Para poner en perspectiva esta cifra, el británico Financial Times ha comparado las operaciones de julio y agosto con el histórico de movimientos del banco central. El resultado es revelador: esos 200.000 millones de dólares movilizados en cuestión de semanas equivalen a la totalidad de desembolsos realizados en los últimos dos años.
Estas operaciones se han convertido, desde hace tiempo, en uno de los puntales de la política monetaria china. China ha llegado a acumular 3,65 billones de dólares en concepto de reservas de divisa extranjera. Siguiendo las lecciones de la crisis financiera asiática de 1997, el régimen decidió blindar su moneda a base de defender el yuan por esta vía.
No obstante, las persistentes dudas sobre la economía china hacen que China empiece a cuestionarse la conveniencia de seguir apostando por inyectar dinero para evitar o posponer los ajustes. Y es que si sumamos los 200.000 millones de dólares movilizados entre 2013 y 2015 a los 200.000 millones adicionales que se han articulado este verano, nos encontramos con la escalofriante cifra de 400.000 millones de dólares consignados a una política que no ha dado los frutos esperados.
Por tanto, si sumamos esos 200.000 millones de dólares del periodo que va de mediados de 2013 a 2015 a los 200.000 millones movilizados este verano, nos encontramos con la escalofriante cifra de 400.000 millones de dólares. Semejante inyección no ha impedido que el yuan sufra una devaluación y tampoco ha evitado que los mercados se desplomen, contagiando a las bolsas de todo el mundo.
Por tanto, entre tanta confusión, hay dos cosas que parecen evidentes:
- Las políticas de estímulo ya no son suficientes para enmascarar las preocupaciones que despierta el "modelo económico chino".
- El régimen comunista ya no tiene el mismo nivel de control sobre los mercados que tenía antaño.
El impacto de una crisis china en el mundo
Ni que decir tiene que las dudas sobre China tienen un fuerte impacto en el precio de las materias primas. El gigante asiático tiene una cuota del 10% en el campo del petróleo, además de un 60% en el campo del cobre o un 65% en el mercado de los minerales de hierro. Esto explica que el desplome en los mercados chinos haya tenido un fuerte impacto en las perspectivas de numerosas economías emergentes.Pero el golpe no acaba ahí. Como muestran las cifras de los selectivos europeos, lo que pasa en China también afecta a nuestros mercados. Y es que, aunque parece claro que el golpe será mayor para los emergentes, no es menos cierto que la recuperación económica en EEUU y Europa dista mucho de tener la pujanza y la solidez deseada por los inversores.
A esto se suma el agotamiento de medidas excepcionales por parte de los bancos centrales. Desde 2008, la FED y el BCE se sacaron de la manga todo tipo de medidas de estímulo que no han logrado blindar a las economías atlánticas de la volatilidad que han introducido los últimos acontecimientos vividos en China.
Precisamente porque los inversores saben que la carta monetaria ya ha sido empleada de manera intensa, el foco se centrará ahora en la competitividad de las grandes economías de la OCDE. Aquí pueden darse dos escenarios:
- Aquellas economías que demuestren un desempeño más sólido en un contexto de crisis pueden convertirse en un valor refugio, captando capital y alejando fantasmas.
- En aquellos casos que despierten dudas sobre la capacidad de salir del bache, veremos la suerte contraria, con dudas adicionales que ligarán la suerte de estos países a la volatilidad de los mercados.
De momento, la prima de riesgo no ha subido y el coste de financiación del bono a diez años solamente ha experimentado un breve repunte. Sin embargo, el Ibex 35 viene de sufrir un "lunes negro" en toda regla que cuestiona estos datos. Por tanto, aún está por ver si nuestro país entra en el primer o segundo grupo.
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