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martes, 10 de noviembre de 2015

La Tercera Revolución Industrial y la desigualdad económica: un vistazo al pasado para conocer el futuro

La desigualdad siempre aumenta una revolución industrial en ciernes
 
simon-kuznets.jpgSimon Kuznets. Foto de AFP y Getty
 
La desigualdad económica vuelve a estar de moda. Son muchos los economistas que buscan nuevos argumentos para justificar el incremento de la disparidad de los ingresos dentro de los países desarrollados. Sin embargo, el prestigioso economista Simon Kuznets explicó hace más de 60 años que la desigualdad en la distribución de los ingresos es un proceso normal que ocurre cuando se produce una 'revolución industrial', un fenómeno que cambie los sistemas productivos de las economías. Esta hipótesis podría justificar hoy el incremento de la desigualdad si se acepta el supuesto de que Occidente está presenciando la 'Tercera Revolución Industrial'. Algo que se ha argumentado aquí, aquí o aquí.

Simon Kuznets era un economista de origen ruso (nacido en la actual Bielorrusia) pero que desarrolló gran parte de su carrera en EEUU. Kuznets es alma máter de la Universidad de Columbia, además de haber sido profesor en la Universidad de Harvard y en la Johns Hopkins. Pero el mayor logro de su carrera fue la obtención del Premio Nobel de Economía en 1971. Este economista aseguraba que la desigualdad en la distribución de la renta se incrementó de forma natural durante la Revolución Industrial, algo que pudo argumentar medianamente (por escasez de datos fiables) en países como Reino Unido, EEUU y Alemania.
 
Este economista explicaba que durante el proceso de transformación que conlleva una revolución industrial se producen ciertos cambios en los modelos productivos de los que sólo se benefician, en un principio, unos pocos individuos. A medida que la sociedad se va adaptando al nuevo entorno y el capital humano va adquiriendo las habilidades necesarias para participar en el proceso productivo, la desigualdad de ingresos se reduce gracias al incremento salarial de las rentas más bajas.
 
Esta situación fue aún más evidente en la Primera y Segunda Revolución industrial en "la que el crecimiento de las economías desarrolladas residió en parte por el cambio de la agricultura por una sociedad industrial y concentrada en ciudades. La distribución de los ingresos en la población, podía ser visto como una combinación de la renta de los agricultores y de la población de la ciudad", explicaba Kuznets en su documento Economic Growth and Income Inequality.
 

Cambios en la población

 
La desigualdad estaba protagonizada por dos factores: "La renta per cápita media de la población rural era inferior a la de la población urbana. Por otro lado, la desigualdad de la renta dentro de la propia población urbana era mucho mayor que la existente en la población rural". La desigualdad estaba guiada por el estancamiento de las rentas rurales, el fuerte incremento de las rentas urbanas y dentro de estas el gran incremento de ciertas rentas (las propietarias del capital).
 
Con estos datos y revisando los procesos ocurridos en el pasado, "parece obvio que en los primeros periodos de industrialización, la distribución de la renta sea más desigual que cuando el total de la población era rural y se dedicaba a la agricultura. Esto podría ser especialmente visible en los periodos de industrialización y emigración hacia las ciudades más fuertes".
 
Sin embargo, una vez que la revolución industrial se ha asentado y el capital humano comienza a encontrar su hueco en el nuevo modelo "la desigualdad de la renta comienza a reducirse con fuerza gracias al crecimiento de los ingresos de las rentas más bajas. En la sociedades democráticas, las clase trabajadora de masas goza de un fuerte apoyo legislativo que suele proteger y ayudar a esta parte de la sociedad para que sus rentas se incrementen", explicaba el profesor Kuznets.
 
La visión de Kuznets también es compartida por Nouriel Roubini, profesor de Economía en la Universidad de Nueva York, que explica el proceso de la siguiente forma: "Aunque los economistas clásicos (desde Malthus hasta Ricardo o Marx) creían que la clase trabajadora estaría siempre atrapada en un nivel próximo a la subsistencia porque la oferta ilimitada de mano de obra evita que los salarios reales asciendan por encima de ese nivel, los salarios reales y las condiciones económicas mejoraron notablemente en la segunda mitad del siglo XIX".
 
"En aquel periodo, las innovaciones tecnológicas de la Revolución Industrial conllevaron un aumento del crecimiento de la productividad que fue compartido entre los trabajadores y el capital. Esa relación entre una productividad en aumento y el ascenso de las rentas de la clase media y trabajadora no fue automática en ningún momento. Exigió que los trabajadores tuvieran la oportunidad y las destrezas necesarias para aumentar su propia productividad y poder participar en el aumento salarial derivado del crecimiento de la productividad que ofrecían las nuevas tecnologías".
 
De este modo, Roubini también reconoce que en un principio, los trabajadores tuvieron problemas para beneficiarse de las mejoras traídas por la revolución industrial, algo que cambió cuando la población adquirió "las destrezas necesarias" para participar en el proceso productivo. Un fenómeno similar podría estar ocurriendo en la actualidad. El avance de la tecnología está 'marginando' a un grupo importante de trabajadores dentro del sistema productivo de las economías desarrolladas. Este hecho está siendo una de las causas en el incremento de la desigualdad de la renta en Occidente. Sin embargo, quizá estas personas o sus descendientes logren encontrar un hueco en la economía de la tecnología, según avance este modelo y la población vaya adaptándose a las nuevas necesidades que nazcan del mismo.

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