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lunes, 24 de noviembre de 2014


Las políticas europeas, lejos de

poder aupar el precio del oro



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Los defensores del oro difícilmente podrían tener un año peor. Oriente Medio se ha vuelto a sumir en los conflictos y se ha creado un estado terrorista entre Irak y Siria. Rusia se ha anexionado territorio en Crimea y amenaza a Ucrania, y se ha venido abajo un avión con civiles. La economía global se detiene en seco y la crisis de la Eurozona resucita.
¿Y qué hace el oro, una materia prima que supuestamente se beneficia del caos y la inestabilidad más que ninguna otra, mientras tanto? Absolutamente nada. Hay más expectación ante una película de Los pitufos que respecto al precio del metal precioso.
Desde su máximo cercano a 2.000 dólares/onza allá por 2011, ha caído sin descanso y ahora se hunde en 1.200 dólares o menos, con pocos signos de recuperación. El presidente ruso Vladimir Putin acumula oro mientras el Kremlin parece prepararse para una larga guerra económica con occidente. Y a finales de mes, los suizos celebrarán un referendo sobre un regreso parcial al patrón oro.
Ambos acontecimientos deberían ser maná del cielo para los entusiastas del metal precioso. El problema es que ninguno va a cambiar. Rusia sigue siendo una fuerza militar regional importante pero económicamente no es lo bastante fuerte como para marcar una diferencia.

¿Y Suiza?


Y los suizos, aunque votarán a favor del oro la semana que viene, no van a lanzarse a comprarlo en grandes cantidades. El precio del oro subirá un día pero las políticas europeas no lanzarán un rescate. Los suizos han desarrollado un gusto por desafiar al consenso económico mediante referendos. En los últimos meses, sus votantes han opisobre importantes asuntos y el 30 de noviembre, votarán sobre el regreso parcial al patrón oro.

La normativa propuesta obligaría al Banco Nacional Suizo (SNB) a mantener al menos un 20% de sus activos en oro, por lo que tendría que repatriar oro del extranjero y comprar más probablemente también. Podría aprobarse. Las últimas encuestas dan más del 40% al voto a favor.

Deutsche Bank ha defendido en una nota esta semana que hay una "probabilidad considerable" de que el voto se decante a favor de la propuesta. Que suceda o no está por ver. Los referendos suizos generan expectación pero, a la hora de la verdad, su electorado suele apegarse al status quo. El SNB aconseja en contra y su opinión puede tener mucha influencia.

Mientras tanto, se dice que los rusos acumulan oro también. En la última década, Putin ha triplicado las reservas nacionales del metal, que ahora alcanzan las 1.150 toneladas. En los tres últimos meses, según el Consejo Mundial del Oro, el país se hizo con 55 toneladas más, lo que le convierte en el mayor comprador del mercado. Putin ha convertido a Rusia en el quinto mayor almacén de oro del mundo y gasta 500.000 millones de dólares al mes en él.
Putin ha adoptado una postura muy siglo XIX sobre la política del poder y opina que el metal precioso es un arma en su batalla contra Occidente. Las sanciones impuestas tras su intervención en Ucrania han empezado a hacer mella, el rublo está en caída libre y la economía se detiene en seco. El presidente ruso debe de imaginar que sus tenencias de oro le ayudarán a estabilizar el sistema financiero del país o aumentar su influencia en la escena global.

El problema.


El único fallo de la opinión de que la compra de los suizos o los rusos pondrá patas arriba el mercado bajista del oro es que no va a suceder. Es improbable que los suizos apoyen la propuesta. Lo último que Suiza necesita es regresar al patrón oro. El problema más urgente para la economía suiza es la apreciación de su moneda contra la eurozona, que sigue siendo el principal destino de sus exportaciones. Como en el Reino Unido, tiene que asumir las consecuencias de una prosperidad relativa dentro de un continente en depresión. Comprar más oro sólo consolidaría la moneda cuando necesitan lo contrario.

Puede que los suizos sean conservadores, pero no han logrado ser una de las sociedades más ricas del mundo cometiendo locuras. Por esa razón, la propuesta probablemente no se aprobará. Y aunque lo hiciera, tendrían que pasar años hasta que se convirtiese en ley.

En cuanto a Putin, el punto crítico de Rusia no es su fortaleza sino su debilidad. Con el precio del petróleo hundiéndose, la economía está de capa caída. Su PIB total es menor que el de Francia y Gran Bretaña, y se hace más pequeño. Rusia puede acosar a sus vecinos inmediatos, pero no tiene músculo suficiente para hacer mella en la escena mundial. No lo conseguirá hasta que encuentre el modo de crear una economía basada en otra cosa que el petróleo y el gas, y no hay indicios de que Putin tenga la más remota idea de cómo hacerlo ni el mínimo deseo.

El precio del oro revivirá en algún momento (todos los mercados bajistas llegan a su fin, tanto como los mercados alcistas se acaban hundiendo), pero no será la política europea la que accione el gatillo, y el que piense eso se va a llevar un buen disgusto.



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