El esfuerzo fiscal es más alto en nuestro país que en
economías europeas más ricas y prósperas.
¿Por qué España siempre ha tenido una tasa de paro superior a la media
europea? Esa es una de las preguntas que quiere responder el nuevo informe del think tank Civismo. El documento rescata
estudios de la Comisión Europea que revelan que el peso de la fiscalidad en
nuestro país "es excesivo, especialmente en el caso de las cotizaciones a la
Seguridad Social. Por ello, es recomendable reducirlas para lograr que baje el
paro".
Según denuncia Civismo, cuando consideramos todas las cargas fiscales que
gravan el trabajo, vemos que un sueldo de 1.679 euros netos paga en
España un tipo impositivo real del 40,7%, a la altura de países como
Suecia o Finlandia... pero con la diferencia de que la renta media en dichos
países es un 70% superior que en nuestro caso.
La comparativa es aún más sangrante si nos fijamos en Dinamarca,
Luxemburgo, Noruega o Irlanda. De acuerdo con el estudio que firma la economista
Cristina Berechet, "estos países también tienen niveles de renta media muy
superiores a los que observamos en España, pero la fiscalidad observada es mucho
más reducida, se mueve entre el 28% y el 38%".
El esfuerzo fiscal real que soportamos en España
Civismo ha calculado el esfuerzo fiscal real que soportan los trabajadores
españoles en función de ocho diversos niveles de ingresos:
Como se ve en la gráfica, "el tipo impositivo real refleja una gran
progresividad en los primeros niveles de renta, subiendo desde el 27,9% para un
trabajador que no llega a mil euros al mes hasta el 44,1% para un sueldo bruto
anual de 43.000 euros. A partir de este nivel, el tipo impositivo real es
regresivo: de modo que el tipo baja hasta el 42,69% para un sueldo bruto de
65.000 euros anuales, y vuelve a subir hasta 43,74% para un sueldo bruto de
100.000 euros".
Civismo explica que países como Bélgica, Canadá, Dinamarca, Finlandia,
Islandia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Noruega, Suecia, Suiza, Reino Unido,
Estados Unidos, Portugal, Estonia, Hungría o Chile plantean un escenario fiscal
opuesto al de España, abogando por reducir el peso relativo de las cotizaciones
sociales en favor de IRPF e IVA.
Pero el informe también destaca la opacidad del modelo español, en el que
sobre una cotización del 37,38%, apenas 6,25 puntos vienen reflejados en la
nómina de los trabajadores mientras que los 31,13 restantes corren a cuenta de
los empleadores, con la consecuente falta de transparencia fiscal.
El resultado es que un 59% de la carga fiscal que soporta el empleo en
nuestro país queda "oculta" a los ojos de los contribuyentes, trasladando la
idea de que su esfuerzo fiscal es menor de lo que podría parecer:
Según
denuncia Civismo, "de este modo, el trabajador desconoce la cantidad exacta de
impuestos que soporta, ya que parte de sus ingresos se disfrazan como un
gravamen pagado por el empleador de los beneficios empresariales. Aunque las
cotizaciones a la Seguridad Social son la principal fuente de ingresos del
Estado Español, los contribuyentes no son conscientes de dicho peso porque la
mayor parte de estas contribuciones recaen sobre las empresas".
¿Quién paga las cotizaciones?
La cotización del trabajador a la Seguridad Social se retiene directamente de
su sueldo bruto. No obstante, la pregunta es ¿quién soporta la cotización que
paga el empresario por encima del sueldo bruto del trabajador? Como apunta
Civismo, "la literatura económica no ha llegado a un consenso pero sí
hay una aceptación clara de que todo o casi todo el peso lo soportan los
trabajadores en forma de sueldos más reducidos, precios más elevados y
mayor desempleo".
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