Por Gerald P. O'Driscoll Jr. es ex-vicepresidente del Banco de la Reserva Federal en Dallas y académico asociado del Cato Institute
Los observadores de los mercados financieros y de la Reserva Federal están fijándose en cuándo el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) votará para elevar las tasas de interés a corto plazo, probablemente en 25 puntos base. Los inversionistas y comentaristas mejor deberían preguntarse por qué la Fed elevaría las tasas ahora, cuando los argumentos en contra de un alza son sólidos. El temblor que se sintió a lo largo de los mercados financieros globales durante las últimas semanas, culminando el viernes con una caída del Dow de más de 500 puntos, debería provocarle a cualquiera una reflexión acerca del cambio de dirección de la Fed durante las próximas semanas o meses.
Permítame ser claro: pertenezco al bando que desde hace mucho ha hecho un llamado a que la Fed eleve las tasas de interés de corto plazo. Mientras más mantuvo la Fed las tasas bajas, más distorsiones económicas creó su política. Las tasas de interés bajísimas estimulan inversiones en activos de larga duración, que podrían ser insostenibles una vez que las tasas de interés aumenten. Por ejemplo, el mercado global alcista en bienes raíces comerciales o el mercado de bonos del gobierno. Las tasas de interés artificialmente bajas provocan que los inversionistas persigan rentabilidades y asuman más riesgo.
Los intereses artificialmente bajos provocan que los inversores persigan rentabilidad y asuman más riesgo. Ese fue el objetivo de la política monetaria extraordinaria de la Fed (aunque este fue expresado de manera más eufemística). Y las tasas cercanas a cero perjudican a los ahorradores y a aquellos que viven con un ingreso de jubilación, así que la política es inherentemente y perversamente redistributiva.
Todas estas consideraciones, y otras, constituían el argumento a favor de una terminación más temprano de la política de tasas de interés cercanas a cero. La pregunta es: ¿por qué ahora, después de 7 años? No puede ser por ninguno de los criterios estándar tradicionalmente empleados por el FOMC en su toma de decisiones. La Fed tiene un llamado mandato dual de mantener el empleo máximo o pleno y la inflación baja.
Uno puede decir muchas cosas acerca del empleo en la recuperación que empezó en junio de 2009. Pero este es máximo únicamente en un sentido irónico. Esta ha sido la recuperación más anémica desde la Segunda Guerra Mundial. La tasa de desempleo reportada para julio de 5,3% —dentro del rango de la tasa que se había fijado como objetivo la Fed antes de un aumento de la tasa de interés— es engañosamente positiva. Con los trabajadores desalentados simplemente dejando de buscar empleo, la tasa de participación de la fuerza laboral de 62,6% está en el punto más bajo de varias décadas. Muchos de los trabajos que la gente tiene son solo a medio tiempo —6,3 millones de personas en julio estimó el Departamento de Trabajo que están trabajando a medio tiempo pero buscando un empleo a tiempo completo. En otras palabras, los mercados laborales no proveen fundamento para restringir la política monetaria.
Según su sabiduría, la Fed ha definido inflación cero como inflación de 2%. Dejando a un lado los méritos de esta decisión, según la misma medida de la Fed la inflación está débil. La inflación del Índice de Precios al Consumidor apenas excedió 2% en 2012, y la Fed no alcanzó su objetivo de inflación en 2013 y 2014. Durante la primera mitad de 2015, la inflación fue menos de cero.
De manera que la tasa de inflación tampoco justifica un ajuste de la política monetaria. Así que la Fed no tiene la obligación de elevar las tasas de interés. ¿Por qué, entonces, han estado dando señales la gobernadora de la Fed Janet Yellen y varios miembros del FOMC de su intención de elevar las tasas, probablemente en septiembre? Los mercados financieros han creído en ellos, dado que los futuros de los fondos federales recientemente dieron señales de un 80% de probabilidad de que el FOMC elevaría las tasas de interés de corto plazo en su reunión del 16 al 17 de septiembre. Más recientemente, el fervor especulativo se ha enfriado, y el mercado de futuros está dando señales de un 25% de probabilidad de que se eleve la tasa de interés en septiembre.
¿Qué está motivando a algunos miembros del FOMC a volverse agresivos frente a tantos datos blandos? Aquí uno debe, hasta cierto grado, especular. Algunos miembros del FOMC, como el Presidente de la Fed de Richmond Jeff Lacker, por años han estado a favor de un retorno a la política monetaria normal —tasas de interés a corto plazo más altas. Él y otros normalizadores han hecho campaña en contra de los efectos distorsionadores de las tasas de interés de cero por periodos prolongados; los normalizadores puede que finalmente hayan convencido a la mayoría del FOMC.
La Sra. Yellen ha expresado su preocupación acerca de la posibilidad de una burbuja en el mercado de acciones. Eso puede ser interpretado como lenguaje críptico para referirse a una preocupación más generalizada acerca de burbujas de activos —y como una posible razón para que ella considere un aumento de intereses. Algunos podrían sugerir, sin embargo, que los eventos en los mercados de petróleo, la caída generalizada de los precios de las materias primas, y la caída de la bolsa de valores en China y ahora en EE.UU. indican que las fuerzas de mercado están reventando las burbujas por sí solas.
Se pensaba que las tasas de interés eran estimuladoras. Pero hemos aprendido que los intermediarios financieros luchan con márgenes en un ambiente de tasa de interés baja. La más afectada debe ser la industria de fondos mutuos de mercado monetario. Sin una arremetida peligrosa en busca de retornos riesgosos, ¿qué tanto tiempo más puede sobrevivir una industria con la actual política de tasa de interés?
Uno sospecha que alguna combinación de estos motivos, reflejando una preocupación por la estabilidad financiera, está detrás del clamor por tasas de interés más altas. Hasta cierto grado u otro, la preocupación es adecuada—pero este ha sido el caso por muchos años. Ahora parece que el FOMC está al final dispuesto a hacer lo correcto, pero en un mal momento.
La economía global se está debilitando. El crecimiento en los mercados emergentes en gran medida ha sido determinado por las exportaciones de commodities, especialmente de energía. Hay debilidad en casi todos los mercados de materias primas, y los aumentos sostenidos en las tasas de interés probablemente exacerbarían esa debilidad. No solo son las exportaciones de materias primas, sin embargo, sino que está en riesgo el comercio global en general. El sentimiento económico en Alemania, un exportador notable de la Unión Europea, se ha vuelto negativo, según la Encuesta ZEW de Mercados Financieros.
Si uno realmente cree que el mundo está económicamente integrado, es peligroso ignorar las consecuencias globales de la política monetaria de EE.UU. Los partidarios de una moneda dura, habiendo ganado finalmente el argumento de política pública, están en peligro de ser culpados de las consecuencias de otra decisión errónea de la Fed.
Este artículo fue publicado originalmente en The Wall Street Journal (EE.UU.) el 24 de agosto de 2015.
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