Todos los políticos en España, salvo Rajoy, siguen apostando por el cambio en esta España tan conservadora y tan poca amiga de experimentos. El que más se esfuerza en tratar de convencer a los incautos electores que aún le quedan es Pedro Sánchez, probablemente el dirigente político que enterrará al partido centenario fundado por Pablo Iglesias.
En lo económico es donde las soflamas políticas de cambio tienen menor viso de verosimilitud
Las promesas de cambio solo esconden una incapacidad para acabar con el régimen corrupto del 78 en España
Esta pulsión de cambio esconde realmente la sensación de incapacidad para acabar con un régimen corrupto que nació en el 78, como continuación de una dictadura criminal que jamás ha sido juzgada y condenada por Tribunales internacionales, como sí se ha hecho con otros países similares. Con estos mimbres, España encara una nueva travesía del desierto económico, por no hablar de la descomposición social, moral y política. Pero en lo económico es donde las soflamas políticas de cambio tienen menor viso de verosimilitud, especialmente si nos queremos mantener dentro deleuro, experimento institucional que va a causar la quiebra muchas empresas y familias, salvo que alguien venga a rescatarlas.
La realidad económica es tozuda y muestra que la economía española, pero también la europea, está condenada al estancamiento secular, como apunta el extremista Larry Summers. Otro comunista peligroso como Ken Rogoff nos recuerda que el exceso de deuda en algunos países europeos, como España, es una losa que no se podrá pagar, mientras que otros activistas radicales como Bernankeo Krugman, nos alertan de la situación de exceso de ahorro global y la existencia de lo que se denomina trampa de la liquidez que explica, entre otras razones, labaja inversión. Por lo tanto, tenemos una mezcla explosiva: por un lado, incapacidad para crecer por factores demográficos, de productividad y exceso de deuda. Pero, por otro lado, un exceso de ahorro personalizado en Alemania que atesora un 8% de superávit comercial, un consumo bajo mínimos y una tasa de inversión ridícula, que contradice a los que siguen defendiendo que el ahorro es condición necesaria y suficiente para que se relance la inversión. Los mismos que defienden que la economía crece no por el impulso del consumo, sino por la inversión, despreciando el papel de la demanda efectiva, de los salarios y por tanto del papel del sector público.
Grecia necesita una quita de deuda ya que no podrá pagar la enorme cantidad de deuda, tanto pública, como privada
Europa se desangra por exceso de deuda, ahorro, baja inversión y trampa de la liquidez
En este contexto, la pertenencia al euro, y sobre todo la dictadura que ejerce Alemania y el BCEsobre los países más pobres, están condenando a gran parte de estas economías a la inanición, como se está viendo estos días en Grecia. Tras expropiar de facto los bienes griegos, con un trasvase de renta y riqueza hacia las aves de rapiña que esperaban a que la fruta estuviese madura, el Presidente del Eurogrupo se descuelga esta semana alertando que Grecia necesita una quita de deuda ya que no podrá pagar la enorme cantidad de deuda, tanto pública, como privada. Tal vez si hubiesen leído a economistas como Rogoff o Richard Koo, los burócratas europeos hubiesen ahorrado mucho sufrimiento a la población griega, a la que han lanzado en un viaje al pasado, quedando a merced de grandes fondos de inversión o entidades financieras para cobrarse las mejores piezas.
El corsé del euro ha arruinado a Grecia y ahora se prepara para una quita de deuda
Sin reglas propias de gasto, sin capacidad de alterar el tipo de cambio y sin política fiscal, estas economías del Sur no podrán aguantar el ritmo que exige Alemania y el BCE. Por eso cobra cada vez más fuerza el escenario de salidas del euro y de la UE de países tan dispares como Reino Unido o Grecia, o incluso, Portugal. Pero también se rebelan contra la arquitectura de la UE, países como Austria o Hungría, las cuales desafían los principios democráticos de la propia construcción europea, retrocediendo en el tiempo, con una vuelta al fascismo más tenebroso, el mismo que seguramente inspira la agresión a la Directora de la revista satírica “El Jueves” en Barcelona.
Por tanto, en una economía sin inflación, con tipos ceso o negativo, sin capacidad de gasto público, y con una economía central con superávit comercial y sin perspectivas de relanzamiento de la inversión, ¿Cómo se puede hablar de cambio en la política económica en España? En este sentido, el único partido coherente y honesto es el PP que promete más de lo mismo, es decir, restricción de gasto, cumplimiento estricto de la regla de déficit y mantenimiento de la reforma laboral, e incluso endurecerla aún más. Esta regla de política económica irá en la línea que defienden economistas como Rallo, es decir el progresivo desmantelamiento del Estado del Bienestar, que adocena a los ciudadanos y los hace vagos, ya que, si son capaces de comprarse por sí mismos un coche o una lavadora, también deberían ser capaces de comprar en el mercado el servicio de salud, educación o pensión, ya que todos nacemos iguales y con las mismas capacidades y posibilidades económicas. Por ende, la desigualdad es fruto únicamente de la provisión pública de bienes y servicios que no permite competir a los ciudadanos y empresas con plena libertad, friéndonos a impuestos que explican por qué unos se llevan su dinero a paraísos fiscales, y el resto simplemente se deja que Hacienda se lo expropie por solidaridad, pero seguimos siendo iguales.
Sin capital físico nuevo no habrá mejora económica global
Es imposible una política económica diferente dentro del euro, por lo que PSOE y Podemos engañan
En resumen, cuando Podemos o el PSOE hablen que es posible otra política económica dentro del euro simplemente cambien de canal, porque es mentira Les están engañando vilmente, lo cual dice muy poco a favor de estas formaciones políticas. No hay ningún margen de maniobra, salvo la broma del Plan Junker de infraestructuras, leyenda que suma dos y tres veces cantidades de fondos ya comprometidas, que apenas variará el escenario de sufrimiento para los parados en España y el resto del Sur de Europa. Está claro que sin capital físico nuevo no habrá mejora económica global, pero como ya he comentado en otros artículos, la caída de la tasa de inversión es estructural y el ahorro alemán también, por lo que ni los salarios subirán, ni mejorarán las expectativas de crecimiento europeo, pero tampoco lo hará la población. Pero frente a esto, lo que también duele es ver el escaso capital humano político que la izquierda presenta en España ante las nuevas elecciones, pero también en el resto de la UE. Y eso sí que la culpa no la tiene Alemania, por lo que los ciudadanos españoles, seguirán huérfanos de dirigentes que les digan la verdad y dejen de soñar con quimeras imposibles de cumplir dentro del euro.
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