Los señores del petróleo se ven las caras en una mesa marcada por la caída libre de los precios del barril hasta el entorno de los 50 dólares desde junio de 2014 y la guerra interna en el seno de la OPEP
Viena se ha convertido en un auténtico tablero de ajedrez y cualquier movimiento que se lleve a cabo, en uno u otro sentido, afectará al mundo entero, desde las grandes magnitudes económicas hasta el más humilde de los hogares. Y es que los señores del petróleo se ven las caras miércoles y jueves en una mesa marcada por la caída libre de los precios del barril hasta el entorno de los 50 dólares desde junio de 2014 y la guerra interna en el seno de la Organización de Países Exportadores de Petróleo.
No en vano, el guión sigue siendo exactamente el mismo que el de hace un año y que el del pasado mes de junio. En ambas ocasiones se decidió mantener la producción en los niveles récord en los que se encuentra a pesar de que el desplome de los precios del crudo ha puesto en un brete a algunos productores, como es el caso de Venezuela, que lleva meses presionando al cartel para que permita un repunte del barril que de algo de oxígeno a su asfixiado presupuesto.
Sin embargo, Arabia Saudí, hasta hace poco mayor productor de petróleo del mundo, sólo superada por Estados Unidos, no está dispuesta a permitirlo. Y es que ésta es, precisamente, la clave de lo que está ocurriendo. Los principales productores están más preocupados por mantener cuota de mercado de cara a una nueva era, en la que las nuevas tecnologías han permitido a EEUU hacerse con la hegemonía del petróleo gracias al shale oil, que por los ingresos.
Es más, países como Arabia Saudí pueden permitirse precios, incluso, más bajos que los actuales, que rondan los 50 dólares por barril, y seguir obteniendo beneficio. “La OPEP no reduce la producción porque sabe que EEUU puede jugar mucho tiempo a este tira y afloja” explica Javier Urones, analista de XTB.
Por este motivo, por mucho empeño que pongan países como Venezuela, que intente hacer valer su mayor peso moral como fundador de la organización para recortar la producción, todo apunta a que las cosas van a seguir como están. La extracción de barriles diarios en máximos a pesar del problema de sobreoferta del mercado y debilidad de la demanda como consecuencia de la ralentización de la economía global y la crisis del principal importador de crudo: China. Esto se está traduciendo en nuevas caídas en el mercado que sitúan el Brent europeo en los 48 dólares y el Texas en la barrera de los 45 dólares por barril.
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