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miércoles, 11 de mayo de 2016

¿A los jóvenes les atrae el socialismo?



 En una reciente entrevista me preguntaron por qué Bernie Sanders, un autodenominado “socialista democrático”, aparentemente había atraído tanto apoyo entre los jóvenes. De hecho las encuestas parecen sugerir que Sanders es el candidato más popular entre la gente de edades comprendidas entre los 18-29 años, y el 51 por ciento de ese mismo grupo de edad parece estar harto del “capitalismo en su forma actual”, según un reciente estudio de Harvard.

Fue hace sólo cuatro años que tantos jóvenes escucharon y apoyaron mi mensaje a favor de la libertad personal, la no agresión, y la no intervención en nuestro propio país y en el extranjero. Yo estaba encantado de que tantos jóvenes se sintiesen atraídos por un candidato cuyo principal mensaje era “no quiero dirigir tu vida.”

El socialismo, por supuesto, es la filosofía opuesta. La filosofía socialista se centra en el deseo de dirigir la vida de la gente. Está diseñado para ser un sistema autoritario. ¿Quién estaría dispuesto a entregar una gran parte de su propia propiedad al estado para redistribuirla a los demás? Ahí es donde entra en juego el uso de la fuerza del gobierno. El socialismo te dice con cuánto de tu dinero te puedes quedar, cómo lo puedes gastar, si lo puedes gastar, cuáles de tus hábitos personales deben ser modificados con el fin de obtener una sanidad “gratuita”, qué conocimientos debes obtener para para poder obtener una educación “gratuita”, y así sucesivamente.

Pero también sabemos que las promesas falsas pueden ser muy seductoras. El socialismo se alimenta de esa debilidad humana a la que le gustaría obtener algo a cambio de nada. Te mereces una educación, le dice el socialista a la gente joven, y yo te daré una de forma gratuita. Nunca le dice al estudiante que él mismo va a pagar su educación mucho más cara a través de un impuesto oculto llamado inflación. O que el estudiante puede “pagar” por su educación con el desempleo tras acabar la carrera, después de que su empleador potencial se viese obligado a echar el cierre a causa de los elevados impuestos que fueron necesarios para pagar todas las cosas que el socialista prometió.

Así que ¿me sorprende que al parecer muchos jóvenes hayan caído en las seductoras mentiras del socialismo? Yo no creo que hayan caído. Ellos se sienten frustrados por un sistema que se les dice que es capitalista. Están molestos por las mismas cosas de las que he estado hablando durante años.

Nuestro sistema actual está lejos de los mercados libres que defendemos en la Escuela Austriaca de economía. Tenemos un sistema de clientelismo, corporativismo, inflacionismo, comercio regulado y administrado en beneficio de intereses especiales, y de la criminalidad de la banca central. Desafortunadamente, debido a nuestro sistema educativo defectuoso y parcial y a la propaganda incesante de los medios de comunicación, a muchos jóvenes se les enseña que todo el lío que ven a su alrededor ha sido causado por el “capitalismo”.

La política intenta hacer que la gente se emocione por un candidato. El nuestro es un esfuerzo que lleva mucho más tiempo. La generación joven que asistió por primera vez a mis rallies en 2007 está ahora en la mitad de sus 20. Ellos están criando a una nueva generación que en muchos casos será educada en casa y fuera de la máquina de propaganda que es la educación pública moderna. Ellos entienden que la revolución de la libertad verdadera no se va a ganar en las urnas, sino en el campo de batalla de las ideas. Ellos continúan aprendiendo la filosofía de la libertad y apoyando a las diversas organizaciones educativas que proporcionan la munición intelectual de nuestra lucha. Estoy más optimista que nunca acerca de que nuestro mensaje se está consolidando y creciendo con raíces profundas. Las ideas realmente pueden cambiar el mundo.

 Contrariamente a lo que muchos quisieran hacernos creer, ¡la revolución de la libertad está viva y sana!

Publicado originalmente el 09/05/2016.
Traducido del inglés por Verónica Santamaría, editoria de revista Libertario.es. El artículo original se encuentra aquí.

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