Los monopolios estatales ya no son lo que eran
Al ir expandiendo el gobierno su control sobre la sociedad, puede ser fácil para los defensores de la libertad desanimarse. Al imponer el Obamacare órdenes y controles de precios sobre la atención sanitaria privada, al ir la Reserva Federal manipulando la divisa y al hacer más comunes las historias del abuso policial, se le puede perdonar que piense que la libertad está en declive.
Pero en muchos aspectos, la libertad está en aumento. Las leyes se acumulan, pero lo empresarios innovan cada vez más a su alrededor. La evolución de Internet (y los empresarios que han capitalizado sobre esta plataforma para desarrollar nuevas técnicas) está permitiendo a los usuarios sortear al gobierno y ofrece competencia al Estado. En muchas áreas donde el Estado una vez tuvo un monopolio, las nuevas tecnologías están ofreciendo alternativas a la gente.
La propia tecnología (en manos del sector privado) es necesaria pero no suficiente para desafiar los monopolios del Estado, porque los gobiernos pueden en último término prohibir lo que quieran. Los defensores de la libertad deben también oponerse a los monopolios del estado allí donde se apliquen. Los libertarios deben ser francos (en persona y por escrito) acerca de los problemas del gobierno y las virtudes de la competencia. El apoyo ideológico puede reforzar las alternativas del mercado a los servicios públicos y ambas cosas combinadas pueden crear un mundo más libre.
Las criptodivisas son un ejemplo básico de los desafíos que representa la tecnología para los monopolios del gobierno. Durante los últimos centenares de años, los gobiernos han tenido un monopolio casi total sobre la moneda. Podían devaluar, hiperinflar y destrozar divisas y la gente normal tenía pocas alternativas a continuar usando el dinero público. La única alternativa era el trueque, que planteaba un montón de problemas.
Con las criptodivisas, se ha desafiado el monopolio. Para algunos, ahora resulta práctico usar dichas divisas para comprar y vender ciertos productos y servicios. Estas divisas tienen un valor independiente del dólar y permiten a los usuarios tomar una decisión consciente para evitar el dinero respaldado por el gobierno a favor de la divisa privada. Al hacerlo, han desafiado el monopolio público en la moneda. Aunque mucha gente sigue confiando en los dólares de la Reserva Federal, cualquier con una computadora (al menos en teoría) tiene ahora la opción de llevar sus negocios fuera de la divisa del Estado.
Productos como la app “Peacekeeper” hacen lo mismo en el se4cctor de la respuesta ante emergencias. Durante décadas, la única opción de la gente en una emergencia era o confiar en sí misma o llamar al 911. O James puede enfrentarse al ladrón con un Colt 45 o puede confiar en la policía. Incluso multiplicándose las historias de policías malos y con la burocracia pública creando periodos largos de espera, la gente no tenía otras opciones. Los que no podían defenderse por sí mismos contra delincuentes armados tenían que confiar en el 911.
Peacekeeper evita el 911 al permitir a los usuarios confiar en una red voluntaria de amigos, vecinos y familia para ayudar en una emergencia. Tiene potencial para ofrecer un servicio mejor, más rápido y más personal que el 911. Lo que es más importante es que da a los usuarios que están descontentos con el 911 una salida al permitirles cambiarse a un competidor del sector privado.
Los estados buscan fortalecer sus monopolios
Está apareciendo por todas partes competencia con los monopolios públicos. El gobierno de Estados Unidos trata incansablemente de expandir su esfera. Las normas onerosas sobre propiedad de armas de fuego tratan de hacer a los ciudadanos dependientes del gobierno para su defensa. El “Common Core” fortalece el control federal sobre la educación. La FDA prohíbe la medicina alternativa, tratando de hacer s los usuarios dependientes de tratamiento aprobados por el Estado.
Pero incluso aunque los gobiernos traten de tener cada vez más actividad económica bajo su control, los empresarios están permitiendo a la gente evitar al Estado.
¿Queréis evitar el Obamacare? Oscar Salazar está planeando un nuevo modelo de atención sanitaria que describe como “Como Uber, pero con doctores”. ¿Queréis que vuestros hijos aprendan fuera del Common Core? Nuevos recursos como la Khan Academy lo hacen fácil. ¿Queréis medicamentos y tratamientos no aprobados por la FDA? Internet y un mundo conectado globalmente hacen fácil adquirir eso de países menos represivos. La impresión 3D puede potencialmente burlarse de las leyes de control de armas de fuego y en el futuro podemos estar imprimiendo medicaciones 3D en casa.
El gobierno de Estados Unidos, al menos en el futuro previsible, está aquí para quedarse. Pero el monopolio es esencial para la idea del poder público: una persona debe usar los servicios del gobierno para hacer X o, si no, no hacer X. Sally debe usar los taxis licenciados por el gobierno o, si no, no compartir viajes en absoluto. Debe confiar en el 911 para respuesta ante emergencias o no confiar en nadie.
El monopolio está en el núcleo del poder del Estado. Los gobiernos están por naturaleza hinchados y son ineficientes. Gastan más de lo presupuestado y no se centran en el consumidor. Dada una alternativa entre un servicio público y un servicio privado, poca gente elegirá al primero. Uno no elige Correos cuando tiene FedEx como opción (ceteris paribus). Para mantener el control, el gobierno necesita mantener su monopolio.
Pero este mismo monopolio se ve amenazado por docenas de empresarios, innovando alrededor y más allá del Estado. No hace falta que el estado desaparezca completamente para que aparezcan otras opciones. Correos todavía existe, pero FedEx mejora la libertad de la gente al ofrecer una alternativa privada. La misma competencia se aplica hoy a moneda, respuesta ante emergencias, educación y otros sectores.
Al dar opciones fuera del Estado a la gente, las empresas privadas, se expende la libertad en formas nuevas e inesperadas.
Publicado el 21 de noviembre de 2014. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.
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