, entonces Grecia no debería mostrar más horas que naciones con menor carga fiscal como Estados Unidos y Canadá. Este indicador también identificaría a Alemania como el caso perdido económico de la Unión Europea y no su locomotora económica. Incluso naciones como España y Portugal, que tienen un estereotipo negativo de indolencia, están por delante de Alemania, pero están sufriendo económicamente.
El problema es que estas cifras solo se aplican a los que tienen empleo activo y no nos dan un reflejo de la situación general del empleo. Incluso otros indicadores, como las tasas de participación de la población activa, no explican completamente la situación. Lo que hace falta es una nueva métrica que identifique eficazmente el núcleo de crecimiento y prosperidad potenciales de una nación.

Alguien tiene que pagar todas las cosas “gratis”

Aquí es donde aparece una mirada a la “dependencia pública implícita”. En último término, en una nación moderna, a toda la ciudadanía se le proporciona de una forma u otra todas las necesidades de la vida. Hambrunas masivas, gente sin techo y enfermedades no están generalmente presentes en naciones modernas, así que prácticamente todos los ciudadanos reciben comida, medicinas y vivienda de algún sitio.
Así que debemos tratar de encontrar el origen de estos recursos y, en su mayor parte, son los empleados activos de cualquier nación los utilizados para proporcionar los recursos a otras personas no dedicadas a actividades públicas económicamente productivas. En todo país moderno, estos recursos se entregan principalmente mediante la burocracia pública y se financian con gravámenes a los trabajadores existentes.

Cómo descubrir quién está pagando

Primero, debemos identificar a la población actualmente empleada de una nación. Luego deben restarse todos los empleados del sector público para obtener una población productiva ajustada. Puede ser objetable que ciertas profesiones, como la enseñanza, la enfermería en sistemas de pagador único y bomberos se clasifiquen como población improductiva, pero, tal y como está diseñado actualmente nuestro sistema, los salarios de estas personas no están cubiertos por los beneficiarios inmediatos como cualquier otro negocio, sino que se pagan mediante métodos fiscales dispersos.
Finalmente, esta población productiva se divide por la población total de la nación para identificar en número total de personas que se espera que un trabajador soporte en su país. Para eliminar sesgos de cónyuges no trabajadores y niños, se resta el tamaño medio familiar de este resultado para conseguir el número final de personas que una persona debe soportar que no sean parte de su propia familia voluntaria. En otras palabras ¿a cuántos completos extraños está atendiendo esta persona?
La métrica de Dependencia Pública Implícita hace un trabajo mucho mejor para predecir el rendimiento económico:
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Grecia, la nación con el problema de deuda, está esperando actualmente que cada persona empleada soporte a 6,1 personas más aparte de sus propias familias. Esto explica mucha de la presión para trabajar largas jornadas y también explica la inestable carga de deuda. Como un solo trabajador griego no puede esperar soportar lo que equivale a un equipo completo de béisbol con un solo salario, la diferencia la cubre la deuda pública griega, deuda que el sistema social subyacente no puede esperar devolver, ya que los incentivos son mantener el actual sistema de subvenciones. Para demostrar lo difícil que es cambiar estos sistemas dentro de una sociedad democrática, solo tenemos que echar una mirada al porcentaje de población que depende del subsidio público.
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Las cifras indican que el 67% de la población de Grecia depende completamente del gobierno griego para conseguir sus rentas. Con esta supermayoría al mando, cambiar este sistema con el proceso democrático es imposible, ya que el 67% tiene fuertes incentivos para continuar votando para que el otro 33% (y también los entes extranjeros) cubran sus costes vitales.
¿Cómo se relaciona esto con el crecimiento del PIB? Aunque el PIB no es una métrica perfecta, sigue siendo la mejor disponible para identificar la salud económica. Toda nación que haya roto la barrera del 50% en dependencia pública está asimismo mostrando un crecimiento bajo, con numerosas naciones aproximándose peligrosamente a la mayoría en alguna forma de dependencia o redistribución de ganancias.
¿Qué nos dice esto? Una nación que permite que su ciudadanía permanezca ociosa y espere el apoyo de un trabajador productivo acabará socavando su capacidad de mantener la economía de la que dependen los receptores de los fondos públicos. Las naciones que no tengan una estructura para disuadir el uso de la ayuda social o contraten a demasiados trabajadores del sector público verán impedido su crecimiento económico y, si se lleva demasiado lejos, a una recesión.
Sin embargo, las instituciones públicas no son capaces de crear estas salvaguardas para asegurar que haya la mínima cantidad posible de gente en programas de ayuda social. Las instituciones públicas están, de hecho, pensadas para hacer crecer las nóminas del empleo del sector público. Mientras se mantenga esta estructura social, las posibilidades de que un impago y una reestructuración griega lleven a una recuperación griega sostenida son muy bajas.

Publicado originalmente el 5 de agosto de 2015. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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