Hayek, sobre las fluctuaciones industriales
Como indica la reciente biografía (2001) de Alan Ebenstein, “Mr. Fluctuaciones” se convirtió en el apodo de Hayek en la década de 1930, debido a su continuo uso de esa palabra, pronunciándola con un fuerte acento austriaco. Y sus lecciones sobre fluctuaciones industriales venían acompañadas de un completo complemento de gráficos que mostraban la estructura de capital de la economía y los efectos de la creación de crédito en esa estructura. Una estudiante de la LSE (Ben Higgins) lamentaba que la importancia de las clases se viera “enterrada bajo los abrumadores gráficos en tres dimensiones con los que Hayek presentaba sus ideas y que los hacía parecer como algo del campo de la ingeniería” (Patinkin y Leith, 1978, p. 74).
¿Qué pasó con estos diagramas en 3-D y las ideas que representaban? ¿Por qué veía Hayek la estructura de capital de la economía como algo tan importante para nuestra comprensión de las fluctuaciones industriales? ¿Cómo se alineaban estas ideas frente a las desarrolladas por John Maynard Keynes? ¿Y por qué acabó Hayekl abandonando casi completamente el programa investigador que le había motivado tanto en esos primeros años?
Las primeras lecciones que Hayek dio en la LSE a principios de 1931 establecieron su propia comprensión de la teoría del ciclo económico de Ludwig von Mises. Estas lecciones, que fueron la base para ser nombrado a la cátedra Tooke, aparecieron más tarde es e mismo años como Precios y producción. Fue una década después de que publicara La teoría pura del capital (1941), un largo y aburrido volumen que incorporaba algunos de esos diagramas en 3-D. Este libro pretendía ofrecer el sustrato teórico para su primer trabajo sobre ciclos económicos. Un libro que debía haberle seguido, llamado La dinámica del capital (Hayek, 1983, p. 413), no se escribió nunca. Sin embargo, no es difícil imaginar que la Dinámica habría sido Precios y producción con todo su ropaje teórico.
Después de La teoría pura, los intereses de Hayek cambiaron a los asuntos más amplios de su época. Su hito, “Economics and Knowledge” (1937) fue asimismo una piedra angular des la economía de las fluctuaciones industriales al campo de la filosofía política. Hayek se hizo enormemente conocido por suCamino de servidumbre de 1944 y sus posteriores escritos en la tradición liberal clásica. Con el tiempo, toda su obra anterior al Camino se ignoró ampliamente. Y si se reconocían en algo, sus ideas de la naturaleza y la significación de la variación cíclica se consideraban desdeñosamente como la “economía técnica” de Hayek.
La dura crítica del primer Hayek (de sus adversarios, sus antiguos defensores y sus aliados científico-políticos) prevalece en la literatura. Keynes (1931, p. 394) se refería a Precios y producción como “un terrorífico embrollo”. Joan Robinson (1972, p. 2), refiriéndose explícitamente a los triángulos que acompañaban a las clases de Hayek de 1931, condenaba su teoría del ciclo económico como un “lamentable estado de confusión”.
Lionel Robbins, cuya Great Depression de 1934 era una hábil aplicación de la teoría hayekiana del auge y declive del periodo de entreguerras, abjuró de este libro en su Autobiografía (p. 154) de 1971, confesando que “le gustaría verlo olvidado”. Comentando sobre la “economía técnica” de Hayek durante una entrevista (Ebenstein, 2001, p. 81), Milton Friedman destaca que es “un enorme admirador de Hayek, pero no de su economía. Creo que Precios y producción es un libro muy defectuoso. Creo que sus libro de teoría del capital [La teoría pura] es ilegible. Por el contrario, Camino de servidumbre es uno de los grandes libros de nuestro tiempo”.
La biografía de Ebenstein ofrece solo un relato breve e insatisfactorio de la primera teorización del ciclo económico de Hayek. En un capítulo titulado “LSE”, escribe que “el error básico de Hayek de la producción económica se refiere a la naturaleza del capital” (p. 54). En un capítulo posterior titulado “Capital”, Ebenstein indica que el aspecto esencial de la concepción de la estructura del capital de Hayek es que el capital es heterogéneo. Luego da a este episodio del pensamiento hayekiano un abrupto final indicando que “Si esta suposición empírica de la heterogeneidad del capital es falsa, falla el sistema teórico [de Hayek] de actividad económica” (p. 83). Por supuesto, es trivialmente cierto que el capital homogéneo implicaría la ausencia de estructura y por tanto la irrelevancia de cualquier teoría basada en consideraciones de estructura.
Hayek consideraba demasiado evidente tener que probar que haya una estructura de capital (una estructura que puede modificarse, pero no instantáneamente y sin coste). Los costes de reestructurar el capital era fácilmente absorbida durante un auge inducido políticamente cuando el crédito es barato y las expectativas de ganancia son altas. Pero después del declive, los costes de deshacer las malas asignaciones realizadas por un crédito inapropiado toman las formas de pérdidas empresariales, quiebras y desempleo.
