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lunes, 5 de octubre de 2015

El paro en EEUU retrasa las subidas de tipos hasta marzo, según el mercado

El dato de desempleo de septiembre en EEUU, peor de lo esperado, ha retrasado radicalmente las expectativas de la primera subida de tipos hasta marzo, e incluso hay quien la sitúa más tarde

Foto: La presidenta de la Fed, Janet Yellen, abandona el estrado en su reciente conferencia en la Universidad de Massachusetts (Reuters)
La presidenta de la Fed, Janet Yellen, abandona el estrado en su reciente conferencia en la Universidad de Massachusetts (Reuters)

 
Después de perder la gran oportunidad de septiembre para iniciar la salida de la política monetaria ultralaxa de los últimos años, Janet Yellen, la presidenta de la Reserva Federal, cada vez lo tiene más difícil. Aunque el 24 de septiembre aseguró que lo más probable sigue siendo que las alzas de tipos comiencen este año, el mercado no la creyó y situó la mayor probabilidad de la primera subida en enero. Y el dato de empleo conocido el viernes pasado, mucho peor de lo esperado, ha retrasado aún más la expectativa del mercado, que ahora se sitúa en marzo como muy pronto.
 
Según los futuros sobre los 'Fed funds', los activos que inyecta la Reserva Federal en la banca como liquidez, la probabilidad de un alza en la reunión del 28 de este mes ha caído hasta el 10%. Y la de diciembre -la fecha que parecía más probable dado que hay comunicado y rueda de prensa tras la reunión del Comité de Mercado Abierto- también se ha rebajado hasta el 37%. Pero lo más llamativo es que esta probabilidad tampoco supera ahora el 50% en el caso de la reunión del 27 de enero, sino que se ha reducido hasta el 44,6%. Sólo en la de marzo supera el 50% de posibilidades (59%) y ya parece claro que la subida no llegará más tarde de abril (62,3%).
 
El problema es que, con esta dinámica, cada vez que salga un dato económico malo en EEUU, se retrasará aún más la expectativa del inicio de subida de tipos. Y eso significa que Yellen cada vez lo tendrá más difícil porque será más y más complicado justificar el endurecimiento con una economía norteamericana deteriorándose. Lo mismo ocurrirá si los datos en China confirman la temida ralentización; hay que recordar que este temor fue la justificación para aplazar la decisión en la reunión de septiembre.
 
El problema es que, si entra en esa dinámica de continuos retrasos, crece el riesgo de lo que el mercado ha dado en llamar 'QE Infinity', es decir, de que se prolongue indefinidamente la política de tipos cero y de medidas monetarias excepcionales (en este caso fuera de EEUU, ya que allí sí las han retirado) en un círculo vicioso cada vez más difícil de romper. Con el corolario de unos mercados totalmente dependientes de los bancos centrales y sin percepción real del riesgo por la imposibilidad de que éstos retiren nunca los estímulos.

El optimismo del mercado tiene grandes riesgos

Precisamente, la reacción de las bolsas a estos acontecimientos resulta bastante confusa. El viernes, nada más conocerse el dato, los índices se derrumbaron por el temor a una ralentización importante en EEUU. Pero poco a poco se recuperaron hasta cerrar en positivo. Y el lunes se dispararon en Asia y Europa precisamente por este retraso de las expectativas de subida de tipos por parte de la Fed. Es decir, parece que pesa más esa confianza absoluta en los bancos centrales que el riesgo de un frenazo en la recuperación mundial. También se puede interpretar como una subida de alivio ('relief rally') porque menos mal que Yellen no llegó a disparar, es decir, habría sido mucho peor un dato de paro malo tras una subida de tipos.
 
¿Está justificada esa reacción? Esa es la gran pregunta. Porque el mercado se encuentra atrapado entre dos riesgos opuestos. Por un lado, el de pasarse de pesimista, es decir, que el alza de tipos llegue antes de lo que están descontando los futuros; éste es el escenario por el que apuesta Barclays, que recomienda tomar posiciones para beneficiarse de esta posibilidad. En el otro extremo, el peligro de que la ralentización económica sea más grave de lo que se teme y pille a los bancos centrales -en especial la Fed- sin armas con que hacerla frente. Algo que ya se está viendo en Europa, donde el QE de Mario Draghi ni ha incrementado el crédito ni ha alejado la deflación. Ni tampoco ha impedido la caída de las bolsas en el tercer trimestre

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