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sábado, 8 de noviembre de 2014

La Comisión Europea recorta sus previsiones para la eurozona y presiona al BCE


Peter Spiegel. Financial Times

La Comisión Europea recortó ayer sus previsiones económicas para la eurozona, aumentando aún más la presión sobre el Banco Central Europeo para que amplíe su arsenal de medidas extraordinarias dirigidas a abordar el lento crecimiento y a evitar la deflación.
La predicción de Bruselas, que pronostica que el bloque monetario crecerá sólo un 1,1% el próximo año, frente a la previsión del 1,7% hace solo seis meses, es uno de los indicadores más serios hasta la fecha de que la añorada recuperación de la crisis de la deuda del continente puede estar perdiendo velocidad. La Comisión reconoció que la economía de la UE no sólo estaba «especialmente débil» en comparación a otros países desarrollados, sino que también evolucionaba peor que en anteriores procesos de recuperación de una crisis –y la ralentización corría el riesgo de entrar en un círculo vicioso. «El legado de la crisis está afectando a los estados miembros en distinto grado, pero las repercusiones sobre el comercio y la confianza son importantes», señala.
Las previsiones para Alemania y Francia, las dos mayores economías de la eurozona, fueron las que experimentaron las revisiones más marcadas. El dato sobre el producto interior bruto en 2015 de Alemania, el motor económico de la divisa común, se recortó del 2% en mayo a sólo el 1,1%; Francia pasó del 1,5% al 0,7%.
Las autoridades de la Comisión insistieron en que las alarmantes tasas de crecimiento no tenían que ver con las políticas económicas marcadas por la austeridad de la UE, y señalaron que algunos de los países que aplicaron los programas de reforma más duros crecen en la actualidad con fuerza, aunque desde puntos de partida bajos. Se espera que Irlanda, que salió de su rescate el año pasado, crezca un 3,6% en 2015, el ritmo más rápido de la UE; asimismo, las previsiones apuntan a que Grecia, el perpetuo rezagado de la eurozona, se expandirá un 2,9%.
«La consolidación fiscal es una necesidad», asegura Pierre Moscovici, el nuevo jefe económico de la Comisión. «Pero la pregunta que tenemos ante nosotros es cómo volver a crear esperanza en el proyecto europeo».
Las dificultades que afronta la eurozona para volver a una senda de crecimiento sostenible contrastan claramente con EEUU, donde el segundo y el tercer trimestres fueron los seis meses de crecimiento más rápido en una década, y con Reino Unido, que es una de las economías del G-7 que más deprisa se expande. La Comisión mejoró sus previsiones para Reino Unido señalando que espera que su economía crezca un 2,7% el año que viene.
La Comisión recortó con fuerza sus perspectivas de inflación, señalando que los precios al consumo crecerían sólo un 0,5% este año y un 0,8% el próximo ejercicio. Esto afecta especialmente al BCE, cuyo consejo de gobierno se reunirá esta semana mientras aumenta el temor a la deflación. Las previsiones son aún más bajas que las efectuadas por el propio BCE en septiembre, que vaticinaban una inflación del 1,1% el año que viene.
Jyrki Katainen, el comisario de la UE responsable del crecimiento y el empleo, insistió en que la caída estaba motivada por el descenso de los precios de la energía y los alimentos. «El riesgo de deflación en el sentido de un descenso de los precios generalizado y constante en la eurozona sigue pareciendo muy bajo», sentenció.
Las previsiones podrían resultar problemáticas para Francia. París está inmerso en una lucha con Bruselas en torno a sus presupuestos para 2015, y la Comisión utilizará los últimos pronósticos para evaluar si el Gobierno de François Hollande, el presidente francés, ha violado las normas presupuestarias de la UE al no reducir su déficit lo suficientemente rápido. Se espera que a mediados de mes se dé a conocer una decisión.
Cuando presentó sus presupuestos a Bruselas hace tres semanas, París dijo que no reduciría su déficit por debajo del 3% del PIB el año que viene como se le había exigido en un principio, y que alcanzaría el 4,3%. Pero esas previsiones estaban basadas en supuestos económicos de Francia que preveían que su economía crecería un 1% el año que viene, no el 0,7% pronosticado ahora.
La Comisión señaló que prevé un déficit del 4,5% para Francia el próximo año, aunque aquí no se incluyen algunas de las recientes reformas económicas anunciadas por París. Sin embargo, es probable que Hollande reciba nuevas presiones desde Bruselas para que adelante esos planes.

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