La concepción del proceso de producción de Hayek conlleva una secuencia temporal de actividades que transforma entradas en salidas consumibles. El capital de distintos tipos (plantas y equipos, herramientas y maquinaria, materias primas y bienes en proceso) se ponen en uso en las distintas etapas de producción. Por tanto, la estructura de capital se define en términos de esta disposición temporal de bienes de capital heterogéneos. A efectos pedagógicos, Hayek divide el proceso de producción económica en un número finito de etapas, de forma que la salida de una etapa constituye la entrada de la siguiente, siendo la última etapa la generación de salidas consumibles. Aunque simplificada, la idea de una secuencia de etapas servía para el fin de incorporar en su teorización el elemento del tiempo del proceso de producción.
Por tanto, ésta es la significación de la estructura de capital (y de esos diagramas en 3-D): la estructura de capital captura el elemento temporal. La forma analíticamente más sencilla de ocuparse del tiempo de la producción es el triángulo hayekiano: un triángulo rectángulo en el que las etapas de producción se alinean en la lado horizontal y el valor de mercado de la producción final se representa en la altura del lado vertical. La reestructuración del capital, como podría inducirse por un cambio en el tipo de interés, se representa en un cambio en la forma del triángulo. A posteriori, podríamos juzgar que la simplicidad del triángulo hayekiano es su mayor virtud.
La circularidad, tanto en el flujo circular de rentas y gastos como en la lógica del sistema keynesiano, lleva a su vez a la conclusión de que las expectativas se autocumplen y que las economías de mercado son inestables. Las dos únicas proposiciones auxiliares necesarias (ambas proporcionadas por Keynes) son que las expectativas acerca de la rentabilidad del gasto actual en inversión esencialmente no tienen fundamento y que esas expectativas están sujetas a cambios dramáticos.
El triángulo hayekiano tiene su propia lógica, una muy distinta de la del círculo keynesiano. Hayek fue capaz de demostrar que la asignación de recursos entre las etapas de producción secuenciadas temporalmente se corresponde con un patrón temporal particular de producción consumible. Si esta asignación de recursos es consistente con el patrón preferido de consumo, entonces la consiguiente actividad económica (ganar rentas trabajando en las distintas etapas y gastar estas rentas en la etapa final de producción) es sostenible. Además, los movimientos ordinariamente dirigidos por el mercado en el tipo de interés empujan a la economía hacia este patrón de producción y consumo internamente consistente y temporalmente sostenible. El sistema no es inherentemente inestable.
La teorización de Hayek estaba guiada desde el principio por una máxima metodológica crítica: Debemos explicar primero cómo puede funcionar bien una economía antes de que podamos preguntar con sentido lo que podría ir mal. La teoría de las fluctuaciones industriales de Hayek respetaba esta máxima y la seguía directamente como algo lógico: Si el tipo de interés se mantiene por debajo de su tipo de mercado, o “natural”, por la expansión del crédito, las decisiones de los productores serán inconsistentes con las preferencias de los consumidores. La expansión económica será insostenible. El auge acabará con un declive. Solo con un tipo de interés determinado por el mercado pueden evitarse las variaciones cíclicas.
Ante la enorme diferencia entre los marcos keynesiano y hayekiano le habría sido bastante fácil a Hayek explotarla en una reseña de la Teoría general de Keynes: el sistema de Keynes es inherentemente inestable, mientras que el de Hayek es potencialmente estable pero particularmente vulnerable para las desestabilizadoras políticas pro-crecimiento del banco central. Aunque Hayek nunca reseñó realmente el libro de Keynes, de hecho sí argumenta precisamente en esta línea en las últimas páginas de su Teoría pura (p. 408), donde reconoce que el dinero constituye una “vaga unión” en nuestra estructura moderna y compleja del crédito: “Pero la existencia de esa vaga unión no es una justificación para concentrar la atención en ella y olvidar el resto del mecanismo y aún menos para hacer el mejor uso posible de la efímera libertad de la necesidad económica que permite dicha vaga unión”.
Aunque la explicación de Hayek del auge y declive tenía una lógica esencial y convincente acerca de ello, sus intereses se dirigieron hacia otros asuntos, empezando incluso antes de la publicación de su libro sobre el capital. Su artículo de 1937 se considera por lo general como un cambio importante en su pensamiento, un cambio que pone en cuestión su propia obra anterior sobre fluctuaciones industriales. Sin embargo, una interpretación alternativa es que Hayek se hizo cada vez más consciente de la significación de la máxima metodológica que siempre había respetado y que Keynes y muchos otros habían despreciado sin motivo.
