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viernes, 28 de noviembre de 2014

Lecciones de Japón

Europa debe urgentemente abrir un debate serio sobre la reestructuración de deudas



La caída del PIB nipón en el tercer trimestre ha provocado una conmoción, y los talibanes del austericidio europeo ya lo han aprovechado para negar la necesidad de planes de estímulo en Europa. Japón puso en marcha un ambicioso programa de estímulo fiscal y monetario a finales de 2012. Desde entonces han creado 700.000 empleos. Si se compara con los cuatro millones de empleos creados en EE UU, los resultados de Japón son mediocres.
Pero, como nos enseñó san Agustín, “cuando me analizo me deprimo, pero cuando me comparo me ensalzo”. La eurozona, sin estímulo fiscal y con el milagro verbal de Draghi, desde 2012 ha destruido 400.000 empleos. España explica el 100% de la destrucción de empleo en Europa durante el periodo y encima estamos siendo el ejemplo a seguir por la troika para el resto de países. Si España es el ejemplo, cómo estará Europa. Eliminando el ruido generado por la subida del IVA en Japón el pasado mes de abril, el PIB y el empleo están prácticamente estancados desde finales de 2013. Igual que en Europa.
Pero la comparación de la crisis del euro con la japonesa confirma que en Europa todavía tenemos un problema de diagnóstico. Y es imposible solucionar una crisis de deuda si ni siquiera la reconoces. Durante los años ochenta, Japón padeció una burbuja inmobiliaria y bursátil, y los bancos, las familias y las empresas se sobreendeudaron. Lo mismo que pasó en la eurozona desde 2001 hasta 2007. En 1991, la burbuja japonesa pinchó, pero los japoneses negaron la realidad y no sanearon su sistema bancario, paso clave para gestionar una crisis de deuda. Lo mismo que ha hecho Europa desde 2007 y que ha vuelto a hacer el BCE en el estrés test del pasado mes.
En 1997, estalló la crisis asiática y los principales competidores de Japón devaluaron con fuerza sus divisas. Japón entró en la trampa de la deflación, de la que aún no ha salido. El PIB nominal japonés en 2013 fue el mismo que en 1991. La eurozona está en ese momento crítico. En el tercer trimestre, la variación del deflactor de precios del PIB alemán fue 0,0% trimestral. Y varios países, liderados por España, ya están en deflación con el deflactor en negativo durante varios trimestres consecutivos.
Por lo tanto, la comparación correcta de la eurozona no es con el Japón de 2013, sino con el de 1998. Si Japón hubiera atacado con contundencia su crisis bancaria y de deuda, como recomienda Richard Koo, y hubiera conseguido un crecimiento potencial del 1% y un objetivo de inflación del 2%, su PIB nominal en 2013 sería un 50% mayor. Sus ingresos públicos habrían crecido, hace años que habrían acabado con el déficit y no tendrían una crisis de deuda pública.
Europa debe urgentemente abrir un debate serio sobre la reestructuración de deudas que no se podrán pagar. Pero no a la argentina, como propone Podemos o Syriza. Hay que crear un plan Brady europeo como el que sacó a América Latina de su década perdida de los años ochenta. Y, a la vez, hacer estímulo fiscal y monetario como ha hecho EE UU. Cuanto más tardemos en hacerlo, mayor será el coste de la deuda pública que pagarán nuestros hijos y mayor será la pobreza e infelicidad generada por esta maldita crisis.

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