Ante el revuelo generado, David Stockman ha contestado de forma contundente al Premio Nobel de Economía.
Hay motivos para argumentar de forma razonable que parte de los problemas de la economía global se debe a que la deuda pública de los gobiernos no es lo suficientemente alta.Como ya ha hecho en numerosas ocasiones, David Stockman ha querido replicar a Krugman de manera contundente. El analista e inversor, que fue congresista entre 1977 y 1981 y dirigió la Oficina Presupuestaria de Reagan desde 1981 hasta 1985, ha recordado a Krugman que "a comienzos de la década pasada, la suma de la deuda pública de los distintos gobiernos del mundo ascendía a 20 billones de dólares. Hoy esa cifra alcanza los 60 billones. En los últimos tres lustros, el aumento del PIB global ha sido inferior al crecimiento de la deuda de los estados".
Krugman lanzó su alegato a favor de la deuda pública como un ataque contra el senador Rand Paul, conocido por sus postulados liberales. El también aspirante a las primarias presidenciales del Partido Republicano lamentó hace algunos días que "la última vez que en EEUU se pudo decir que no hay deuda pública fue en 1835".
Krugman respondió a esta afirmación apuntando que, desde 1835 hasta la actualidad, el PIB del país del Tío Sam ha seguido creciendo. En su opinión, esto vendría a significar que "quizá no es mala idea que el sector público deba algo de dinero al privado".
Datos contundentes para refutar a Krugman
Por su parte, Stockman ha denunciado que "ni Rand Paul ni ningún partidario de la austeridad fiscal afirman que la deuda pública impida el crecimiento o el progreso. La pregunta es si los niveles tan elevados de deuda pública que vemos hoy en día son un lastre que limita el crecimiento y el progreso. Por tanto, Krugman se ha inventado un hombre de paja para responder a Paul".También critica el autor de El triunfo de la política que Krugman ignore la evolución de la economía estadounidense en tiempos de reducido endeudamiento público. "De 1870 a 1914, la tasa de crecimiento medio fue del 4%. Este periodo constituye el de mayor expansión de la producción, así como el principal salto adelante que han experimentado los estadounidenses en cuanto a su nivel de vida. Todo ello en un contexto de bajísima deuda pública, hasta el punto de que antes de la I Guerra Mundial nos encontramos un pasivo estatal de 1.400 millones de dólares, cifra casi idéntica a la de 1863. Hablamos de una deuda equivalente a 11 dólares per cápita, menos del 5% del PIB", apunta Stockman.
La responsabilidad fiscal siguió en pie en décadas posteriores, aunque de manera menos continuada. La I Guerra Mundial supuso un aumento espectacular de la deuda pública: de 1.400 a 27.000 millones de dólares. No obstante, con Andrew Mellon como Secretario del Tesoro y tres Administraciones consecutivas con Presidentes del Partido Republicano, el endeudamiento cayó a 17.000 millones de dólares a pesar de que el ingreso nacional se duplicó durante la década de 1920. En suma, la deuda pública había caído por debajo del 20% como consecuencia de estas políticas de austeridad.
Lo vemos en la siguiente gráfica:
"Tras la II Guerra Mundial, la deuda había vuelto a crecer de manera significativa, pero este era un resultado temporal de la economía de guerra que vivió el país durante varios años. En cualquier caso, la carga de la deuda sobre el PIB se fue reduciendo durante la guerra, pues pasó del 210% al 190% del PIB, en un contexto en el que la deuda privada se había reducido del 150% al 60%", apunta Stockman, quien además recuerda que desde los 50 hasta los 80, las obligaciones del Tesoro estadounidense cayeron hasta el 30% del PIB, "coincidiendo con un periodo sostenido de crecimiento real de la economía, a una tasa anual cercana al 4%".
Huelga decir que el aumento de la deuda ocurrido desde entonces no ha ido mano a mano con un mayor crecimiento del PIB. De hecho, en los años 80 vemos que la economía se expandía a un ritmo del 3,5%, mientras que en los 90 esta ratio había caído al 3% y entre 2000 y 2007 la tasa se había reducido al 2,1%. La situación actual es aún peor: desde el estallido de la crisis, el ritmo de aumento del PIB apenas alcanza el 1% en EEUU, tal y como refleja la siguiente gráfica.
A pesar de todo esto, Krugman insistía en su artículo, apuntando que "emitir deuda es útil para pagar cosas útiles y renovar nuestras carreteras, ferrocarriles, sistemas de agua...". En su opinión, "éste es un tiempo muy bueno para endeudarse e invertir en el futuro", por lo que "el Gobierno federal debe aprovechar que tiene a su disposición tipos de interés bastante reducidos".
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