El índice de referencia para la mayoría de las hipotecas a tipo variable se ha instalado con comodidad en el 0,16%. Da un nuevo respiro a las familias, pero puede ser un arma de doble filo
Milésima arriba o abajo, el Euribor a 12 meses, la referencia para la mayoría de las hipotecas a tipo variable en España, lleva cuatro meses instalado en el mínimo histórico del 0,16%. En mayo, la media mensual, que es la que se tiene en cuenta en la revisión de las cuotas, se situó en el 0,165%; en junio, en el 0,163%; en julio, en el 0,167%; y en agosto, a falta del dato definitivo, se encuentra en el 0,162%. Pero no solo eso. Es que, además, lleva por debajo del 1% de manera ininterrumpida los últimos 37 meses -desde agosto de 2012- y 14 meses por debajo del 0,5% -desde julio de 2014-.
El Euribor, por tanto, ha dejado de figurar entre las principales fuentes de malas noticias de los hogares. Y así seguirá siendo durante un largo periodo tiempo. Sin subidas de los tipos de interés a la vista, porque el Banco Central Europeo (BCE) los tiene en el mínimo histórico del 0,05% desde septiembre de 2014 y no tiene previsto aumentarlos al menos hasta 2017, la referencia hipotecaria tiene el camino despejado para seguir en zona de mínimos históricos.
Pero, precisamente por eso, el Euribor actual puede ser muy peligroso. Más aún, en un contexto en el que la maquinaria del ladrillo y de la oferta hipotecaria vuelve a estar en marcha, y en el que por lo tanto está llamado a desempeñar un papel determinante. Como el índice hipotecario lleva tanto tiempo tan bajo y como se prevé que seguirá en estos niveles durante una larga temporada adicional, se puede olvidar que no siempre ha estado así. Y esta posibilidad supone una amenaza porque el Euribor está vinculado a un producto, la hipoteca, que acompaña a los hogares durante muchos años.
El riesgo, por tanto, consiste en la tentación de pensar que este índice va a estar siempre como hoy y minusvalorar la posibilidad real de que repunte en el futuro. Porque en algún momento de los próximos 10, 15, 20 o 30 años -es decir, los plazos más habituales a los que se firman las hipotecas- aumentará.
Lo que dice su historia
La propia trayectoria del Euribor así lo presagia. Desde que tomó el relevo al Mibor a 12 meses como índice hipotecario de referencia en el año 2000, su media se sitúa en el 2,50%. Sí, en el 2,5%, más de quince veces el nivel actual. Más datos: entre 2000 y agosto de 2007, es decir, en los años previos a la crisis, esa media alcanzó el 3,3%. Y en los peores momentos de la crisis, llegó a escalar al 5,5%.
Estas cifras obligan a hacer cálculos. Primero, ver repasar la situación actual. Con la media de agosto, la cuota para una hipoteca de 150.000 euros a 20 años y un diferencial de 1,25 puntos porcentuales o 125 puntos básicos se situaría en los 718 euros -recuerde que se trata de un ejemplo estándar y que cada contrato tiene unas características propias-. Con la media de agosto de 2014, que fue del 0,488%, ese importe sería de 740 euros. Por tanto, el ahorro gracias al euribor en las revisiones anuales es de 22 euros al mes o 264 euros al año.
En el caso de las revisiones semestrales, la media de febrero de 2015 fue del 0,255%. Para esa hipoteca, la cuota se situaría en los 724 euros, con lo que el ahorro es de 6 euros al mes o 72 euros al año.
Los expertos lo tienen claro: las trampas al solitario no sirven de nada; los hogares deben calcular si podrían pagar la hipoteca con el Euribor al 3% o al 5%
Pero no basta con estos cálculos. También hay que contemplar otros escenarios no tan benignos. ¿Qué pasaría en caso de que el euribor retornara a su media histórica, a ese 2,50%? Que la cuota para esa hipoteca se encarecería hasta los 889 euros. Es decir, 171 euros más al mes que ahora o 2.052 euros más en el conjunto del año. ¿Y si regresa a ese 3,3%? Que aumentaría hasta los 969 euros, 251 euros más al mes o 3.012 euros más al año. ¿Y si escalara a ese 5,5%? Que la cuota se dispararía hasta los 1.140 euros, 422 euros más al mes o 5.064 euros más al año.
Aunque cada hipoteca es un mundo y aunque las cuotas varían en cada revisión en función del capital pendiente de pago -que desciende con los pagos ya realizados en el pasado-, los expertos aconsejan realizar estos cálculos a partir de escenarios más adversos como prevención. Es decir, recomiendan huir de las trampas al solitario y que los hogares se sometan a sus particulares pruebas de resistencia -o tests de estrés, como las que se hacen a los bancos- para saber si sus finanzas soportarían un Euribor al 2,5%, al 3% o al 5%. En especial, para quienes se hayan hipotecado con el Euribor en los bajos niveles actuales -o estén pensando en hacerlo, atraídos precisamente por el reclamo de un Euribor tan bajo- y para aquellos contratos hipotecarios a los que aún les queden más de cinco años de vigencia. Solo a partir de esos cálculos conocerán mejor si les conviene hipotecarse o no y los remedios que pueden buscar para minimizar los posibles daños futuros.
Dada la gravedad de la crisis y lo lejos que el presidente del BCE, Mario Draghi, ha llevado la política monetaria de la entidad, aún pasará mucho tiempo antes de que los tipos oficiales estén en el 2% o en el 2,5%. Pero es que eso mismo, mucho tiempo, es el que la hipoteca convive con los hogares. Una cosa es que el Euribor lleve cuatro meses en el 0,16%. Y otra muy distinta es que vaya a estar eternamente ahí.
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