En los primeros años en la LSE a Hayek le preocupaba la cuestión de cómo tenía que operar el proceso de mercado si las preferencias de los consumidores tenían que transformarse en planes de producción de los productores y cómo podía interferir en este proceso la expansión del crédito. Es sus últimos escritos le preocupaba la cuestión de cómo podía este mismo proceso de mercado operar de hecho incluso aunque la información en la que se basa sea incompleta y esté dispersa en toda la economía.
Hayek era completamente consciente de esta segunda cuestión mucho antes de ir a la LSE. De hecho, según su propio relato (Hayek, 1994, p. 1), ya estaba trabajando con y bajo la influencia de Mises cuando apareció en 1922 Socialismo de Mises, que se ocupaba con detalle del asunto del cálculo económico. Hayek pudo haber creído en este momento temprano que la profesión económica había entendido o entendería pronto todo el significado del libro de Mises. Así que sus propios esfuerzos podían centrarse en la coordinación intertemporal que hacen posible los mercados del crédito no intervenidos y la descoordinación intertemporal causada por un errónea política bancaria. Si marca algo, el artículo de 1937, es la percepción de que la profesión económica de hecho no había asimilado en absoluto las ideas de Mises. Los colegas economistas de Hayek no podían apreciar Precios y producción porque les faltaba una comprensión fundamental de la economía de mercado. En un intento de superar este obstáculo, Hayek empezó a ocuparse de una manera más explícita de la coordinación de planes individuales basándose en la información dispersa e incompleta.
Con esta interpretación alternativa, la “economía técnica” de Hayek y su consiguiente filosofía política puede verse como mostrando cierta continuidad de pensamiento (implicando la última fase preocupaciones e incluso remedios más fundamentales). Esta interpretación coherente con la propia retrospectiva de Hayek en el prólogo a Economics as a Coordination Problem: The Contributions of Friedrich A. Hayek (1977, p. ix), de Gerald O’Driscoll:
El que parezca en principio posible refundir una gran parte de la teoría económica en términos de la aproximación que he encontrado útil realizar con problemas tan distintos como los de las fluctuaciones industriales y el funcionamiento de una economía socialista me resulta gratificante. (…) El profesor O’Driscoll casi me ha convencido de que tendría que haber continuado con el trabajo que estuve realizando en las décadas de 1930 y 1940 en lugar de alejarme hacia otros problemas que pensaba que eran más importantes.
Por mucho que admiremos los escritos de filosofía política de Hayek, seguimos pudiendo lamentar que “Mr. Fluctuaciones” no mantuviera el rumbo en sus esfuerzos por ofrecer una alternativa completa a la emergente ortodoxia keynesiana.
Referencias
Ebenstein, Alan. (2001) Friedrich Hayek: A Biography. Nueva York: St. Martin’s Press.
Hayek, F. A. (1931) Prices and Production. Londres: George Routledge and Sons, Ltd. [Publicado en España como Precios y producción (Madrid: Unión Editorial, 1996)]
____. (1937) “Economics and Knowledge”, Economica, vol. 4 (nueva serie), pp. 33-54.
____. (1941) The Pure Theory of Capital, Chicago: University of Chicago Press.
____. (1983) Entrevista: “Nobel Prize-Winning Economist Friedrich A. von Hayek” Los Angeles: UCLA Oral History Program (encuaderno en espiral).
____. (1994) Hayek on Hayek: An Autobiographical Dialogue, ed. Ste[jem Lresge amd :eof Wemar. Chicago: University of Chicago Press. [Publicado en España como Hayek sobre Hayek: un diálogo autobiográfico (Madrid: Unión Editorial, 2011)]
Keynes, John M. (1931) “The Pure Theory of Money: A Reply to Dr. Hayek”, Econometrica, vol. 11 (Noviembre), pp. 387-397.
____. (1936) The General Theory of Employment, Interest, and Money. Nueva York: Harcourt, Brace, and Company. [Publicado en España como La teoría general del empleo, el interés y el dinero (Madrid: Editorial Aosta, 1998)]
Mises, Ludwig von. ([1922] 1951) Socialism. New Haven: Yale University Press. [Publicado en España como El socialismo (Madrid: Unión Editorial, 2009)]
O’Driscoll, Gerald, P., Jr. (1977) Economics as a Coordination Problem: The Contributions of Friedrich A. HayekKansas City: Sheed, Andrews, and McMeel, Inc.
Patinkin, Don y J. Clark Leith. (1978) Keynes, Cambridge and the General Theory. Toronto: University of Toronto Press.
Robbins, Lionel, ([1934] 1971) The Great Depression, Freeport, N.Y.: Books for Libraries Press.
____. (1971) Autobiography of an Economist. Londres: Macmillan.
Robinson, Joan (1972) “The Second Crisis in Economic Theory”, American Economic Review 62 (1-2): pp. 1-10.
Publicado el 1 de mayo de 2003. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.
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