El papel de las agencias de 'rating' es puesto en cuestión de manera recurrente. En algunos ámbitos, con ejemplos recientes, se llega a plantear incluso la posibilidad de prescindir por completo
El papel de las agencias de 'rating' es puesto en cuestión de manera recurrente. En algunos ámbitos se llega a plantear incluso la posibilidad de prescindir por completo de los 'ratings'. Desde Axesor, obviamente consideramos que los 'ratings' son necesarios y tienen un efecto muy beneficioso sobre las empresas u organismos que son objeto de calificación. Aunque un 'rating' nunca puede ser considerado como una recomendación de inversión, lo cierto es que gracias a estos informes los inversores cuentan con un examen objetivo, exhaustivo y riguroso sobre los activos que podrían considerar para incorporar a su portfolio. Y es que conocer es clave para poder decidir correctamente. A continuación, vamos a abordar tanto las ventajas de tener un 'rating', como los inconvenientes de no contar con él.
En primer lugar, prescindir del 'rating' hará que los inversores que, por ejemplo, tengan en su cartera deuda que deja de ser calificada pierdan una valiosa fuente de información que les puede ayudar en sus decisiones de inversión. Por otra parte, puede encarecer el coste de refinanciación, ya que probablemente algunos inversores se verán obligados a vender, porque sus estatutos prohíben adquirir activos que no estén calificados, como sucede en el caso de los fondos y seguros de pensiones. Al mismo tiempo, no tener cobertura de 'rating' también encarece los costes por el hecho de que los inversores tienden a desconfiar de la deuda que no está calificada. Por otra parte, aunque muchos inversores tienen capacidad para hacer su propio análisis, la deuda no calificada pierde atractivo (es decir, de nuevo hablamos de sobrecostes de financiación) al no poder ser comparada con otras alternativas que sí que cuentan con un 'rating'.
Por otra parte, generalmente se vincula a los 'ratings' exclusivamente con la emisión de títulos de deuda, cuando no es así necesariamente. Contar con un informe de 'rating' no solo sirve para obtener financiación a través de la emisión de deuda, también permite mejorar la posición negociadora frente a las entidades financieras en términos de condiciones, costes y plazos de los préstamos bancarios. Algunos de nuestros clientes han logrado mejorar las condiciones de sus créditos gracias al hecho de estar calificados, ya que así podían demostrar su capacidad para acceder a otras fuentes de financiación. En definitiva, tener un 'rating' ofrece unas ventajas indudables.
El examen de rating incentiva la implementación de una sana disciplina financiera muy positiva para la gestión corporativa
Para empezar, los 'ratings' ayudan a las políticas de internacionalización de las empresas, ya que en la mayoría de los procesos de licitación en el extranjero se exige un 'rating', incluso para aquellos que quieran participar en los proyectos como meros proveedores. Adicionalmente, el examen de 'rating' incentiva la implementación de una sana disciplina financiera muy positiva para la gestión corporativa. Dado el ejercicio de transparencia que supone, el ser objeto de 'rating' fortalece la confianza y la relación con los 'stakeholders', es decir, con todas aquellas personas o entidades que se ven afectadas por las decisiones de la empresa o inciden en ellas. Desde un punto de vista de la gestión interna, el informe de calificación de solvencia financiera proporciona una opinión independiente que resulta muy valiosa para el equipo directivo de la sociedad evaluada.
En todo caso, para cualquier empresa siempre es deseable tener abiertas varias opciones de financiación y no depender exclusivamente de los tradicionales préstamos bancarios. De hecho, la excesiva bancarización del tejido empresarial es una de las causas por las que la crisis económica ha sido más profunda y duradera en España que en otras economías similares de nuestro entorno. La crisis ha alumbrado nuevas fórmulas de financiación, como el 'direct lending' o el 'private placement', además de proporcionar el argumento perfecto para que España se dote por fin de una industria de mercado de capitales. En este sentido, creemos que los 'ratings' son una herramienta que puede ayudar claramente a obtener un mix de financiación más equilibrado y que haga a la sociedad calificada menos vulnerable a las constantes fluctuaciones de los ciclos económicos.
Ahora bien, es preciso garantizar que no se incurre en conflicto de intereses a la hora de realizar acciones de calificación y al mismo tiempo se debe diluir el carácter de riesgo sistémico del 'rating', que en ocasiones ha actuado de factor desestabilizador del mercado. Para ello, sería deseable que en los estatutos de los inversores institucionales no figurasen cláusulas como aquellas en las que se hace referencia a 'ratings' emitidos por agencias concretas, o aquellas en las que se establecen unos umbrales mínimos de calificación por parte de unas agencias específicas, por debajo de los cuales la venta es obligatoria. La situación ideal sería aquella en la que un gestor pudiera valorar la opinión de una serie amplia de agencias de calificación, analizar los 'drivers' de los informes y tomar una decisión propia, independientemente del nivel al que esté el 'rating' emitido por una agencia determinada.
La elaboración de un 'rating' puede generar reticencias elevadas por parte de la sociedad que va a ser evaluada, dado el caudal de información sensible al que tiene que acceder la agencia para poder realizar su valoración. Pero al final, los beneficios que genera una calificación para la entidad sometida a examen superan con mucho a los que pueda aportar mantener un perfil de opacidad.
*Adolfo Estévez es director de AXESOR RATING
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